VIERNES Ť 6 Ť JULIO Ť 2001
Travolta, vivir en Hollywood
Enemigo del encasillamiento, conquista la libertad para elegir sus roles
MARIANNE RUUTH ESPECIAL PARA LA JORNADA
hollywood, 5 de julio. John Travolta es una persona tan sencilla que concede espontáneos abrazos a perros, niños, entrevistadores... Es un hombre con tacto, cálido y muy accesible. Parece tener el control total de su personalidad debido al equilibrio espiritual y mental que tiene consigo mismo.
Relajado y con una apariencia desenfadada que le hace verse con buena figura luego de su caracterización en la película Swordfish (dirigida por Dominic Sena y próxima a estrenarse en Estados Unidos), dice que "cualquier cosa que hagas por una razón, siempre se puede hacer de forma sencilla".
En Nueva York fue la reunión para hablar sobre su más reciente filme, una historia que tiene lugar en el mundo del ciberespacio y en la que Travolta interpreta a un carismático y peligroso espía que planea financiar su propia banda de terrorismo internacional y que sabe que el gobierno esconde fondos que él puede robar.
Pero, Ƒresultará riesgoso para una estrella de cine interpretar a alguien que no es un buen tipo? Harrison Ford dijo recientemente que la audiencia encontró difícil asimilarlo en tales roles. No obstante, Travolta lo ha hecho en Broken arrow, Pulp fiction, Battlefield Earth y ahora en Swordfish. "Es un riesgo la primera vez -dice-. Pero James Cagney lo hizo, y Bogart también. Una vez que tú lo has hecho, lo vuelves a hacer. Mi caracterización en Pulp fiction fue más bien ambigua e interpretativa, y en ocasión de Broken arrow, que fue totalmente malvada, me envolvió; hubo una ranura para eso. Después de ese punto sentí que tenía la elección para actuar como bueno o como malo, lo cual es un lujo realmente".
Travolta luego pasa a hablar sobre Hugh Jackman -coestelar de Sword-fish-, con quien desarrolló una gran relación y con el que se ponía a cantar entre toma y toma. "Es un gran cantante. Nos divertimos mucho, amo al tipo. Nuestra relación de trabajo fue genial. Yo lo veo como la continuación de Clint Eastwood y Sean Connery. Es extraordinario porque puede desarrollar bien cualquier papel".
Esto nos lleva al otro lado de la personalidad de Travolta: quien lo conozca desde hace años y haya estado al tanto de los altibajos de su carrera, nunca lo habrá escuchado hablar mal de alguien ni sobre las envidias o controversias tan comunes en el mundo de Hollywood y sus personajes. "No tengo por qué ser envidioso o celoso de algo o alguien. Tengo una maravillosa vida. ƑCompetencia? Me he olvidado de eso a lo largo de los años. Yo sólo compito conmigo mismo. En algún momento en el pasado tuve competencia con alguien más, pero no funciona. Es como una carrera de autos. Si te tomas algún tiempo para echar un vistazo, si hay alguien más, puedes flojear y perder. Así que en mi lugar de trabajo, como te digo, sólo compito conmigo mismo, pero en un juego. Soy bastante competitivo. Intenta jugar crucigramas conmigo y ya verás".
Una Oración Americana
El Alarido de la Mariposa
Ť Patti Smith Ť Traducción Francisco Oyarzábal
I
El sueño
El hombre, un niño cambiado por otro, atraviesa el radiante desierto del oeste americano. Hay un temblor, una grieta. Cae cuan largo es. Ríe. Clave su verga en la ahíta urdimbre y expele su semen de confianza y repulsión en la roja vena del yermo. Ya no emerge. No se yergue. Su verga queda atrapada en las fauces de la aridez. Gestos del sonido omitiendo sonido. Ante la presencia de Dios debe haber silencio. Lengua conectada el transistor emite ondas. Playas plastificada a pocos pasos. Canción en la radio: James Brown/ es el mundo del hombre/ al final/ está perdido/.
Pero no callado. En esta ocasión los gestos explotan dentro de la música. Dentro de la violencia. No se establecerá en un bienaventurado apuro. El no es de occidente. Es los retorcidos despojos de Estados Unidos. No desea la paz, sino un pedazo. No, no silbes, se bueno, cierra la boca, quiere una rebanada de otra vida todavía.
Diles, James, cómo rezamos sólo a gritos.
Cuéntales, Jim, de la agobiante carga de la mutación.
Detrás de su espíritu, una corona de espinas gira y va a parar en la cabeza de otro. El perfecto centro eterno. El inmóvil salvador. Conmovedor. En búsqueda de su propia perfección, el hombre rechaza no el conocimiento de él, sino la idea de él como supremo intermediario. El hombre es un artista. El artista mercader independiente que forcejea con la imperfección del deseo. El deseo de comunicarse con su padre frente a frente.
Jim Morrison era un artista así. Miembro de la ruda orden de los vociferantes celestiales. Alguien que despedazaría a su propio hermano para introducir su lengua en la boca de su progenitor. El beso absoluto y caricia de la muerte. El artista abraza a su creador.
Ultimo incesto.
II
Deberíamos devorar este documento
Aparece un heraldo. Cinta de audio en un sobre corriente. Ninguna información en la superficie. Ni clave para desenvolverla. La llevamos en nuestro camino. Holiday Inn. Alba. Sacamos la cinta y la tocamos en el estero porque sirve de arma para apuntar, abrir fuego y hacer más que agujeros verídicos en esa terrible máquina que el hombre continúa llamando radio.
Las razones de resistirse eran límpidas, soberbias. Era el instinto por proteger la vulnerabilidad del artista. El respeto por su privacía, y por sobre todas las cosas: su orgullo. Hay algo ligeramente sacrílego al observar al artista en manos extrañas. Como ver hilos de titiritero por encima de Hanl Williams o en el examen de un cadáver.
No obstante, el aura de Jim Morrison es suficientemente fuerte y acoraza su obra contra la manipulación excesiva. A pesar de ciertas imperfecciones Una Oración Americana ha sido delicadamente unida con obsesiva devoción. Los yerros y defectos recaen en las limitaciones olvidadizas de sus amigos, y ocasionalmente, en el bardo mismo. Porque, a semejanza de Sterling Hayden, es poseedor de un bizarro sentido del ritmo. Digamos que es algo regional. Supongo que algo así como las elucubraciones de los poetas beat de California... ese lenguaje lujurioso a la Michael McClure... ese extravagante modo.
Los habitantes de la ciudad de Los Angeles danzan. Sin embargo, lo mejor en la costa oeste es Wal Whitman. Un sujeto chapado a la antigua que habla con potestades divinas.
En los tiempos bíblicos podría haber encarnado en Moisés o en Sansón y elegir profetas enloquecidos. Ahora el drama de su intensidad parece obsoleto. Anticuado en su pasión e inocencia como en West Side Story o Las Viñas de la Ira. Pero siempre fue anticuado, dicho en el sentido más prosaico, cuando vivía. Era más grande que la vida misma y objeto de burlas. Risible para los que lo juzgaron en el tribunal, pero amado por la audiencia. Poseía al amor como arma e igualmente era dueño de un extraordinario sentido del humor. Había algo en él de John Ireland. Empero, ni el sicario, ni nadie, es culpable de asesinar a un extraño.
Un muchacho negro pierde el paso de baile en la última pieza, voltea de súbito y profiere un verso: "Podríamos planear un homicidio o instaurar una religión".
Su fatídico error fue que su preciosa epidermis era membrana tenue que albergaba sangre de poeta. Comprometió su lealtad al verbo, al lenguaje, hasta el fin. Y este lo forjó a él desde el fondo. Ulteriormente lo exilió. El verbo al igual que él es obsolescencia en nuestra época y en la radio.
ƑY qué harán con Jim?, Ƒcon su oración?, Ƒdónde encaja tal individuo? Permanece en la tradición de aquellos hombres que no son sobornables, que viven un tiempo prestado, que se desintegran ipso facto como sal bajo lluvia. ƑComprimirán una porción de Jim Morrison entre los grupos Abba y Boston sacrificando su verga en el altar del silencio?
En el otro lado de la frecuencia AM pura, está el Arte puro. Y ahora en la liquidada FM, Ƒdónde lo ubicarán?
Como sus amigos añoraron juntar sus despojos, y así la gente lo preserve, por eso vale la pena luchar por los derechos del poeta más agresivo, más vigoroso de nuestra generación.
Una Oración Americana documenta un fragmento de la pasión de Jim Morrison. No es el arte que él hubiera deseado, pues nada póstumo es perfecto. No es el cuadro completo, sin embargo, el mejor episodio de la travesía queda intacto. Es como hallar un lienzo de Diego Rivera debajo de un tanque industrial, es tesoro exhumado. Nos invade un sentimiento de culpa, y a la vez, agradecemos el avistamiento. Son partituras de una sinfonía o un ritual. Movimiento postreros que se prolongan, penetran. Información novísima, interesante, inspiradora munición; de valía.
Material suficiente para filmar una película. Aunque lamento profundamente que no me contraten para personificar el papel de un actor al que no le presentan dinero.
Un niño es como una flor
Su cabeza flota en la brisa
Jim Morrison
El artista es bendecido con la maldición del incesante trabajo. Bajo el génesis de su obra deslizamos las manos. Nos ocultamos presurosos. Edificamos una balsa. Y navega la obra.
El artista no debe ser obstaculizado. Ni censurarse sus alaridos, alterarlos o suprimirlos. Sirve a las edades medidas, al siglo final, al absorbente cosmos. Provoca escozor, es lágrimas sacrificial, a la atrapada en la palma de la mano derramándose en la llanura como sangriento crepúsculo en las tierras del oeste.
Una Oración Americana resuena en el silencio que rodea al capullo de Dios. Duerme. Hiberna. Espera ser un niño suplantado por otro, y aguarda también, la elegancia de su transfiguración.
Tomado de Creem