LUNES Ť 9 Ť JULIO Ť 2001
Finaliza el ayuno en la Plaza Muerta
Lumbrera Chico
Para los aficionados a la fiesta brava, parece estar a punto de concluir el ayuno al que permanecieron sometidos en los últimos meses. El pasado viernes, al salir de una reunión con los miembros de la Asociación Mexicana de Empresarios Taurinos (AMET), el autodenomidado "promotor" de la Monumental Plaza Muerta (antes Plaza México), el coprolálico Rafael Herrerías Olea, dio a conocer que el próximo domingo 15 de julio, o a más tardar el 22, comenzará la temporada menos chica (o sea, la de novilladas) en el abandonado coso de Insurgentes.
Como todos los años, Herrerías fabricó un conflicto artificial para ganar tiempo y ahorrar dinero. En esta ocasión, la pataleta consistió en exigir, en forma "irrevocable", la reducción del porcentaje que la empresa de la México paga por corrida (4 mil pesos) a la Asociación Nacional de Matadores de Toros, cantidad que se destina a las labores de beneficiencia y solidaridad del gremio.
Durante dos meses, el ex guardaespaldas de Manolo Martínez regateó con los representantes de los toreros, a quienes pedía que redujeran esa cuota a la mitad, igualándola a la que cobran en las demás plazas de primera categoría (sic) de la República.
El asunto quedó en un aumento de 8 por ciento, equivalente a 320 pesos que el magnate finalmente aceptó sin chistar, después de tratar de conmover a tirios y troyanos con el cuento de su indecible pobreza.
De este modo se despejaron los "gravísimos" obstáculos que impedían la celebración del serial de verano. Ahora, sólo falta por saberse -pero se aclarará en estos días, pasado mañana cuando más-, si la plazota se reabre este domingo venidero o el siguiente.
Entre los importantísimos logros acordados por Herrerías y Juan Arturo Torreslanda -presidente de la AMET- se establecerá un intercambio entre la Plaza Muerta y las provincias para que ''cuando surja un novillero interesante en un pueblo, venga a la capital y viceversa", explicaron a dúo el coprolálico y su oficioso vocero, como si lo anunciado fuera la gran cosa.
Martínez visto por un psiquiatra
En la entrega del pasado lunes, publicamos aquí un retrato psicológico de Herrerías, en el cual se afirma que se considera a sí mismo un "vengador" de Manolo Martínez.
-ƑPor qué un vengador?
El doctor José Luis Lacalle responde:
-Para nadie es un secreto que Manolo padecía de una acusada tendencia maniaco-depresiva que expresaba mediante una constante agresión a sí mismo a través del alcohol y de otras compensaciones autoderogatorias. Para Herrerías, el sufrimiento del maestro no se originaba en transtornos de la personalidad, fácilmente identificables para un profesional con adecuado entrenamiento, sino que los veía como agresiones producto del medio externo, intolerables e injustas. Por eso, durante la etapa de decadencia del gran Manolo, Rafael organizó una especie de guardia pretoriana, formada por delincuentes que golpeaban en los tendidos a los aficionados molestos con el mal desempeño del ídolo.