viernes Ť 13 Ť julio Ť 2001
Jaime Martínez Veloz
La lucha continúa en Tijuana
Al término de la jornada electoral en Baja California y después de tener en nuestro poder la mayoría de las actas de cómputo, con la abstención más alta de los últimos años en Tijuana, la ventaja es para la Alianza por Baja California, por lo cual, será ésta la que estará al frente de la administración pública durante los próximos tres años.
Nuestra participación en el proceso electoral fue resultado de una decisión de amplios sectores de base del PRI. Trabajadores, profesores, colonos, profesionistas, comerciantes, pequeños y medianos empresarios, y dirigentes políticos, ante la evidente incapacidad del PAN-gobierno para enfrentar los problemas estructurales de la ciudad, concluimos en la necesidad de encarar las elecciones, en medio de las condiciones internas más complicadas en la historia del PRI en Baja California y generar un movimiento social con una actitud que traspasara las fronteras del partido.
Por ello propusimos la construcción de una amplia alianza con las otras fuerzas políticas del estado, misma que no se concretó, por las mezquindades de algunos segmentos de nuestro partido y de otros partidos, salvo el PT. En la práctica, el rechazo a la alianza abrió la brecha para el triunfo pírrico de la derecha.
No obstante las dificultades internas del PRI, agravadas por las deserciones y traiciones de distinguidos priístas, logramos desarrollar un proceso que reunificó a la base del partido, en una campaña atractiva, imaginativa y creativa que aglutinó a nuestra militancia en torno a un proyecto que propusimos a la sociedad tijuanense como Alternativa de Poder.
No contendí contra un candidato, luché contra una maquinaria que no escatimó el dispendio de recursos públicos y la utilización de los fondos del estado en favor de los candidatos de su partido.
En el fenómeno del abstencionismo todos tenemos responsabilidad; el PRI no puede eludir la suya, pero la principal recae en el gobierno y su partido, que han creado en la población, gracias a su incapacidad, un enorme desánimo social y una gran desesperanza.
A pesar de los resultados electorales, tenemos un partido movilizado, con estructura de base y con esperanza en el futuro. Una base con la que me identifico plenamente y con la cual establecí el compromiso de consolidar formas de lucha por conseguir mejores condiciones de vida para ellos y sus hijos.
Por ello, agradezco con toda mi alma y reconozco el trabajo desarrollado por nuestras brigadas y simpatizantes, que se incorporaron a esta lucha con el corazón y sus convicciones por delante. No tengo palabras para describir la emoción con que se entregaron a esta campaña las brigadas del Sindicato Gastronómico, las de la COR, las de los choferes, las de las colonias populares, las de los estudiantes, las de la CROC, las de la CROM, las de la CTM de La Mesa, las del sector popular, las de los maestros, las de las organizaciones no gubernamentales, las de las mujeres y las de tantas y tantas personas que se incorporaron libremente a esta campaña que nos reunificó a los priístas alrededor de un proyecto.
En especial, quiero hacer un agradecimiento muy sentido a los niños de Tijuana, que tanto me apoyaron en esta campaña. No les voy a fallar.
Esta etapa de la lucha ha terminado el día de ayer, pero faltan muchas por venir; lo primero que haré será emprender un recorrido por los lugares donde recibí el apoyo y la solidaridad de miles de tijuanenses, que me acompañaron en esta etapa tan difícil, pero enriquecedora en mi vida personal y del destino de la Tijuana que tanto queremos. Con ellos, mi compromiso indeclinable de seguir luchando por sus justas causas.
Aceptamos el resultado de las urnas, pero ello no significa una derrota moral ni mucho menos una claudicación de nuestros principios y valores; seguiré luchando al lado de mis compañeros de partido y de la sociedad tijuanense y no descansaré hasta que construyamos una posibilidad real por que el gobierno de Tijuana sea un verdadero garante de la estabilidad y la seguridad de los ciudadanos.