DOMINGO Ť 15 Ť JULIO Ť 2001
Antonio Gershenson
Vidas Ƒparalelas?
Hay un cierto paralelismo entre lo que sucede con la economía de nuestro país y lo que se observa en la de Estados Unidos. Claro, sólo hasta cierto punto.
En el país vecino, a seis meses de rebajas en las tasas de interés con la intención de revertir la sostenida baja en el ritmo de crecimiento económico, el aumento del precio del dólar frente a las monedas de Europa y Japón frena esa posible reactivación. Los productos estadunidenses son caros cuando se les quiere vender en esas otras naciones. Varias de las principales compañías de este mismo país citan, entre las causas de su baja de utilidades o de sus pérdidas, esta paridad monetaria.
El dólar caro les ayuda a que los precios no suban más rápido, debido a las importaciones baratas; pero éstas, junto con la baja de exportaciones, afectan su balanza de pagos. Algo similar sucede con el turismo: sus turistas van más a Europa y Japón, pero los de estos lugares van menos a Estados Unidos. Uno de los resultados para este país es el aumento sostenido del desempleo. Y esta situación recesiva afecta a los países que dependen de sus exportaciones a ese mercado, el mayor del mundo. No sólo se trata de Argentina ni sólo de Brasil, que han recibido más atención de las agencias de prensa. Singapur, por ejemplo, entró en lo que se llama recesión técnica, al bajar por segundo trimestre consecutivo su producto nacional bruto.
Una razón medular de que el dólar suba de precio es que los Bonos de la Tesorería de su país de origen se han convertido en un atractivo para inversionistas de todo el mundo. La suma de los intereses que pagan, que no son muy altos pero sí más que los de otros títulos similares en otros países del llamado Primer Mundo, más el precio creciente del dólar, atraen el dinero del exterior para su compra.
Todo esto debe sonarnos familiar, porque algo similar ha sucedido en México. El peso ha subido incluso en relación con el dólar, ya no digamos en relación con otras monedas "fuertes". Eso atrae dinero del exterior, que a su vez ha hecho que el peso suba más... hasta cierto momento. El cambio de paridad ha frenado las exportaciones y abaratado las importaciones. El turismo del exterior se desploma y el número de mexicanos que viaja, ya no sólo a Estados Unidos sino a Europa y otros lugares, va en aumento. La producción agrícola e industrial está bajando a lo largo de todo este año, sólo el sector de servicios, especialmente el financiero, mantiene crecimiento, sobre la base operaciones especulativas que no implican aumento en la producción ni mayor empleo. El desempleo se dispara.
El dinero del exterior ha entrado a comprar, sobre todo, bonos de deuda gubernamentales, como Cetes y Bondes. La motivación: el efecto de las tasas de interés, más bajas que antes, pero más altas que las de los Bonos de la Tesorería del país del norte; sumadas al tipo de cambio en el que el peso sube y el dólar baja... hasta cierto momento.
La crisis de Argentina, las dificultades en otros países del llamado Tercer Mundo, empiezan a sembrar dudas entre los inversionistas, que van prefiriendo la mayor seguridad de los mencionados Bonos de la Tesorería. El reciente aumento en el precio del dólar en pesos puede ser o no duradero, pues el gobierno cuenta con amplias reservas de divisas con las que puede prolongar la agonía del peso. Sin embargo, muestra la inestabilidad de la situación económica de nuestro país: el único sector de la economía que no ha entrado en crisis, el financiero, puede hacerlo en cuanto el costo político para el "nuevo" gobierno sea mayor que el que está dispuesto a pagar. Hasta el momento, ese gobierno electo mantiene al frente de la economía del país a viejos tecnócratas a los que nadie eligió, con una política económica que causó la pérdida del poder por el PRI, el cual ya abandonó esa política después del fracaso que le causó, y a la que se ha querido mantener viva con respiración de boca a boca, pese a que su olor a cadáver es cada vez más difícil de soportar.