domingo Ť 15 Ť julio Ť 2001

José Agustín Ortiz Pinchetti

ƑPodrá surgir una gran alianza de centro izquierda?

Se está hablando y escribiendo con excesiva frecuencia del posible surgimiento de una nueva conformación socialdemócrata con capacidad para gobernar México en un futuro próximo. Son numerosos los encuentros para ese fin entre políticos que se asimilan a esa posición. Cabría preguntarse si hay condiciones para que eso sucediera y cuáles son los obstáculos y oportunidades.

Si nos detenemos en las condiciones coyunturales, podríamos estar de acuerdo en que, finalmente, el foro político de México está abierto, y también coincidiremos en que tal espacio podría ser utilizado por alguna de las fuerzas políticas actuales, dependiendo de su capacidad estratégica y de su organización, pero también es probable que ese terreno pueda ser ocupado por una nueva fuerza progresista.

Ante esta posibilidad saltan a la vista inmediatamente dos obstáculos. En primer lugar, la actitud de Estados Unidos, país que ejerce una influencia decisiva en la conformación de la arena política de México. En segundo lugar, no podemos ignorar el hecho de que la causa socialista, al menos en su versión comunista, está desacreditada. Sin embargo, atendiendo a ambos se podría pensar que Estados Unidos no sería un enemigo implacable de una nueva fuerza de izquierda democrática que no tendría un carácter radical ni estaría vinculada al régimen comunista de Cuba. Simultáneamente, las circunstancias actuales nos indican que es necesario otro "polo".

Es fácil identificar la incapacidad de la derecha en el poder, al menos desde 1983, para frenar el deterioro económico del país. Tenemos casi 20 años sin crecimiento y la pobreza y la desigualdad son las características sobresalientes de la sociedad mexicana. Junto con el estancamiento de la economía se ha producido un fenómeno vergonzoso de concentración de la riqueza. Hoy el 60 por ciento de la población se halla en condiciones de pobreza y quizás el 40 por ciento está en condiciones de miseria. Ante semejantes evidencias es inevitable la necesidad de una propuesta progresista.

Pensando en cuál sería el "mercado", por así decirlo, de una fuerza de centro izquierda, sus "cuadros" surgirían de distintas filas. Acudirían los jóvenes, que se han visto excluidos de los sistemas de circuitos cerrados que la iniciativa privada ha creado. Habría, también, una clientela que históricamente se autocatalogó como progresista y que no ha participado activamente en ninguno de los partidos conocidos. Igualmente, concurrirían los integrantes de partidos, de viejo y nuevo cuño, que por su gran talento verían una alternativa y oportunidad patriótica de integrarse a una nueva fuerza.

Ante una alternativa plural, con elementos tan dispares y eventualmente conflictivos, el escollo principal estaría en la organización y en el liderazgo. La clave para soslayarlo radicaría en la realización de una convocatoria tan inclusiva como fuera posible, evitando la tendencia de los viejos líderes que maduraron el sistema del pasado. Es necesario concentrarse en una propuesta de estructura y organización verdaderamente moderna y democrática. Concibiendo, inicialmente, una corriente al frente de una alianza que progresivamente fuera tomando su forma definitiva.

Quizás no es imposible que una alianza electoral amplia esté lista para pasar su primera prueba en 2003 y tendrá que ser convocada por los líderes reformistas del PRD, del PRI y personalidades independientes; podrían ofrecer un elenco amplísimo de candidaturas a diputados y gobernadores, para pasar posteriormente a disputar las elecciones presidenciales y las del Congreso federal en 2006. Los tiempos son apretados y la "obra negra" tendría una duración de ocho o nueve meses para estar listos y obtener los primeros triunfos en 2003.

La tentación y la necesidad son enormes y los progresistas no debieran darse el lujo de dejar pasar el momento propicio; pero Ƒcuál sería la oferta? Entrar definitiva y rotundamente a las grandes transformaciones que requiere el país en materia política, económica y social.

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