Ť Los ataques coincidieron con asunción de Ibarretxe a un nuevo periodo como lehendakari
Mueren un concejal y un jefe policial en dos atentados atribuidos a ETA
Ť Hay otros responsables, vecinos de Leiza que pasaron información a los etarras, acusa Madrid
Ť En el País Vasco no hay un "contencioso político", sino un problema de "terrorismo": Aznar
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 14 de julio. José Javier Múgica Astibia, concejal en la ciudad na-varra de Leiza de Unión del Pueblo Navarro (filial del derechista Partido Popular), y Mikel Uribe, subjefe de la comisaría de la policía autonómica vasca en Irun, fueron asesinados este sábado en sendos atentados atribuidos a la organización armada vasca ETA.
El edil conservador murió a las 10 de la mañana al estallar una bomba lapa de tres kilogramos de explosivos adosada a su vehículo.
Diez horas después en Leaburu, Guipúzcoa, el alto mando de la Ertzaintza fue muerto por disparos de dos presuntos miembros de ETA que una hora después hicieron explotar el coche en el que huyeron, una medida habitual del grupo separatista.
Estos atentados coincidieron con la jura del cargo ante el árbol de Gernika del presidente del gobierno vasco, Juan José Ibarretxe, y cuatro días después del estallido de un coche-bomba que mató en Madrid al policía Luis Ortiz de la Rosa. ETA perpetró estos actos en el simbólico día en el que Ibarretxe tomo posesión por segunda vez como jefe del gobierno.
Durante la ceremonia y después de guardar un minuto de silencio el lehendakari manifestó su "profundo desprecio" a ETA, y se comprometió a combatirla con todos los medios a su alcance.
Con estos dos atentados ya su-man 34 las víctimas mortales de ETA desde el final de su tregua unilateral en noviembre de 1999, y seis desde las pasadas elecciones vascas del 13 de mayo, en las que los seguidores de los etarras sufrieron una aplastante derrota.
Contravigilancia fallida
Múgica Astibia, concejal popular de 50 años, casado y con tres hijos, murió a las puertas de su ca-sa: al accionar el motor de su ca-mioneta particular se activó la bomba colocada en el motor causándole la muerte de inmediato.
El edil fue víctima en otras ocasiones de actos de violencia callejera y de amenazas por parte de radicales, que se intensificaron tras jurar su cargo en febrero del año pasado; desde entonces contaba con servicios de contravigilancia y medidas de autoprotección.
El atentado ocurrió cuando Mú-gica Astibia se dirigía a trabajar como fotógrafo en un boda, actividad que alternaba con sus responsabilidades en el ayuntamiento de Leiza, gobernado con mayoría absoluta por Euskal Herritarrok (EH, marca electoral de Batasuna, el brazo político de ETA).
La explosión causó serios daños en un edificio y destrozó otros dos coches. El cuerpo de Múgica Astibia fue trasladado a petición de la familia a Pamplona.
Durante la sesión extraordinaria del ayuntamiento de Leiza se produjo un tenso enfrentamiento verbal entre un grupo de vecinos y los concejales y el alcalde del pueblo, militante de EH, que se negaron a condenar el atentado, al considerarlo como "fruto" del conflicto en el País Vasco.
Los ediles abertzales abandonaron la sala tras ser tildados de "asesinos" y "cómplices" de ETA.
El ministro del Interior español, Mariano Rajoy, explicó que Mú-gica regresó el viernes de sus va-caciones, y denunció que además de los autores materiales del atentado "hay otros responsables" que pasaron información a ETA y que son "vecinos" del pueblo.
Mientras se instalaba la capilla ardiente del edil en Pamplona y se sucedían las reacciones de condena, el alto mando de la Ertzaintza, Mikel Uribe, fue asesinado en Le-aburu a las ocho de la noche.
Según informó el gobierno vasco, el agente se encontraba en el interior de su vehículo cuando fue sorprendido por dos presuntos miembros de ETA, que dispararon a la cabeza de la víctima. El policía murió una hora después en el hospital de Nuestra Señora de Aranzazu de San Sebastián.
Uribe, de 44 años de edad, casado y con un hijo, estaba afiliado al sindicato nacionalista ELA y residía en Legorreta.
Una hora después del asesinato del subcomisario, un vehículo ro-bado y con matriculas falsas ex-plotó en Tolosa, a unos 20 kilómetros del lugar del atentado, un mé-todo habitual utilizado por ETA para borrar huellas y destruir las pruebas del crimen.
Las autoridades españolas y vascas responsabilizaron de los dos atentados al Comando Donosti de ETA, la "nave nodriza" de la organización, y activaron un in-tenso dispositivo de seguridad y de control carretero.
Desprecio de la sociedad
Ibarretxe manifestó que "antes de tomar posesión, quiero dar a ETA una sola notoriedad y es trasladarle mi profundo desprecio y el profundo desprecio de la sociedad vasca por sus barbaridades, quiero trasladar a este Parlamento (con la única ausencia de los diputados de EH) que hoy más que nunca tenemos que reivindicar desde esta institución el respeto a todas las personas, a todas las ideas, y el diálogo para acercar las soluciones".
El Ejecutivo español, José Ma-ría Aznar, lamentó el asesinato y reiteró que en el País Vasco "no hay un contencioso" político sino un problema de "terrorismo".
Miguel Sanz, presidente de Na-varra, manifestó por su parte, con la voz entrecortada por el llanto, que "perdona pero no olvida y pido a este pueblo que no olvide que los asesinos están aquí... no van a conseguir que la sociedad y sus representantes se dobleguen y cedan ante el asesinato y el chantaje continuo".
El Partido Nacionalista Vasco divulgó un comunicado en el que afirmó que con los atentados ETA pretende "sembrar el dolor y su-mir en el luto a la sociedad vasca".
Batasuna también emitió un mensaje en el que mostró "su pe-sar y dolor" por los atentados, que a su juicio "ponen de manifiesto el fracaso de todas las formaciones políticas" para encausar el proceso de pacificación.
El dirigente de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, repudió la violencia de ETA, que busca "condicionar la agenda política" del País Vasco y exigió al gobierno central mas diálogo y apertura para la solución del conflicto.