Ť Omar Ancona sugirió también confinarlos; dos muertos por negligencia médica
"Tirar a matar" a enfermos de sida, pide ombudsman de Yucatán
Ť Ocupa la entidad el lugar 11 de infectados con el virus de inmunodeficiencia en el país
LUIS A. BOFFIL GOMEZ CORRESPONSAL
Merida, Yuc., 14 de julio. Seferino Yah Tec y Sianí Domínguez fallecieron víctimas de sida. Sus casos no hubieran tenido relevancia en la conservadora sociedad yucateca de no ser por tres aspectos: una clave denominada C30, negligencia médica confesa, y el desprecio de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (CDHEY) cuyo titular pidió confinar a los infectados y "disparar a matar" en caso de que rebasen la línea de seguridad.
Seferino Yah, preso en el penal meridano, falleció en marzo pasado a las puertas del hospital O'Horán -dependiente del gobierno estatal- sin que los camilleros lo bajaran de la ambulancia. En agosto de 2000, Sinaí, oriundo de Chetumal, Quintana Roo, murió también en dicho nosocomio.
En ambos casos el personal de enfermería se negó a brindarles la atención médica. La razón: no les pagaron el C30, que en dicho sanatorio significa que el personal médico y de enfermería debe recibir un bono de 10 por ciento sobre su salario por atender a contagiados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que produce el sida.
Pero el representante estatal del Programa de Prevención y Control del VIH/sida, David Gáber Osorno, afirmó que el personal tiene la obligación de atender a los enfermos de ese mal, aun sin que reciba el bono.
Las autoridades del hospital negaron haber incurrido en negligencia, pero la presión de los familiares pudo más y el director del organismo, Ruseel González Canto, admitió que las enfermeras no cumplieron su labor pero que "ya se les reconvino".
Luego, de manera inaudita, el presidente provisional de la CDHEY, Omar Ancona Capetillo, rechazó atender estos casos, ignoró la petición de los familiares y remató: Es "responsabilidad (del gobierno) velar por el bien común de los ciudadanos. A los enfermos de sida se les debe tener en cuarentena y tomar las medidas necesarias para evitar que su mal se propague".
El ombudsman también fustigó a las organizaciones que promueven el uso del condón. "La mejor medicina es la abstinencia en las relaciones sexuales, las cuales no deben darse hasta después del matrimonio", sostuvo.
Negó haber recibido queja alguna respecto a presuntos hechos de negligencia en el hospital gubernamental O'Horán en los casos referidos. A raíz de sus declaraciones, Omar Ancona desapareció.
Dirigentes de organizaciones defensoras de los derechos humanos pidieron entonces la destitución de Ancona Capetillo. Sin embargo, permanecerá en el cargo hasta que el Congreso local designe a su sucesor, aunque desde que hizo sus declaraciones no se le ha vuelto a ver en la CDHEY.
Carlos Méndez Bermúdez, presidente del albergue Oasis de San Juan de Dios, encargado de atender a enfermos con sida, censuró al ombudsman por discriminar a los contagiados de sida. Comentó que en una ocasión se entrevistó con el funcionario estatal y éste le dijo: ¿Para qué defiendes a los enfermos si de todos modos se van a morir?
Méndez Bermúdez culpó al personal médico del fallecimiento de Seferino Yah y Sinaí Domínguez por actuar con negligencia médica.
Piden cesar al presidente de la CDHEY
En tanto, Raúl Lugo Rodríguez, cura integrante del grupo de derechos humanos local Indignación -al cual el PRI vincula con las huestes panistas-, dijo que las declaraciones y posturas en ese tenor son causalidad de remoción e inhabilitación de cargos, "pero en Yucatán no sucede lo mismo". Exigió el cese del presidente de la CDHEY.
En Yucatán, el sida es considerado alarmante. Cifras del sector salud indican que de 1983 a la fecha se han registrado mil 142 casos, de los cuales ya falleció el 70 por ciento, unas 800 personas. Con estas cifras, Yucatán ocupa el sitio 11 en el país de contagiados con el virus y el primero en el sureste del país.
Del total de casos diagnosticados, 32 por ciento corresponde a homosexuales y 24.6 por ciento a heterosexuales.
Por su parte, Russel González Canto, director del hospital O'Horán, reconoció que Seferino Yah y Sinaí Domínguez fueron víctimas de negligencia médica pero dijo que no influyó en nada el bono C30. "Fue una actitud personal (de médicos y enfermeros), pero de ninguna manera está relacionada con un pago de dinero extra", destacó.
"Pobres, ya venía muy enfermos", comentó con relación a los fallecidos. Alegó que los médicos y enfermeros optaron por mantener su actitud, "pero de ninguna manera negaron la atención".