Ť Con lágrimas en los ojos recuerda a su maestro, John Lee Hooker
Aunque reniegue no puedo dejar de cantar: Sista Mónica
Ť Cualquier persona puede percibir el blues pero la gente de color lo entiende mejor, afirma
JUAN JOSE OLIVARES ENVIADO
Veracruz, Ver., 14 de julio. Sista Mónica es una de las más candentes cantantes de blues en la actualidad. Se puede dar el lujo de incorporar el sentimiento del gospel a sus interpretaciones bluseras cargadas de una inmensa profundidad. Tiene cuatro discos: Get out my way, People loves the blues, Self titled y Live in Europe (grabado en Bélgica). Pese a ser una artista consolidada, la sencillez emana por cada poro de su piel ébano, y por supuesto, la reiteración de una de sus más grandes influencias: John Lee Hooker.
En entrevista con La Jornada y con lágrimas en sus inmensos ojos, Sista pronuncia: ''es que él fue mi mayor enseñanza; qué te puedo decir, es la primera vez que lloro por esto. Todavía la última noche que conversé con él tenía la energía de seguir cantando, escribiendo, actuando... por eso la gente lo amaba, y no puedo hablar más de esto. Pero sin duda estoy impregnada por toda esa gente que ha trabajado por más 40 años, como B.B. King".
Agrega: "Yo sólo tengo diez años cantando, pero tengo la intención de seguir haciéndolo por mucho tiempo hasta que sea más vieja".
-¿Haciendo discos cumple con el cometido de transmitir su mensaje?
-Es importante hacer discos para comunicar tu sentir porque los discos son las llaves que abren puertas. Es necesario en ocasiones que la gente tenga esos mensajes permanentemente. Es como la forma de tener una relación con la gente.
Sin embargo esa relación es muchas veces amor de lejos: ''es que hay ocasiones en que me gusta desaparecer, irme a mi casa a arreglar mi jardín plantando mis flores cantándoles a todo lo que da mi garganta, pero vuelvo porque la gente a la que le gusta lo que hago reclama que esté con ella. La verdad, aunque reniegue no puedo dejar de cantar, lo hago en todas partes, aunque no esté trabajando, lo hago donde sea".
Se le pregunta el por qué no existen más cantantes mujeres de blues: ''No sé por qué pasa esto, si las mujeres tenemos mucha energía. Yo he grabado mis canciones en discos en los que expreso toda mi energía. Cuando era pequeña no entendía la diferencia entre las razas, blancos, negros, etcétera. Conforme voy creciendo comienzo a entender esas diferencias, que aminoro con la música que hago, con los sentimientos de amor, de dolor, de verdad".
-¿Cuándo descubre esa vocación por cantar?
-Cuando tenía siete años, dentro de la iglesia. Por eso el álbum Gimme that old time religion es un homenaje. Cuando estaba creciendo era importante orar a Dios, expresar amor a las personas. Son esas canciones que me quedaron cuando era niña y ahora a mis 45 años son las que retumban en mi corazón y las que recorren el mundo.
Para Sista no hay diferencia en interpretar canciones totalmente bluseras o religiosas; ella sólo canta "canciones verdaderas, todas son grandiosas, todas expresan parte de mí, creo que todas me dan la satisfacción suficiente. El gospel me acompaña todo el tiempo, es como un espíritu que me acompaña a todos los lugares en los que me presento".
No obstante ser una de las más importantes cantantes de la escena de clubes en Estados Unidos, la hermana Mónica prefiere actuar en festivales porque su música "es global, universal, es para toda la gente, desde adolescentes hasta personas mayores. Es importante decir que a un festival pueden acudir personas que aún no tienen la mayoría de edad. Además en los festivales actúas ante miles de personas con los que se acumula una gran cantidad de energía y eso se puede sentir. Otra cosa es que en los clubes a veces la gente disfruta la música porque está bebiendo, no porque sienta el blues realmente como es. En los festivales se siente la libertad, y eso me encanta".
Pero en festivales como el Afrocaribeño "a veces siento una desconexión porque no entiendo lo que dicen los otros artistas, como los brasileños, los mexicanos o los venezolanos; pero el mensaje de amor es el mismo, similar al que yo traigo; se nota en los movimientos. Lo importante es que la gente entienda esa comunicación, la que da el lenguaje universal de la música, de amor, esperanza, por eso me siento plena en este sitio. Amo México desde que estuve en 1998 en un festival de blues".
Opina que el blues puede ser escuchado y percibido por cualquier persona: "la gente escucha, siente, emana energía, porque al final son seres humanos perceptibles. Pero hay que señalar que el blues lo entiende mejor la gente de color, porque es su raíz, pero claro que ese sentimiento de mostrar la verdad puede llegar a cualquier persona".
Por lo pronto ella sigue siendo la transmisora de las canciones de emancipación y verdad a través de sus presentaciones en varios festivales por todo el mundo.
Veracruz, Ver., 14 de julio. La cantante de blues Sista Mónica, una de las más importantes en la escena mundial, enseñó a los veracruzanos la noche del viernes -dentro del Octavo Festival Internacional Afrocaribeño Veracruz 2001- lo que puede hacer una poderosísima voz conjuntada con la armonía de una estupenda banda de blues.
Qué más decir si su presentación en el Paseo del Malecón jarocho fue una de más emotivas y prendidas de este evento, que muestra la esencia de la cultura negra. La linda y regordeta negra oriunda de Chicago hizo estremecer a las almas que se dieron cita para presenciar sólo un espectáculo más. Pero oh sorpresa. Sista -abreviatura de sister (hermana), "claro que puedo ser su hermana si así lo desean", dice- congeló hasta los más calientes oídos con su poderosa voz que retumbaba hasta las paredes del fuerte de San Juan de Ulúa, sin exagerar.
Cada frase, cada estrofa, cada nota eran símbolos de amor, nostalgia, sensibilidad, de verdad, como diría ella. "Put your hands together", comentaba en cada rola, y la gente, aunque no en mucha cantidad, le respondía. Hasta dedicó una pieza al maestro James Brown, con la que levantó el ánimo jarocho y puso a todos a bailar luego del hermoso letargo levitante provocado por la actuación del grupo Chuchumbé con el senegalés Vieux Diop, quien narró varias historias relacionadas con la negritud.
Fue una de las noches más emotivas, que demostró que sólo hace falta buena vibra para viajar a otros mundos con buena música, que no sólo es lo que brinda el festival, ya que minutos antes del festín sonoro el escritor Sergio Pitol entretuvo a los presentes en el café La Parroquia con una charla de casi dos horas, mientras Camdomble impartía un taller de danza afrocaribeña.
Parece ser que el festival ya ha cuajado y pese a que las intenciones de difusión se queden en las oficinas, los veracruzanos casi todo festejan. Así que se espera que para la presentación de los grupos Big Band Jazz y Sol Mestizo, Quetzal, Son como son, Yoruba Andabo, Estrellas Cubanas y Juana Bacallao (de Cuba también) se arme el bailongo verdadero, y se detone la esencia de la cultura afro, que es a lo que vinimos.
JUAN JOSE OLIVARES