Ť Acuerdan nulificar cualquier peligro contra el "equilibrio estratégico internacional"
Firman Rusia y China tratado de amistad para los próximos 20 años
Ť Eventual respuesta conjunta al plan antimisiles de Estados
Unidos que ambos objetan
Ť Aclaran que no es una alianza militar Ť Moscú
rechazará la independencia de Taiwán
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 16 de julio. Rusia y China, el país más extenso y el más poblado del mundo, poseedores de cuantiosos arsenales nucleares, suscribieron este lunes aquí un Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación para los próximos 20 años, el primer instrumento de este tipo y alcance en la relación bilateral en más de medio siglo, que ofrece el fundamento legal para una eventual respuesta conjunta al plan estadunidense de crear un escudo antimisiles.
En la práctica, aunque de palabra sostengan que el importante documento no implica una "alianza militar" ni está dirigido contra un tercer país, los presidentes ruso, Vladimir Putin, y chino, Jiang Zemin, quien desde ayer realiza una visita de Estado, colocaron hoy en el Kremlin los cimientos de una amplia cooperación en materia estratégica, que aspira a contrarrestar el papel que se abroga Estados Unidos en la política mundial.
Es claro que el entendimiento entre rusos y chinos, que se vino gestando en los últimos años, fue propiciado por la tozudez de la administración estadunidense de sacar adelante su controvertido proyecto de sistema nacional de defensa antimisiles, que obedece al cada vez menos encubierto deseo de inclinar la balanza estratégica hacia un solo lado y, en grado acaso mayor, a los poderosos intereses económicos que se mueven detrás.
A partir de ahora, salvado el requisito formal de que el Tratado sea ratificado por ambos Parlamentos, Rusia y China, conforme al artículo 9 del documento firmado por los presidentes Putin y Jiang, se comprometen a entrar en contacto de inmediato para tomar medidas que nulifiquen cualquier peligro a la seguridad de ambos o que rompan el equilibrio estratégico internacional.
Con esto, China hace una concesión significativa, en la medida en que acepta por primera vez un compromiso de esta naturaleza con otro país, lo que insistentemente procuraba evitar como forma de subrayar la independencia de su política exterior.
A cambio, en el artículo 5 del Tratado, Pekín logró que Moscú "rechace la independencia de Taiwán bajo cualquier forma" y reitere que reconoce la existencia en el mundo de una sola China, poniéndole nombres precisos al anterior lenguaje abstracto del reconocimiento recíproco de la integridad territorial.
Amigos para siempre
Rusia y China, proclama el Tratado, "son dos Estados y pueblos ahora amigos para siempre y nunca enemigos". La fórmula de la "amistad eterna", cabe recordarlo, fue adoptada, en su momento y circunstancia, en 1950, por Iosif Stalin y Mao Tse-Tung, y acabó en el enfrentamiento armado por la disputa de la Isla Damanski, en 1969.
Esta vez, se enfatiza la intención de concluir a la brevedad la demarcación de la divisoria, en las zonas aún motivo de controversia, si bien éstas equivalen a 2 por ciento del total de 4 mil 249 kilómetros de frontera y los diferendos territoriales fueron formalmente resueltos en 1991 con la firma de un respectivo Convenio.
Para Putin y Jiang, el documento, que consta de 25 artículos y ocupa 11 páginas de texto, abre "una nueva página" en la relación bilateral en los más diversos campos.
Por lo pronto, Pekín se mantiene como el principal comprador de armas rusas, con un monto que el año pasado rebasó los mil millones de dólares, se ampliará la cooperación en materia de energéticos al ultimarse los detalles para construir un oleoducto y un gasoducto de Siberia a China y, todo parece indicarlo, la balanza comercial superará este año los 8 mil millones de dólares registrados en 2000, pues en los cinco primeros meses de este año se aprecia ya un incremento de 43 por ciento respecto del mismo periodo del anterior.
La firma del Tratado de Amistad y Cooperación, que estuvo precedida de un ensayo exitoso de componentes de su futuro escudo antimisiles por parte de Estados Unidos, el pasado sábado, se acompañó de una dura declaración conjunta de Putin y Jiang.
En ella, los presidentes de Rusia y China abogan por evitar una carrera armamentista en el espacio y ratifican que no debe sufrir modificaciones unilaterales el Tratado de Misiles Antibalísticos de 1972 (ABM, por sus siglas en inglés), calificado de "piedra angular de la estabilidad internacional y punto de partida para la reducción de las armas estratégicas ofensivas".
También condenan "los intentos de socavar los pilares del derecho internacional, encubiertos bajo conceptos como intervención humanitaria y soberanía limitada", en alusión a los bombardeos de Estados Unidos y la OTAN contra Yugoslavia en 1999.
Putin y Jiang rechazan, de manera rotunda, el pretendido liderazgo de un solo país y apoyan como alternativa un mundo multipolar, sustentado en "un orden internacional nuevo, racional, justo, democrático, estable y de no confrontación".
Bajo este entendimiento con su poderoso vecino bajo el brazo, acudirá Putin a la próxima reunión cumbre del Grupo de los Ocho, a celebrarse dentro de unos días en la ciudad italiana de Génova.
No afecta intereses de EU
Desde Washington, reportó la agecia Afp, el vocero de la Casa Blanca Ari Fleischer dijo que el hecho de "que Rusia y china hayan llegado a un acuerdo no significa necesariamente un perjuicio a los intereses de Estados Unidos".
"Ya no estamos en un mundo... de suma cero", añadió, y concluyó que "si Rusia y China encuentran formas de tornar al mundo en un lugar más seguro y estable, eso está en los intereses de Estados Unidos".
Para el vocero del Departamento de Estado, Richard Boucher, ambas naciones comparten una "extensa frontera en esa región, y es importante para ellos estar de acuerdo, por lo tanto no vemos esto como una amenaza particular para nosotros o para nuestros proyectos".
Pero Boucher insistió en que Washington mantiene su intención de desarrollar el sistema de defensa antimisles, pese a los cuestionamientos rusos, y sostuvo que "Estados Unidos tiene la intención de seguir adelante y hemos hecho saber claramente que tenemos el derecho a retirarnos (del ABM) si es necesario".
En ese tenor, el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, anunció que en los próximos cinco años se realizarán 20 pruebas de intercepción de misiles como la efectuada exitosamente el sábado pasado.
Por otro lado, Rumsfeld defendió durante una audiencia en el Congreso estadunidense la solicitud del Pentágono de aumentar los créditos militares para el desarrollo del sistema antimisiles, señalando la creciente amenaza que representan las armmas nucleares en manos de países inestables.
El funcionario precisó que los 8.3 mil millones de dolares destinados al programa para 2002 sólo representan "una parte muy pequeña" de los 328.9 mil millones de dólares proyectados por el gobierno para el presupuesto de defensa en su conjunto.
"La amenaza es real y está creciendo", reiteró Rumsfeld. "El número de países con misiles balísticos crece cada año, y el poder de destrucción de estas armas se refuerza".