MARTES Ť 17 Ť JULIO Ť 2001
Ť Omar Ancona Capetillo ha dicho que a los infectados debe aislárseles, según testimonios
Exigen ONG la destitución del ombudsman de Yucatán por discriminar a enfermos de sida
Ť Han muerto 70% de los mil 142 seropositivos registrados durante 17 años en la entidad
LUIS A. BOFFIL GOMEZ CORRESPONSAL
Merida, Yuc., 16 de julio. Mientras organismos de derechos humanos exigen la destitución del presidente interino de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (CDHEY), Omar Ancona Capetillo, por su actitud intransigente hacia los enfermos de sida, autoridades sanitarias gubernamentales muestran indiferencia ante las quejas recibidas del trato a los infectados.
Carlos Méndez Benavides, presidente del albergue Oasis San Juan de Dios, que desde hace varios años presta ayuda a las víctimas de la mortal enfermedad, informó que no han recibido apoyo de la CDHEY cuando intentan exponer sus denuncias por malos tratos a los enfermos del sida. "Sólo recibimos evasivas y desorientación", informó.
Ancona Capetillo ocupa interinamente el cargo en relevo de José Cebada Sosa, mientras el Congreso local nombra al nuevo titular de la citada comisión. Buscado hoy por los periodistas en la CDHEY, se informó que Ancona no ha acudido desde hace varios días.
Según Méndez Benavides, en una ocasión Omar Ancona dijo que no tenía sentido defender a los enfermos del sida. De acuerdo a su versión, le señaló: "Para qué defiendes a los contagiados, mejor deja que se mueran. Ellos deberían de estar en una isla para que no infecten a los demás".
Pero esta actitud del presidente de la comisión estatal de derechos humanos llegó a su punto máximo el viernes, cuando declaró a los periodistas que "a los enfermos de sida se les debe tener en cuarentena; se deben tomar las medidas necesarias para evitar la propagación de la enfermedad. Si el infectado pasa la línea de seguridad establecida, se le debe disparar a matar. El gobierno tiene el derecho de hacer esto, además es su obligación velar por el bienestar de los ciudadanos".
La reacción no se hizo esperar. Las agrupaciones de derechos humanos levantaron la voz y de manera enérgica pidieron sancionar al funcionario.
Negligencia médica
Y es que también se conjugaron denuncias de los familiares de Seferino Yah Tec y Sianí Domínguez, quienes el año pasado murieron de sida en el hospital O'Horán, y en cuyo periodo de estancia ocurrieron hechos de negligencia médica, confesa por parte de elementos del nosocomio que no recibieron una compensación económica extra a través de un bono llamado C.30. Este bono consiste en un pago de 10 por ciento al salario de enfermeras, enfermeros y personal médico en general que tratan a pacientes con males infectocontagiosos, principalmente el sida.
En los casos del ex reo Seferino Yah, de 40 años de edad, y Sinaí Domínguez, oriundo de Chetumal, Quintana Roo, la negligencia médica resultó del hecho de que al no haberse pagado del C.30 tampoco existió la suficiente atención sanitaria. El primero falleció a las puertas del nosocomio y el segundo en un cuarto apartado en el mismo sanatorio.
El calvario empezó para los deudos cuando se presentaron a exponer sus casos ante el titular provisional de la CDHEY, quien los recibió con malos tratos y sólo dio evasivas, de acuerdo con lo expuesto por los primeros.
Al respecto, el director del hospital O'Horán, Rusell González Canto, admitió el viernes pasado que sí hubo negligencia médica en los casos de Seferino y Sinaí, debido a que el personal médico se negó a proporcionarles atención al no contar con el famoso bono C.30. Sin embargo, el funcionario restó importancia a los casos, prácticamente "disculpó" a los médicos y personal de enfermería, y agregó que se les sancionó, aunque, al parecer, todo quedó en un castigo verbal.
En sus declaraciones a los periodistas, González Canto comentó que lamentaba las dos muertes, pero "ya estaban muy enfermos, pobres".
Enfermos enchiquerados
Ante esta polémica, Carlos Méndez, del albergue Oasis, indicó que tanto el presidente de la CDHEY como el director del hospital O'Horán deben recibir una fuerte sanción que podría ameritar el despido. Asimismo, expuso que en Yucatán los enfermos de sida son víctimas de la segregación, y que las autoridades gubernamentales hacen poco para aliviar la situación. Refirió que en alguna ocasión recibió un llamado y se dirigió a un municipio rural. Cuando llegó, la familia del enfermo lo tenía en un chiquero para cerdos por temor al contagio. Otro día, pasó algo similar, pero con una persona arrumbada en un gallinero.
Al comentar que la discriminación es bastante severa, destacó que hace varios meses se presentó una persona infectada de sida, y en lugar de pedir ayuda en el asilo, quiso ser llevado a un basurero "para así pasar sus últimos días".
Por su parte, el presbítero Raúl Lugo Rodríguez, coordinador del área de atención a grupos vulnerables del grupo Indignación, pidió la cabeza de Ancona Capetillo, por mantener una posición de rechazo absoluto a los enfermos de sida.
De manera extraña, después de sus declaraciones, Ancona Capetillo desapareció de la escena pública.
En tanto, en el actual Congreso los diputados de las fracciones de PAN, PRI y PRD están más preocupados por dirimir sus diferencias políticas, y poca atención han prestado al asunto. Sin embargo, la legisladora panista Beatriz Zavala Peniche comentó que, por referencias, tiene conocimiento de violaciones a los derechos humanos a los enfermos del sida en el O'Horán, y prometió que la legislatura atenderá los asuntos que involucren malos tratos a los infectados con el mortal virus.
Empero, reconoció que todavía pasará un tiempo para conocer de estos asuntos. Por la parálisis legislativa, no se han asignado las 12 comisiones, entre ellas, la de Derechos Humanos y Salud Pública.
795 muertos en Yucatán
Según el departamento de Prevención y Control de Enfermedades de los Servicios de Salud en Yucatán, de 1983 a marzo de 2001 se habían registrado mil 142 casos de sida, y se reporta el fallecimiento de 795 personas: 70 por ciento. En el ámbito nacional Yucatán ocupa el lugar número 11 en incidencia de sida, aunque es el primero en el sureste.
Algunas de las cifras más representativas indican que 32 por ciento de los contagiados son homosexuales y 24.6 por ciento heterosexuales. En el rubro femenino, 0.1 por ciento admitió ser homosexual y ninguna bisexual. La transmisión de la enfermedad por drogas intravenosas es mínima: 0.3 por ciento corresponde a hombres y 0.1 a mujeres.