MARTES Ť 17 Ť JULIO Ť 2001
Ť Antología realizada por José Calles Vales

Leyendas tradicionales recrea relatos de ninfas, brujas, héroes y amores

ARTURO JIMENEZ

Ninfas, brujas, fantasmas y héroes, pasiones, amores, hechos lejanos y cercanos en el tiempo y en el espacio de lo fantástico y lo maravilloso, de lo religioso y lo mitológico son la materia prima de Leyendas tradicionales, antología de José Calles Vales.

Los más de 80 relatos, en su mayoría medievales y ubicados en España -aunque incluye algunos venidos de la antigüedad griega o romana, relacionados con Portugal o ubicados en el ''nuevo mundo" americano- son divididos en seis grandes rubros, distribuidos a su vez en más de 300 páginas.

Como explicación del título, se anota en la portada del libro:

''Selecta recopilación de relatos fantásticos que por su carácter se han convertido en tradicionales."

En Leyendas tradicionales (Edivisión) se encuentran relatos como La judía de Toledo, La lavandera de El Hornillo, La torre de Hércules, La mujer muerta, La peregrina, El recaudador de Salomón, Los siete infantes de Lara, Jauja y El misterio de las ciudades abandonadas.

La emoción como fundamento

''Nuestra civilización, desde los remotos tiempos bíblicos y paganos, está acostumbrada a estos relatos maravillosos y nada en ellos nos resulta ajeno: podemos entender sus 'falsedades' y anacronismos porque el fundamento de las historias míticas y legendarias no es el rigor histórico, sino la emoción", apunta Calles Vales en su introducción.

''Al sumergirnos en las nieblas de la leyenda -sugiere el compilador-, todo ha de olvidarse, porque lo esencial es la estructura de la narración". Y precisa: ''La leyenda tiene una forma peculiar que no admitiríamos tal vez en otras modalidades de ficción: consiste en que todo su razonamiento es emocional, como en el romance o la balada medieval."

Para Calles Vales, ''la densidad de los personajes, las relaciones personales y los sucesos ahogan cualquier precisión de carácter realista, histórico o científico. Por esta razón podemos admitir la existencia de seres maravillosos, como ninfas o fantasmas; y podemos, asimismo, mostrarnos interesados en una peripecia independientemente de la fecha y lugar en que se produjeron".

Por ejemplo, basta un ''hace mucho tiempo" o ''érase una vez". Y plantea de manera escueta las reglas del juego: ''Con las leyendas debemos jugar a creernos lo que nos cuentan". O de otro modo: es mejor leerlas que leer sobre ellas.