MIERCOLES Ť 18 Ť JULIO Ť 2001
Ť Sin estar en guerra, más de 40 mil personas mueren cada año en Brasil, denuncian
Activistas exigen control al tráfico de armas
Ť En la ONU hay discursos bellos, pero las ganancias aún importan más que las vidas, dicen
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Nueva York, 17 de julio. Tras señalar que una persona muere cada minuto por armas de fuego, una manifestación internacional se congregó frente a la sede de la Organización de Naciones Unidas para exigir el fin del tráfico de armas cortas y a los representantes gubernamentales reunidos para analizar el tema, su compromiso para controlar el comercio de la muerte.
"Detengan las exportaciones de armas cortas a Sudamérica. Están matando a mi pueblo", declaró Antonio Bandeira Rangel, de la organización de base Viva Río de Brasil. "No estamos en una guerra, pero más de 40 mil personas mueren cada año por armas de fuego en Brasil. Estamos viviendo una guerra civil silenciosa", dijo el dirigente, señalando que casi la mitad de esas armas son originarias de Estados Unidos. En la ONU hay "muchos discursos bellos" sobre el tema, dijo Rangel, pero las "ganancias siguen siendo más importantes que el salvar vidas".
En el pequeño parque frente a la ONU se colocaron, a lo largo de 100 metros, unos mil 370 pares de zapatos para representar a las víctimas diarias a nivel mundial de la violencia por armas cortas. Cientos de fotos de los que han muerto por armas de fuego en Brasil y en Nueva York, la mayoría jóvenes, rodeaban el sitio de la manifestación. Enormes títeres, representando a los miembros del Consejo de Seguridad marchan; un ballet brasileño interpretó una danza a la paz y la furia del hip hop del Bronx brindan respuestas contra la aparente falta de voluntad de los delegados oficiales para detener la acumulación de cifras sangrientas.
En las banquetas han pegado anuncios que informan: en la última década un millón de niños han muerto en conflictos armados en el mundo; 6 millones de personas resultaron heridas, y 22 millones han sido expulsadas de sus tierras. En Estados Unidos, cada día mueren 10 jóvenes por armas de fuego. Cada año, medio millón de personas mueren por armas de fuego en el mundo. En Colombia, alguien es asesinado por armas cortas cada 20 minutos. En Africa del Este existe un médico por cada 100 habitantes, y un hombre armado por cada 25.
Decenas de dedos índices apuntan hacia el edificio principal de la ONU, donde se realiza la conferencia sobre el control del comercio ilícito de armas cortas, pero donde Estados Unidos y otros gobiernos han dejado en claro que no permitirán ningún resultado que implique un control efectivo de los mercaderes de armas pequeñas.
Pero afuera, algo sin precedente comienza a tomar forma al reunirse representantes de organizaciones y campañas contra la violencia de las armas pequeñas de países del norte como del sur; más de 30 países en total. Acudieron africanos, asiáticos y latinoamericanos y describieron el saldo violento del comercio internacional de armas en sus países.
Familiares de las víctimas de esta violencia ofrecen testimonio de las vidas de sus hijos, hermanos, padres que han muerto por balas de armas pequeñas. Desde Kenya a Sierra Leona, por Brasil y Honduras y Timor del Este, y regresando a Estados Unidos.
"Este asunto es demasiado importante para permitir que tímidos gobiernos obstaculicen el progreso, y es por eso que movimientos populares comunitarios de Liberia, Brasil, Kenya, Honduras, Filipinas, Camboya, Sudáfrica y Rusia se han sumado con sus aliados de Estados Unidos en una manifestación para detener el tráfico de armas y salvar vidas", comentó Lora Lumpe, de la Iniciativa Noruega para Transferencias de Armas Pequeñas.
Mary Leigh Blek, presidenta de la Marcha de un Millón Mamás (Million Mom March), organización que convocó a más de medio millón de personas, la mayoría madres, a una magna manifestación contra la violencia de las armas en Washington el año pasado, clamó: "Por amor a nuestros hijos, aquí en Estados Unidos y los de todo mundo, tenemos que parar esto", y narra que su propio hijo, Matthew, murió en Nueva York víctima de un arma de fuego a los 21 años de edad. Jesse Sneed, madre y activista de Baltimore toma el micrófono con la foto de su hijo, también muerto por armas de fuego, y declara que él es como "demasiados de nuestros hijos jóvenes... hay demasiadas tumbas".
La manifestación culmina a ritmo de hip hop y poesía, pero el de las calles de Nueva York. Division X ofreció un rap que nace en el Bronx, una de la comunidades estadunidenses más marcadas por la violencia de las armas cortas. "Es increíble que siga aquí... me niego a rendirme... Viviendo en una nota alta, caminando por una cuerda floja", cantan. Tres poetas ofrecen sus versos estilo slam, balas verbales directas al corazón de los "mercaderes de la muerte".
La manifestación fue auspiciada por Amnistía Internacional Estados Unidos, American Friends Service Committee, Marcha Silenciosa, Neoyorquinos contra la Violencia de Armas, la Iniciativa Noruega para Transferencia de Armas Pequeñas y la Red de Acción Internacional sobre Armas Pequeñas.