MIERCOLES Ť 18 Ť JULIO Ť 2001

Comercio informal y hampa

OIT: la ola de criminalidad urbana, por la explosión de la economía subterránea

ELIZABETH VELASCO

La ola de criminalidad en el medio urbano y de intensificación del hampa organizada en México son fenómenos asociados a "la explosión en el crecimiento del empleo informal, a la disolución de esquemas de organización y de valores, así como a la carencia de opciones para laborar, de participación social y desarrollo", sostiene la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Advierte que en un contexto como el mexicano, "la informalidad adquiere características más graves que las del desempleo abierto", ya que mientras éste significa "episodios de corta duración para buscadores de trabajo, que poseen redes sociales y familiares, quienes desempeñan actividades informales carecen de posibilidades alternativas de subsistencia y de opciones de desarrollo productivo".

Este último núcleo "en número creciente" desemboca en problemas sociales, como la drogadicción, el alcoholismo o la criminalidad, que se han incrementado particularmente entre la población joven de México, sostiene el organismo internacional.

A su vez, el secretario del Trabajo y Previsión Social, Carlos Abascal Carranza, confirmó que esa reflexión de la OIT es válida. "Evidentemente el país tiene una tasa de empleo informal muy importante, y los índices de criminalidad en México ocurren debido al crecimiento exponencial de ese tipo de empleo y a la falta de oportunidades".

En un estudio denominado Los desafíos de México en el siglo XXI, la OIT destaca que contener el ensanchamiento del empleo informal o precario -que constituye el sustento de más de 40 por ciento de la PEA, unas 18 millones de personas- es sin duda un "reto de enormes proporciones" para México, en virtud de que en los próximos 10 años se espera la incorporación de aproximadamente 11.4 millones de personas al mercado de trabajo. Es decir, el equivalente a un millón 140 mil mexicanos por año.

Abascal destacó que la informalidad no rebasa 40 por ciento de la PEA, pero dijo que se requiere crear mecanismos fiscales y legales que contribuyan a abatir ese fenómeno. "La reforma hacendaria y fiscal del Ejecutivo -señaló el funcionario- crea condiciones para formalizar la actividad económica, el comercio y la industria; facilita la declaración de impuestos; reduce el pago en la tasa del ISR; estimula el autoempleo y la creación de empleos productivos, y contribuye a legalizar la informalidad".

Según el ex empresario, las personas que se incorporan a la informalidad "comercializan mercancías robadas, de contrabando, situación que debe combatirse porque se presta a la violencia y a la venta de drogas".

Sin embargo, la OIT señala que "el crecimiento extraordinario de la informalidad es un reflejo de la insuficiencia de las estrategias de crecimiento seguidas a fin de abordar las necesidades de empleo productivo, para una fuerza de trabajo que se duplica cada 20 años". Esto ha motivado la incorporación de manera creciente al empleo informal de trabajadores urbanos desplazados y generaciones de jóvenes que, pese a tener algún nivel de calificación, encuentran obstáculos para insertarse en el empleo formal durante lapsos considerablemente largos.

Así, el excedente de oferta que no encuentra salidas de "alta productividad" se refleja en la transformación del perfil del asalariado del sector informal: "ya no sólo los trabajadores menos calificados, con menor nivel de escolaridad o experiencia laboral, y con mayores dificultades de inserción en el trabajo formal por su edad o menor disponibilidad de tiempo se ubican en empleos precarios, de los cuales México "tuvo un fuerte legado a partir de los noventa".

En esa década el sector formal únicamente generó cerca de 4 millones de puestos de trabajo; el sector agropecuario desalojó a 400 mil trabajadores, y alrededor de 4.5 millones de personas ingresaron al sector informal. Si bien el empleo formal creció en ese lapso a una tasa anual relativamente alta (4.3 por ciento), puntualiza que la ocupación informal lo hizo más rápidamente, a una tasa media anual del 5.1 por ciento, y el agro redujo su ocupación en 0.7 por ciento anualmente.

Para dar trabajo a la oferta adicional y a los grupos rezagados, dice la OIT que la economía mexicana requeriría crecer a una tasa de 7 por ciento anual. En el diagnóstico asegura que durante la última década se han registrado cambios en la intensidad general del fenómeno de la informalidad -asociados a transformaciones estructurales y a fluctuaciones cíclicas en la capacidad de generación de fuentes de trabajo de la economía- y "movimientos muy intensos" dentro del propio sector informal.

"En los periodos de contracción del consumo interno y de cancelación de empleos se ha observado una intensificación acelerada de las formas más precarias de trabajo, constituidas por asalariados sin pago y sin local, o con local improvisado, entre los trabajadores por cuenta propia, o por familiares sin remuneración, que son los grupos en los cuales se suma mayor número de carencias".

Dentro de esas actividades hay un predominio del comercio y los servicios, sectores que agrupan a más de 80 por ciento de la ocupación del sector informal.

La OIT precisa que en 1998, "55.5 por ciento de los trabajadores informales en localidades de más 100 mil habitantes, que representaban 23.1 por ciento de la población ocupada total, eran personas que desarrollaban su trabajo sin tener local específico" (en la vía pública y otros lugares).

Cerca de cinco por ciento de la población de áreas más urbanizadas y agrícolas (con alto predominio de mujeres) laboraba sin recibir un salario en negocios familiares o pequeñas empresas.

Un 28 por ciento de todos los asalariados urbanos carecía de acceso a todo tipo de prestaciones y estaba sujeto generalmente a contratos de carácter informal, al margen de la ley y la seguridad social, en actividades con local fijo, en algunos casos de tamaño mediano o grande. En ese sector considera también a quienes no reciben pago y una parte que labora por cuenta propia, excepto los que realizan ocupaciones vinculadas con el sector moderno (profesionistas y otros).

Dado el tamaño del problema, Abascal sugirió "trabajar muchísimo para abatir ese fenómeno y avanzar en la reforma integral del Estado".

Por su parte, la OIT señala que se requiere "encontrar la manera de que parte de las ocupaciones informales actuales se transformen para garantizar medios dignos de vida y mayores niveles de productividad e ingresos". Una salida, deja entrever el organismo, sería vincular con empresas formales a la vasta mayoría de establecimientos que no forman parte de las cadenas productivas.