Ť Nómada, exposición del artista en la Galería Metropolitana de la UAM
El dibujo despierta cada vez menos interés en los pintores jóvenes, dice Gutiérrez Angulo
Ť Se incluyen 19 pictodibujos, así denominados por la crítica Raquel Tibol
MERRY MAC MASTERS
No obstante ser la columna vertebral de la pintura, el dibujo despierta cada vez menos interés en los pintores jóvenes, distraídos como están con las modas del momento. En la instalación y el performance, aunque no se ve directamente, debe haber dibujo, por ejemplo en el aprovechamiento del espacio, lo que es la composición. ''Tú decides dónde poner esto, dónde poner lo otro, dónde tiras una diagonal. Hablamos de un espacio tridimensional en una instalación y esto es dibujar también'', expresa el pintor Carlos Gutiérrez Angulo.
''Cualquiera que se jacte de ser un pintor serio tiene que dibujar. No necesariamente que agarre un carboncito y se ponga a hacer trazos. El dibujo está presente o debe estar presente. Desafortunadamente los chavos quieren dibujar menos. Piensan que eso es perder el tiempo, pero hay que ver con sinceridad qué es lo que sostiene una propuesta. Si hay un buen dibujo, tienes medio camino andado.''
En 1998 Gutiérrez Angulo realizó ex profeso un conjunto ?no le gusta la palabra serie? de 19 dibujos de gran formato para exhibirse en la Galería Metropolitana de la UAM (Medellín 28, colonia Roma), espacio que frecuenta desde sus días estudiantiles en La Esmeralda y cuya última ala se ha convertido en una especie de gran caverna. Sus ''pictodibujos'', como los bautizó Raquel Tibol en el texto que escribió para el catálogo, llevan por título Nómada, al igual que la muestra que culminará el día 26.
Al respecto, el expositor asevera: ''No trabajo con bocetos previos. No sé qué va a resultar al final de cada sesión. Todas esas formas surgen en el momento cuando resuelvo el cuadro. Salen de que siempre observo el piso, las paredes, los edificios, la composición de las plazuelas, los kioscos, las texturas de los árboles, los adobes escurriendo de mi taller (en Huixquilucan), ese color tan bonito de los sepias, ocres y tierras''.
Comunión entre materiales y obra
Gutiérrez Angulo realizó sus dibujos sobre papel kraft y primero los imprimió con blanco de España, grenetina, cola de conejo, cenizas de carbón gris que dan ''textura'' y vestigios de pigmento (azules, rojos, violáceos, verdes, naranjas y amarillos) a modo de mancha previa para darle atmósfera al soporte. ''Sí, busco que los materiales comulguen con la obra que se presenta'', afirma el entrevistado en torno de esta apariencia rústica que ofrece su trabajo, como algo que se gesta y también se muere.
Sus personajes, humanos y animales o algo intermedio (unas larvas en evolución pretenden que nos reconozcamos dentro de la fauna que somos) están llenos de movimiento. Si en algunos cuadros, apunta el artista, están como ''contando algo'', en otros sólo son formas que ''se me van ocurriendo''. Explica: ''Hago un dibujo. Luego veo qué es lo que necesita y le voy incorporando formas. Al final intento que armonicen el cuadro y el conjunto''.
En efecto, hay un hilo conductor que va más allá del soporte o la técnica: ''La exposición se llama Nómada no sólo por la presencia de vestigios un poco primitivos, sino por su relación con la búsqueda. Nómada como el que anda buscando sin encontrar. Esa parte es la que enriquece, da vida y hace interesante el trabajo de cada quien''.
En seguida liga la rusticidad de su obra con la desmitificación de lo artístico, en pos de la autenticidad y la despreocupación por tratar de impresionar. ''Más bien lo que busco es que se vea natural. Como cualquier pintor tengo muchas limitaciones y no las trato de ocultar. Al contrario, dejo que aparezcan por allí y busco aprovecharlas''.
Cabe mencionar que Gutiérrez Angulo siempre trabaja en el piso. Tiende sus soportes y los imprime. Claro, los tiene que ir levantando para ver cómo quedan. Esto establece una relación con el cuerpo: ''A veces estoy descalzo, entonces intervengo con el mismo material. Camino encima, luego me salgo''.