JUEVES Ť 19 Ť JULIO Ť 2001
Ť Ven en la apertura de la institución una esperanza educativa
Consideran justo el sorteo los aspirantes a la Universidad de la Ciudad de México
MARIA ESTHER IBARRA
Son sólo 600 lugares -la demanda global fue de 4 mil 850 personas- y su anhelo de realizar una carrera profesional dependerá de la "suerte". Sin embargo, aspirantes a ingresar a la Universidad de la Ciudad de México (UCM) ven en la apertura de esta institución una "esperanza" educativa y consideran justo el mecanismo de admisión mediante sorteo. Jóvenes recién egresados o los "rechazados" -una o más veces- de la UNAM, la UAM y el Poli, trabajadores del sector público y el privado, y hasta efectivos del Ejército Mexicano acudieron a la convocatoria emitida por el gobierno capitalino.
A diferencia de los solicitantes de esas tres casas de estudios, en la larga fila de aspirantes a la UCM predominaban rostros que denotaban, en promedio, los 23 años o más, y los de escasos recursos. En los alrededores del centro de admisión -la Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca- no hubo aglomeraciones viales ni carros último modelo. El Metro fue el transporte mayoritario. Por igual resaltó el número de quienes desean estudiar una carrera relacionada con la ciencias y tecnología, integradas por las ingenierías en sistemas electrónicos industriales, telecomunicaciones y transporte urbano. En la fila, en un tramo de 20 solicitantes, fueron menos los que optaron por las profesiones de humanidades.
Laura Ipanema de Gante Popoca, quien desea estudiar ingeniería en electrónica y telecomunicaciones, resume el sentir de varios aspirantes sobre la admisión por sorteo: "Es más justo porque no siempre los de diez son los mejores estudiantes y tampoco los de seis los malos; a fin de cuentas en la UNAM y en las otras universidades también es por sorteo, aunque lo nieguen".
Manuel Santillán Garduño, trabajador del Metro, ve los dos extremos del salomónico mecanismo. "Es bueno porque todos tenemos oportunidad y queda a la suerte, pero al mismo tiempo injusto porque quienes tienen preparación y no resulten sorteados se quedan sin educación". Otros, como el estudiante Arturo, rechazado de la Escuela Nacional de Educación Física de la SEP, resume: "Aquí por lo menos todos estamos parejos".
Aurora Esperón, originaria de Oaxaca, quien vive con sus padrinos en el DF, apuesta por el sorteo, aunque pueda no resultar favorecida. "Ojalá me quede porque es mi única opción; las escuelas privadas cobran mucho y no tengo recursos". Y como ella, Víctor Manuel Torres, Gonzalo Nabor Loncha y Elizabeth Navarro prefieren ese mecanismo, por justo, e ingresar a la UCM.
En la gama de aspirantes un teniente egresado del Colegio Militar aguardaba su turno de registro para la carrera de ciencias políticas y administración pública. No lo aceptaron en el Poli por su edad: tiene 25 años. "Es una oportunidad para personas que como yo se les rechaza por ese motivo. Eso es injusto", expresa. "Claro que hay campo en el Ejército para mi carrera; el señor secretario de la Defensa estudió esa carrera". Otro militar rehúye la conversación.
El registro de solicitantes concluyó ayer y reportes de las autoridades de la UCM indican que el porcentaje de hombres y mujeres fue casi equilibrado, aunque ligeramente arriba la población femenil. Por escuela de procedencia los del Colegio de Bachilleres y de las vocas del Politécnico predominaron; y por delegación los de Iztapalapa e Iztacalco.
Ayer se observaron también las primeras caras tristes, incluso a punto del llanto. Una de ellas, la de Edith Uribe Ortega, quien junto con otro adolescente, cabizbajos, abandonaron la fila de aspirantes. "Me dijeron que no me podía apuntar porque vengo de Ecatepec (estado de México) y que necesitaba ser de aquí. Sentí muy feo".