Ť El arreglo entre ministros ambientales de 180 países "aisla" a EU, que reitera su rechazo
Acuerdan en la Cumbre del Clima la aplicación del Protocolo de Kyoto
Ť Establece una reducción de 5.2% en las emisiones
de gases que provocan el efecto invernadero
Ť Grupos ecologistas califican este pacto como "poco
ambicioso" Ť Deben ratificarlo 55 países
AFP, DPA, REUTERS Y AP
Bonn, 23 de julio. Los ministros de Medio Ambiente de 180 países reunidos aquí en la Cumbre del Clima de la Organización de Naciones Unidas alcanzaron hoy un acuerdo, aislando a Estados Unidos, que permitirá la aplicación del Protocolo de Kyoto sobre la reducción de los gases que provocan el efecto invernadero.
El acuerdo, calificado como poco ambicioso por organizaciones ecologistas, fue alcanzado después de una semana de intensas negociaciones, en las que el fiel de la balanza lo tuvo Japón, cuyo primer ministro, Junichiro Koizumi, dijo al comenzar las pláticas que daría su respaldo hasta octubre próximo, con la idea de que para esa fecha Washington haría lo propio.
Estados Unidos mantuvo su negativa a ratificar el Protocolo de Kyoto por considerarlo "fatalmente defectuoso"; en contraste, fue respaldado también por Canadá, Australia y Rusia.
La aprobación de Japón, uno de las principales naciones contaminantes, era necesaria para salvar el Protocolo de Kyoto, redactado en 1997, después de que el presidente estadunidense, George W. Bush, rechazó en marzo pasado el documento argumentando que afectaba la economía de su país.
Indefinición japonesa
Tokio se mantuvo reticente a la aprobación del borrador del acuerdo presentado el sábado pasado por el presidente de la cumbre, el holandés Jan Pronk, a la espera de que se sumara Washington. Si bien aceptó el acuerdo de Bonn, aún no está claro si ratificará el protocolo si Estados Unidos no participa.
Un nuevo fracaso en la reunión de Bonn, similar al ocurrido en La Haya en noviembre pasado, habría representado el final definitivo del acuerdo contra el calentamiento global.
La delegada estadunidense, Paula Dobrianski, fue abucheada por los asistentes cuando afirmó ante el pleno que la administración Bush "toma muy en serio el cambio climático" y acto seguido reiteró que el Protocolo de Kyoto "es fatalmente defectuoso".
Dobrianski reiteró que su país no ratificará el acuerdo de 1997, pero tratará "de mantener su liderazgo en el área de asistencia a los países en desarrollo en sus prioridades sobre el cambio climático".
En Roma, la consejera de Seguridad estadunidense, Condolezza Rice, dijo que su gobierno considera necesaria una "solución verdaderamente global" a la cuestión sobre la protección del clima, y calificó el acuerdo de Kyoto como "parcial" porque olvida a los países en desarrollo que también emiten grandes cantidades de gases que contaminan la atmósfera. Por ello, adelantó, Estados Unidos continuará trabajando en un plan alternativo y buscará la forma de cooperar con otros países.
Tras 48 horas de intensas negociaciones, el portavoz de la ONU Michael Williams anunció el logro del acuerdo, y la comisaria de Medio Ambiente de la Unión Europea (UE), Margot Wallstroem, declaró "hemos logrado rescatar el Protocolo de Kyoto y ahora podemos empezar el proceso de ratificación".
El secretario de Energía de Bélgica, Olivier Deleuze, a nombre de la UE, invitó a Washington a reconsiderar su decisión sobre Kyoto: "Al único país que no participa en el protocolo quisiera decirle que dejamos las puertas abiertas".
Deleuze enfatizó que prefería un acuerdo imperfecto "pero vivo, a un acuerdo perfecto que no existe", en referencia a las negociaciones que permitieron una rebaja de las pretensiones iniciales de la UE, férrea defensora del respeto total a los planteamientos de Kyoto y que beneficiaron a los aliados tradicionales de Estados Unidos Japón, Canadá y Australia unidos en el llamado grupo Paraguas.
Después de que la Unión Europea aceptó que los países contaminantes recurran a sus reservas forestales, cultivables y de pastos para desgravar en sus cuotas de protección del clima, existe la posibilidad de que la reforestación sea considerada también como forma de protección climatológica. El único obstáculo restante era el sistema de penalización en caso del incumplimiento de los compromisos.
Al respecto, el grupo Paraguas argumentó que ningún acuerdo internacional prevé sanciones específicas, y finalmente se acordó que se contemplarán mecanismos de sanción que se determinarán tras la ratificación del Protocolo de Kyoto. La base es que habrá una multa por cada tonelada de reducción del dióxido de carbono que no se alcance en la primera fase.
Dicho protocolo establece una reducción de 5.2 por ciento de las emisiones de los gases que provocan el efecto invernadero, partiendo de los índices de 1992, entre 2008 y 2012. Para que sea puesto en marcha es necesario que lo ratifiquen al menos 55 países responsables de las emisiones de esos gases.
El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, su contraparte británico, Tony Blair, y el canciller alemán, Gerhard Schroeder, saludaron por separado el compromiso de Bonn.
Organizaciones ecologistas que asistieron a la cumbre calificaron el acuerdo de este lunes como poco ambicioso. Para el Fondo Mundial de la Naturaleza el pacto "es más débil de lo que se esperaba", mientras que Greenpeace enfatizó que "Japón adoptó el acuerdo de Bonn, pero no ha declarado que lo ratificará sin Estados Unidos. Es el momento de que hable claramente".
Al margen de la cumbre, 20 países desarrollados, encabezados por la Unión Europea, anunciaron que contribuirán con 410 millones de dólares anuales a los países en desarrollo para ayudarlos a combatir los efectos del cambio climático. Además de Los Quince, en este fondo participan Canadá, Nueva Zelanda, Noruega, Islandia y Suiza.