VIERNES Ť 27 Ť JULIO Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
EL MARTES PASADO, frente a la cúpula del PRI, los secretarios de Gobernación y de la Contraloría confirmaron que la lucha del gobierno foxista contra la corrupción es un leve deseo a futuro y no una firme mirada hacia atrás.
LA VISITA DE los altos funcionarios panistas a las instalaciones centrales del partido tricolor mostró la urgencia que el gobierno foxista tiene de construir escenografías que den la impresión de que se avanza en la búsqueda de un acuerdo político nacional. Sin embargo, para lograr esa fotografía de ocasión, los secretarios de militancia blanquiazul hubieron de exhibir la inconsistencia de sus programas de castigo a la corrupción. El contralor, Francisco Barrio Terrazas, insistió en que es más importante prevenir que sancionar, y el hombre de Bucareli consolidó la tesis de que el pasado debe ser juzgado conforme a los órganos institucionales existentes, sin necesidad de crear comisiones de la verdad ni paparruchas parecidas.
NO LLEGARON TOMADOS de la mano, pero sí se acompañaron mutuamente los citados secretarios para enfrentar a los chicos (y chicas) del tricolor. Pero no había necesidad de tales prevenciones. Puras buenas costumbres desde el principio: que si muchas gracias por recibirnos, y que les manda un saludo el presidente Fox a ustedes, señores directivos, y por su conducto a todos los militantes del PRI. Y que no, que gracias a ustedes por visitarnos. Y que el diálogo político y la negociación. Nada de víboras prietas, sanguijuelas, alacranes, tepocatas ni demás fauna priísta exhibible solamente en temporada electoral.
BIEN FRANCOTE EL contralor Barrio. ƑCorrupción, dicen? No, bueno, digo, la verdad sea dicha, pues, Ƒcómo les diré?: "este es en realidad un flagelo que azota a una gran proporción de los países del mundo y que incide en formas muy diversas, desde luego siempre negativas, en el desarrollo de las naciones". Y continuó allí, en el Salón Presidentes del edificio de Insurgentes Norte: "Este fenómeno, bueno, pues como todos lo sabemos, es un fenómeno sumamente complejo, que se origina por causas muy variadas que se interrelacionan, y que, bueno, no es fácil siempre erradicarlas".
NADA DE QUE el malvado sistema priísta, y las complicidades y el mal gobierno del pasado. Incluso, ya encarrerado, el contralor les tranquilizó, como si sus palabras fueran un spa: "hemos visto que, finalmente, se puede ser mucho más eficaz en este tema con actividades de prevención que con actividades punitivas, con acciones de castigo, con acciones de persecución que, finalmente, en muchos países también hemos visto que estas acciones finalmente no llegan a dar el resultado que se busca". Es mejor, añadió, prevenir, buscar que no se dé una "práctica irregular" que "andar luego buscando a ver si ya se dio, quién fue el responsable, cómo y en qué circunstancia, y a ver si castigamos o no castigamos".
Y ES QUE, les dijo Barrio, recordando sus primeras lecciones en la carrera de contador público: "prácticamente en todo el mundo" hay una parecida proporción demográfica de honestidad: en las organizaciones, 5 por ciento de las personas son "honestas, honestas, honestas; honestas a carta cabal (...) las puedes sentar en un cerro de monedas de oro y no va a faltar una". Otro 5 por ciento son "los pillos redomados, aquellos a los que puedes poner todos los supervisores, auditores, controles, fianzas, lo que quieras, y siempre van a encontrar la manera de llevarte al baile; siempre van a ir medio pasito adelante que tú". Y, en medio, el 90 por ciento "de gente buena, de gente que no tiene intención de hacer una trastada (...), pero que en un escenario de controles deficientes, laxos, de cierto descuido, a veces cae en falta, muchas veces por error...".
TODO IBA MAS o menos bien hasta que pasó a comentar otra vivencia de sus años de estudiante: la de los casinos. "Casinos que yo sé que aquí nadie ha visitado, pero sí algo les habrán platicado", dijo el contralor, tratando de hacerse el chistoso ante los castos y virtuosos ojos y oídos priístas. Y se lanzó a explicarles por qué un tallador nunca puede quedarse con dinero del que al mando de sus manos se juega. "Cuando uno llega ahí y saca un billete y pide fichas, Ƒqué pasa? ƑQué pasa cuando uno saca un billete de 100 dólares? ƑQué ocurre?", preguntaba el chihuahuense ante una audiencia muda, seca, impávida. Ya que ningún alumno contestaba con excelencia lo que el maestro preguntaba, éste hubo de explicar que los talladores deben avisar a un supervisor de la operación que realizarán y, luego, pondrán el billete y las fichas juntos, sobre la mesa, para que una cámara oculta deje testimonio de que la conversión fue correcta. Pero, "si uno le da una propina, Ƒqué hace, qué hace el tipo, lo primerito que hace?" Silencio de los priístas. Entonces Barrio les volvió a dar un coscorrón verbal que pretendió ser simpático: "Bueno, otra vez parece que nadie ha ido a un casino recientemente, o algo así". Y enseguida les explicó que las propinas son depositadas en una alcancía, y que los empleados no llevan bolsas en el pantalón para que no se puedan guardar nada.
MORALEJA: LO IMPORTANTE no es agarrar al que se clava el dinero de los casinos, sino establecer mecanismos de control y supervisión, además de preocuparse porque los pantalones no tengan bolsas.
LA PRIMERA INTERVENCION de los priístas, la de Manuel Fuentes Bove, secretario de acción y operación política, puntualizó de inmediato: "No tenga duda, señor secretario: la mayoría de los que estamos aquí, creo que no hemos ido a los casinos. Pero a Santiago (Creel) le consta que sí vamos a los toros".
POR CIERTO, EL secretario de Gobernación embistió en cuanto le fue posible para desechar la tal comisión de la verdad que fue una promesa más de campaña de Vicente Fox. "Cualquier conducta del pasado que presuponga alguna irregularidad, un hecho ilícito, hay el compromiso por parte del gobierno de la República de que se tratará y se desahogará por la vía de las instituciones". Si éstas no fuesen suficientes o adecuadas, a juicio de los actores políticos, "entonces nos podemos sentar a platicar sobre la reforma institucional que requiere el país...".
LUEGO, EL SECRETARIO de la Contraloría se comprometió a que no habrá filtraciones que dañen la reputación de presuntos culpables de hechos que no hayan sido suficientemente acreditados. Y él, el Bárbaro del Norte, el líder que incendiaba políticamente Chihuahua, cuyos seguidores cerraban puentes internacionales en denuncia de presuntos o reales fraudes electorales, cerró su intervención con una frase digna de ser escrita en oro para celebrar la conversión de la oposición en gobierno: "Yo creo que en este país lo que ahora urge son consensos, acuerdos, etcétera. Quizá tiempo atrás era valioso tener algún disenso, tener algún diferendo, pero yo creo que ahora lo más importante es lograr estos consensos".
EL ANTES Y EL ahora. Antes "quizá" era importante ser oposición; ahora "lo más importante" es ganar gobernabilidad, así sea yendo a prometerles virtual amnistía a aquellos a los que antes culpaban de ser los corruptos saqueadores de la nación.
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