VIERNES Ť 27 Ť JULIO Ť 2001

Ť En el acto, al que se unieron dos centenares de estadunidenses, se exigió el fin del bloqueo

Celebran un millón 200 mil cubanos el 48 aniversario del asalto al Moncada

Ť La multitudinaria marcha demandó la "libertad de los cinco patriotas encarcelados en Miami"

Ť Participaron, además de Fidel Castro, el ministro de Defensa vietnamita y dos nietos de Jomeini

AFP, DPA, AP Y REUTERS

mdf22033La Habana, 26 de julio. Encabezadas por el presidente cubano Fidel Castro, más de un millón de personas participaron hoy en las celebraciones del 48 aniversario del ataque al cuartel Moncada, con demandas de "cese total de las genocidas le-yes estadunidenses" contra la isla y la "libertad de los cinco patriotas encarcelados en Miami".

La multitudinaria marcha, que culminó frente a la Oficina de In-tereses de Estados Unidos, sepultó los llamados del Departamento de Estado de que los cubanos se quedaran en sus casas para "reflexionar sobre quién es responsable sobre la situación en Cuba".

Los llamados de Washington no sólo no tuvieron ningún eco en la prensa cubana, sino que además se unieron a la marcha unos 200 estadunidenses que integran una brigada de solidaridad que visita la isla, además de cientos de turistas extranjeros que también decidieron sumarse a la gigantesca movilización popular.

Se estima que un millón 200 mil personas marcharon a lo largo de unos seis kilómetros del malecón habanero para recordar la gesta del 26 de julio de 1953, cuando Castro y unos 160 jóvenes asaltaron fallidamente el cuartel Moncada en Santiago de Cuba, en lo que se considera como el comienzo de la revolución cubana.

"¡Abajo el bloqueo genocida!", "¡Cese el terrorismo contra Cu-ba!", "¡Abajo la criminal ley de ajuste cubano!", fueron algunas de las consignas antiestadunidenses lanzadas por la multitud, así como el reclamo de liberación de los cinco agentes cubanos detenidos en Miami por espionaje en las filas anticastristas.

Disciplina y poder de organización

El desfile comenzó desde las 8 horas con contingentes de campesinos, sindicatos obreros, estudiantes y agrupaciones barriales organizadas en los Comités de Defensa de la Revolución, en lo que se consideró una muestra de disciplina y poder de organización del gobierno en sólo tres días para la movilización de masas.

De hecho, observadores independientes consideraron esta jornada como la concentración popular más grande de los últimos años, que superó en número a las realizadas el año pasado cuando se exigía la devolución del niño balserito Elián González, cuyo retorno se logró tras siete meses de una intensa batalla judicial.

Fidel Castro, quien hace un mes causó alarma con su desmayo durante otro acto público, encabezó la marcha vestido con su tradicional uniforme verde olivo y con calzado deportivo, flanqueado por familiares de los cinco cubanos detenidos en Florida y Juan Mi-guel González, padre del balserito.

También iban en la primera fila dos nietos del líder espiritual iraní ayatola Jomeini, quienes se en-cuentran de visita privada. Asimismo, en otra parte de los contingentes estuvo presente el número dos del país, Raúl Castro, quien se hizo acompañar por el ministro de Defensa de Vietnam, coronel ge-neral Pham Van Tra.

cuba_marchaEn la convocatoria de esta nue-va concentración, repetida constantemente, el presidente Fidel Castro proclamó que "el 26 de julio es un día de combate" y de "exaltación patriótica, de llamado a la lucha y un día histórico en la batalla de ideas" que libra Cuba "contra la política anticubana de Washington".

"Aquellos que nos subestimaron sin saber qué clase de pueblo heroico y patriótico somos terminarán por entender que seguiremos avanzando a paso rápido en el futuro", era otro de los llamados del líder cubano, cuyo gobierno desde hace varias semanas realiza una campaña en favor de los cinco cubanos encarcelados en Miami.

Trascendidos de prensa, que ci-taban como fuente a Radio Unica, de Miami, señalaban que habría negociaciones secretas entre La Habana y Washington para intercambiar a los cinco cubanos condenados en Florida por estadunidenses recluidos desde hace tiempo en prisiones de la isla.

Cuba repudia el embargo económico estadunidense decretado en forma unilateral desde 1962 contra la isla, reforzado con las leyes Torricelli de fines de 1992 y Helms-Burton de 1996. Rechaza asimismo la ley de ajuste cubano de 1966, que otorga residencia y trabajo a los migrantes cubanos indocumentados que pisen suelo de Estados Unidos.

Terminar embargo, pide disidente

Una de las voces de la disidencia, la economista Martha Beatriz Roque, calificó el embargo estadunidense como "anacrónico" y abogó por ponerle fin, al estimar que esa medida y sus leyes sólo sirven para "fortalecer" al gobierno de Castro.

El voto del miércoles en la Cá-mara de Representantes para permitir a los estadunidenses viajar a Cuba prueba la oposición que hay en el país a la línea dura contra la isla, que ahora enarbola George W. Bush, declaró por su parte el mi-nistro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque.

Aseveró que tal medida constituye "un símbolo, una prueba del sentir de la mayoría de la sociedad estadunidense", que considera la política de Bush de endurecimiento hacia la isla de carente de apo-yo, además de "irracional, injusta y sin sentido".

No debe olvidarse, añadió, que los empresarios estadunidenses demandan la posibilidad de tener relaciones normales con Cuba.

Por todo lo anterior, el canciller insistió en que Estados Unidos cumpla las sucesivas resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas de levantar el embargo económico y comercial.

Si bien Pérez Roque expresó cautela de que la decisión de los representantes de liberalizar los viajes de estadunidenses a la isla sea refrendada en el Senado, dijo que en cambio Cuba halla gran receptividad en Europa y ésta to-ma distancia sobre las "maquinaciones" de Washington.

En cuanto a las recientes renuncias en el liderazgo de la anticastrista Fundación Nacional Cubano Americana, de Miami, el canciller lo atribuyó a una disputa por el reparto del dinero con los aumentos de fondos de Bush, pero, dijo, no les queda más que "jubilarse" y ver como el pueblo cubano sigue "construyendo un país digno"