DOMINGO Ť 29 Ť JULIO Ť 2001
Ť Su candidatura, argumenta, fue resultado de una consulta entre gobiernos y ONG
Rechaza Stavenhagen que su cargo en la ONU obedeciera a un proceso "mañoso o secreto"
Ť Arranca su misión con la confianza de que podrá encarar el desafío indígena
Ť El problema no es la falta, sino el exceso de información, dice el mexicano
KYRA NUÑEZ CORRESPONSAL
Ginebra, 28 de julio. El primer relator especial para los derechos y libertades fundamentales de los pueblos indígenas, Rodolfo Stavenhagen, dio inicio a su cargo participando en la 19 sesión del grupo de trabajo de la ONU en esa materia, donde tuvo un primer contacto con numerosas organizaciones indígenas y delegaciones gubernamentales, con las cuales sostuvo consultas y conversaciones. También se reunió con la titular del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Mary Robinson; con el presidente de la 57 Comisión de Derechos Humanos, Leandro Despouy, y con el personal técnico del sistema.
Al término de esa primera semana de actividades, Stavenhagen hizo un balance de sus impresiones en primicia para La Jornada, en que adelantó el contenido del que será su primer informe y aseguró que su nombramiento "no provino de un procedimiento mañoso, secreto o poco transparente". Luego del "incidente" con el cual los indígenas midieron fuerzas con el relator especial que se encargará de sus asuntos de derechos humanos y pusieron a prueba su calidad independiente, el primer mexicano en un cargo de relator especial en el sistema de la ONU dijo tener confianza en que podrá encarar el desafío.
Afirmó que, si bien su mandato es planetario, en los casos en que se requiera seguirá expresando de viva voz sus opiniones y recomendaciones respecto de la situación de los derechos humanos de los indígenas mexicanos.
Lo primero, establecer el perfil del puesto
-De esta semana de trabajo, Ƒqué impresión ha recibido?
-El obtener una primera visión de cuáles son las prioridades en derechos humanos que preocupan a indígenas y a gobiernos, así como el obtener buenas ideas de lo que se espera de la relatoría. Es un desafío aún más complejo porque se trata de la primera vez que se ejerce el cargo, y como tal, requiere establecer el perfil del puesto. Su creación viene con un mandato claro y con dos vertientes: examinar la situación de los derechos humanos y las libertades individuales de los indígenas y proponer acciones, recomendaciones y sugerencias a la Comisión de Derechos Humanos para su adopción, si lo considera conveniente. En lo que toca a la primera vertiente, es recabar informaciones de fuentes indígenas, de visitas a países -mediante invitación gubernamental-, examinar documentos y recibir denuncias, quejas y alegatos de organismos no gubernamentales y asociaciones indígenas sobre violaciones.
-ƑCómo se avizora ese perfil?
-Se trata de elaborar la metodología para darle la interpretación y forma estructural al mandato. Esto será lo grueso del primer informe, que deberá ser presentado a la secretaría a más tardar en diciembre -según las normas establecidas en la ONU, que imponen además la limitación a 32 cuartillas-. El problema no es la falta sino el exceso de información, así como el identificar fuentes nuevas de informaciones. En cuatro meses no se puede hacer más, sobre todo cuando el primer mes estará dedicado a preparar mi participación en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y Formas Conexas de Intolerancia, que se realizará en Durban, Africa del Sur, del 31 de agosto al 7 de septiembre. En los tres meses restantes, haré el esbozo metodológico del trabajo, con un plan de actividades y el planteamiento de grandes temas a desarrollar. Al respecto, el trabajo ha comenzado con los encuentros sostenidos entre organismos indígenas y delegaciones de gobiernos de Asia, Africa, Europa, Medio Oriente, América del Norte, América Latina.
"Tienen derecho a estar descontentos"
-Durante su primera presentación ante el caucus indígena del Grupo de Trabajo, los representantes de los pueblos indios le expresaron su descontento por la forma en la que el cargo fue establecido y por la que llamaron imposición de su nombramiento. ƑCuál es su impresión de lo ocurrido? ƑCambió el ambiente luego de sus encuentros y consultas?
-No me toca juzgar los procedimientos de la ONU, pero entiendo que al crearse el cargo de relator especial por unanimidad entre los 53 gobiernos miembros de la Comisión de Derechos Humanos, y con la aceptación del Consejo Económico y Social de la ONU, éste se hizo del conocimiento público, así como el anuncio de candidaturas que fue, incluso, transmitido a través de la página web del Alto Comisionado. De hecho, se recibieron no menos de una veintena de propuestas con candidatos tanto indígenas como académicos, personalidades públicas y funcionarios internacionales. De mi reciente plática con Leandro Despouy, presidente de la comisión, entiendo que el interés consensuado fue el de una persona con la capacidad técnica que permita establecer, como he dicho antes, el perfil del cargo para el cumplimiento del mandato.
"Mi candidatura fue sostenida tanto por el apoyo de numerosos gobiernos como de organismos no gubernamentales y organizaciones indígenas, y resultado de una amplia consulta llevada a cabo por el propio Despouy. Si están descontentos, tienen el pleno derecho de estarlo. Pero el procedimiento no fue mañoso, ni secreto o poco transparente. Luego del incidente del lunes (23 de julio) lo que ha acontecido es la recepción de una muestra inacabable de apoyo, solidaridad, simpatía y satisfacción de parte de indígenas y de gobiernos. Así, tengo la confianza de que podré encarar el desafío, porque al final a quienes beneficiará será a los pueblos indígenas. No se puede esperar más".
-El mensaje que le transmitieron, en síntesis, es: consúltenos, Ƒno lo cree?
-Estoy de acuerdo, e incluso con la estrategia que utilizaron para demandar que su presencia sea reconocida, que sus voces sean atendidas, que cualquier decisión presente o futura en temas que los involucran sea tomada en consulta y con la participación activa de los pueblos indígenas. Estos han abierto espacios de importancia en los últimos 15 años y de lo que se trata es de hacer avanzar esa agenda, para eso estoy aquí, para colaborar, no para provocar divisiones.
Hay que ir más allá de la mera acusación
-Los indígenas quisieran ver en su primer informe que identifica situaciones nacionales. ƑLo hará?
-El relator especial no es para ser una caja de resonancia de denuncias; ocuparse de ellas, sí, pero ir más allá de la mera acusación. La problemática es extensa, tiene que ver con temas de desarrollo, de política social, de cambios jurídicos y legales en el nivel internacional, y nacionales; 32 páginas del informe no alcanzarían para cubrir la lista.
-Cuando aceptó el cargo es porque hay situaciones que lo inquietan. ƑCuáles son sus aspiraciones de cambio?
-El patrón generalizado de violaciones sistemáticas, a veces masivas, que selecciona como víctimas a los pueblos indígenas en todo el mundo. Se trata de velar por sus derechos humanos; de los clásicos, como las libertades individuales, procesos de administración de justicia, discriminación en salud, educación, empleo, discriminación de género, desinterés o explotación de la infancia, hasta los derechos contemporáneos, como son la autonomía, tierras y territorios, explotación de recursos, supervivencia cultural en un mundo globalizado, derechos colectivos dentro de un Estado-nación, derechos de pueblos en su calidad de pueblos.
El mandato es planetario
-Setenta y ocho representaciones indígenas le solicitaron concentrar su primer informe de relator especial al examen e investigación de la situación en México. ƑNo lo han puesto entre la espada y la pared?
-La iniciativa lanzada por ANIPA es justa, la de plantear la situación indígena en México. Personalmente comparto este hecho, como mexicano, defensor de los derechos humanos y académico. No ha sido la única. En un solo día recibí la misma demanda para México, para las islas Molucas (Indonesia), para los nagas y hmongs en el sureste asiático, para Ecuador. He recibido en la semana no menos de 20 demandas de visitas a países, incluyendo a México.
"Mi mandato es planetario, no soy relator especial para un país, soy temático. Una visita oficial se hará mediante invitación del gobierno, pero hay otras formas que se me permiten: conferencista, panelista, visitante de una comunidad, entre otras. No soy vocero de un grupo de organismos ni de un país. Pero a los mexicanos les digo que cuando se requiera, y en la medida de lo posible, haré referencia a la situación indígena en México, siempre conservando el equilibrio. Así lo sabe ANIPA.
-Finalmente, Ƒson pueblos, o poblaciones indígenas?
-La definición que utilizo es la sociológica-antropológica: pueblos indígenas.