Ť Anuncia una guerra frontal contra la miseria; creará una institución para erradicarla
Asume Toledo la presidencia de Perú
Ť Algunos invitados extranjeros calificaron su discurso como "exagerado en las promesas"
Ť Advirtió que no permitirá que "se robe la dignidad de los pobres" con manipulación política
ROSA ELVIRA VARGAS ENVIADA
Lima, 28 de julio. En el Congreso pe-ruano no se
escucharon hoy los nombres de aquéllos que la propia justicia señala
como responsables de la nueva y más reciente fase de la crisis económica,
política y de corrupción que envuelve este país.
Apenas Alejandro Toledo Manrique juró ante la
Biblia "por Dios, por la patria y por los pobres de Perú'',
trazó un discurso pletórico de promesas, cargado de proyectos
y de frases que muchos aseguran son ya parte del léxico contemporáneo
de los gobernantes de América Latina.
Definiciones y señalamientos sobre corrupción, impunidad y narcotráfico, pero sin nombre ni apellido. Tampoco reclamos para Japón, por mantener protegido a Alberto Fujimori o un mínimo re-proche a Hugo Chávez, presidente de Venezuela, porque su gobierno habría auxiliado en su huida a Vladimiro Montesinos.
Pero de recordar todo eso, de hacerlo patente en sus discusiones y planteamientos callejeros se encargan los propios limeños que el jueves derribaron en Pueblo Libre, encabezados por sus autoridades municipales, una barda instalada en la representación japonesa que obstruía el paso.
Coincidencia o signo de los nuevos tiempos, pero nadie hizo ma-yor cosa por evitar el desquite popular contra una nación que tiene aquí fuertes intereses económicos y políticos.
Y con el mandatario de Venezuela el reproche se dio de otra manera. Cierto que su actuar de-senfadado y su locuacidad lo ha-cen simpático a los ojos de mu-chos, pero afuera del Congreso y en otros lados, grupos ciudadanos le gritaban hoy "¡Chávez, vergüenza de Venezuela!''
El pasado reciente quedó atrás
Mientras, periodistas que buscaban afanosos su declaración sobre lo que estuvo a punto de provocar un gran diferendo diplomático, al menos ayer no recibieron más que evasivas: "No quiero hablar del pasado reciente, sino de ese pasado lejano, luminoso y lleno de gloria que representa el paso de Simón Bolívar por estas tierras'', y por ahí se seguía el presidente, ante la desesperación de la prensa.
Sin embargo y para de alguna forma anunciar cómo se conducirá su gobierno ante situaciones de tensión en el ámbito internacional, cuando Alejandro Toledo entró a la sede del Congreso y se dirigió a saludar a los mandatarios, se detuvo con Chávez para darle un abrazo largo, y los ahí congregados entendieron de inmediato el significado de ese gesto.
Aunque no pocos extranjeros que se dieron cita aquí ?incluidos algunos mexicanos? calificaron el discurso del nuevo presidente como "bastante deshilvanado, con exageración en las promesas y, en general, una mala pieza retórica''. Lo cierto es que tanto el texto co-mo el lenguaje simbólico decían lo que será la era Toledo.
De entrada, apenas unos párrafos usó para describir lo que no obstante esa brevedad dio una idea bastante dramática de la de-pauperación peruana: 54 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza y 4.5 millones se debaten "en la miseria y la po-breza extrema'' (no ubicó la diferencia entre una y otra); uno de cada cuatro niños menores de cinco años se encuentra ''crónicamente desnutrido'' y la mortalidad infantil es cinco veces mayor que en los países vecinos.
Además, documentó, más de 40 por ciento de los casi 26 millones de habitantes carece de drenaje y 25 por ciento no posee electricidad en sus casas. Entonces, Toledo lamentó: "en un mundo cada vez más globalizado y competitivo siguen siendo millones los peruanos y peruanas que se encuentran todavía excluidos y marginados dentro de su propio país''.
Apuntó que ante ese cuadro de pobreza dramática
"no puedo ce-rrar mis ojos ni mi corazón'', y anunció "una
guerra frontal contra la pobreza, a la cual dedicaré todos los minutos
de mi gobierno, con la fuerza de mis sueños y de mi terquedad''.
Para ello ofreció una política económica
de lucha contra la recesión y el desempleo y puso buena dosis de
expectativas en la Mesa de Donantes que, auspiciada por Es-paña,
Francia, Alemania, la Unión Europea, Estados Unidos y organismos
como Naciones Unidas, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco
Mundial, permitirán una rápida inyección "de recursos
frescos en el Programa de Emergencia Social Productivo''.
Eso sí, desde ahora advirtió que no permitirá que se robe la dignidad de los pobres con la manipulación política de los programas sociales y anunció (entre muchas otras) que creará una institución autónoma y con "capacidad ge-rencial'' que coordinará políticas y acciones contra la pobreza.
De la corrupción, dijo que será implacable en su combate y que hará vinculantes para el Estado las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, que opera aún.
Anunció que restructurará de manera integral las fuerzas armadas y policiales para que estén "subordinadas a la legitima autoridad elegida por la soberanía popular''. Fue por ello que designó a civiles en los altos mandos de todas las corporaciones, incluida Defensa, Interior y el Sistema de Inteligencia Nacional.
Un día de intenso ajetreo
El día del cholo, como muchos lo llaman aquí, empezó con un desayuno con niños pobres. Alteró, al jurar por ellos, el texto protocolario de la rendición de protesta ?que aquí incluye hacerlo con una mano sobre la Biblia, invocando a Dios y como en un altar, con dos velas y un crucifijo enfrente?, y hasta el cierre de esta información su agenda inaugural no tenía para cuándo terminar.
La televisión peruana cubrió más de 10 horas ininterrumpidas sólo con las actividades de Toledo desde su arribo al Congreso y luego en el palacio de gobierno, donde fuera de programa firmó un acta política con los presidentes que aquí se encuentran y a quienes más tarde llevó a sembrar un árbol en el nuevo Jardín de la Democracia.
Con la natural demora de estas ocasiones, para las 21 horas apenas recibía la salutación ?nuevamente? de los jefes de Estado y de las delegaciones diplomáticas. Por momentos y sin disimulo alguno, flexionaba las piernas para buscar algún alivio en este largo día.
Prácticamente Toledo ha hablado en todos los actos, y mañana estará en Cuzco y en Machu Picchu, el santuario de la cultura in-ca. Buscará el nuevo presidente, para legitimarse en su función, a los dioses de esa civilización, aunque organizaciones de católicos fervientes ya se lo reclamaron en desplegados pagados en la prensa.
La vehemencia toledana quedó impregnada en este día, uno más de la política peruana. Todavía hoy tendrá en su recorrido a aquella región indígena la compañía de varios presidentes que vinieron a su unción y a quienes, por cierto, pidió "la inmediata congelación de armas ofensivas en la región sudamericana'', lo que no se notó que les produjera mayor entusiasmo.
¡Ah!, y también se comprometió a poner en práctica "una economía con rostro humano''.