TIEMPO DE BLUES
Blues again
Primera llamada
BLUES AGAIN. ASI respondio Willie Dixon a la pregunta sobre la posibilidad de realizar un segundo festival de blues, al concluir el último concierto del primero (Sala Nezahualcóyotl, 1978). Esa noche nos dirigimos todos los que participamos en la organización del festival a la casa del que esto escribe. Fue memorable. Hubo una descarga con todos los músicos que participaron en el Festival. El entusiasmo se desbordó esa noche y era inevitable no hablar del próximo.
AL SIGUIENTE AÑO (1979) volábamos a Chicago para contratar a los músicos que habrían de participar en el II Festival de Blues en México. Este viaje resultó completamente distinto al del año anterior, pues había ya el antecedente del primer festival, con una gran respuesta del público y la sorpresa que los propios músicos tuvieron con éste.
EL REGRESO NO pudo ser mas emotivo, ya no éramos un par de locos que querían llevar músicos de blues a México. Traíamos con nosotros el entusiasmo y la prendidez del público que había impactado a los músicos. El comentario mas frecuente fue de que: "pocas veces nos hemos presentado en un escenario como el de la Sala Nezahualcóyotl (obviamente jamás pudieron pronunciar correctamente el nombre del lugar) y con un público tan entusiasta que goza con el blues".
AL DIA SIGUIENTE de nuestra llegada nos invitaron al West Park: un teatro con diferentes niveles en dónde se bebía y cenaba. Esa noche tocaba Johnny Winter con otros dos músicos (guitarra, bajo y bataca). A la mitad del show se aventó un palomazo Albert Collins. El duelo de guitarras fue todo un show, me dió la impresión que esto lo habían ensayado mas de una vez, y si no fue así qué manera de improvisar. Resultó una noche completa.
Segunda llamada
INICIAMOS LA LISTA de los bluesmen que queríamos invitar. El primero era un artista fundamental del blues urbano y del rythm & blues: Muddy Waters (Aguas Lodosas).
HABLE POR TELEFONO con su mánager y éste (despues de consultar a Willie Dixon) nos habló para decirnos que McKinley Morganfield, o sea Muddy Waters, aceptaba venir a México. No lo creíamos ¿así de fácil?, no puede ser -me repetía-. La suerte estaba de nuestro lado, saltaba en un pie al escuchar la respuesta afirmativa.
LA INCLUSION DE Willie Dixon y sus Chicago Blues All Stars era obligada. Se le hizo la invitación y nos contestó que nos esperaba en su casa. En un artículo publicado hace unos meses escribí sobre ese día. Al llegar a casa de esa vaca sagrada del blues, como lo llamó el Parménides García Saldaña (escritor, periodista y blusero como pocos), me impactó la sencillez de ésta. En la sala sólo habían dos sillones, una pared vacía y en la otra pared colgados, gran parte de sus premios, reconocimientos, discos de oro y casualmente uno que otro Grammy. También había una consola grandota sobre la cual había una sola foto: Willie con un fan que lo abrazaba a la altura de su gran panza. La foto fué tomada el día que este joven conoció en persona a su gran maestro. El fan todavía vive y se llama Mike Jagger.
Tercera llamada
ESTO ME RECUERDA (toda proporción guardada)
la película de Kurosawa: Los siete samurais. Cómo
iban seleccionando uno por uno hasta completar siete. Aquí eran
cinco y un común denominador: el blues. Nos leemos la próxima
semana.