Al menos 30 presos con sida viven hacinados y estigmatizados en el penal de Mérida
Ť Temen que la enfermedad se extienda al área femenina; hay dos posibles contagiadas
LUIS A. BOFFIL GOMEZ CORRESPONSAL
Merida, Yuc., 29 de julio. Ante la indiferencia de las autoridades penitenciarias del estado, por lo menos unos 30 internos del Centro de Redaptación Social (Cereso) ven transcurrir sus días hacinados y con el estigma de padecer el virus VIH/sida.
El caso de Seferino Yah Tec, el interno fallecido en marzo pasado a las puertas del hospital O'Horán, en parte por la negligencia del personal médico a brindarle auxilio, generó un clima de alerta en el penal meridano, cuyo director, Francisco Brito Herrera, trata de deslindarse de cualquier responsabilidad.
La organización Grupo Multisectorial Ciudadano con VIH/sida denunció que en el reclusorio de esta capital persiste la discriminación contra los reos que sufren la enfermedad y que carecen de medicamentos y atención adecuada para su tratamiento.
En principio, narran las organizaciones no gubernamentales de promoción a los derechos humanos, los reos son aislados y sólo cuentan con algunos medicamentos que "no son los adecuados" para combatir el sida.
En el Centro de Redaptación Social de Mérida se carece de lo indispensable relacionado con los medicamentos para atender a los pacientes de esa mortal enfermedad.
Según el Grupo Multisectorial, cuando la enfermedad avanza en los reos infectados éstos son llevados a los módulos normales de detención y conviven con sus compañeros, quienes, hasta ese momento, están completamente sanos.
"Se corre el riesgo de que la enfermedad se extienda ampliamente, como ha sucedido en los últimos años por el hacinamiento y la convivencia entre los internos que padecen sida con sus compañeros", destacó Cárlos Méndez, del albergue Oasis de San Juan de Dios.
Además, sostuvo el dirigente, cuando se "rebelan" por la falta de atención se les encierra en unas celdas de castigo denominadas "cápsulas" y tampoco se les suministra alimentos, agua ni, por supuesto, medicinas.
En el momento en que los internos se encuentran "en condiciones críticas" es cuando, fuertemente custodiados, son llevados al hospital O'Horán para que sean auxiliados, "pero algunos de ellos ya no resisten el menor tratamiento debido a su debilidad física".
"La mejor atención médica"
La problemática continúa y tiende a incrementarse, y quizá extenderse a la comunidad penitenciaria femenina que, al parecer, ya tiene a dos internas con VIH/sida, aunque las autoridades del penal rechazan dicha versión que ha sido comunicada a las agrupaciones no gubernamentales.
Francisco Brito Herrera, director del penal meridano, rechazó una entrevista con La Jornada, pero mediante sus subalternos afirmó que los presos del Centro de Readaptación Social "tienen la mejor atención médica y alimenticia que se puede prestar en un sitio como este".
De acuerdo con sus voceros, Brito Herrera señaló que los reos con sida son llevados periódicamente al hospital O'Horán para que reciban tratamiento especializado.
En relación con Seferino Yah Tec, quien falleció en la ambulancia de la Cruz Roja, a las puertas de dicho nosocomio, señaló -de acuerdo con las mismas fuentes- "que ya estaba en etapa terminal, pero de ninguna manera hubo negligencia en el dispensario médico del penal".
Hasta ahora, según el Grupo Multisectorial, no ha sido posible confirmar la versión de que dos internas están infectadas con el VIH/sida, pues a los miembros de esa ONG se les niega la entrada al Cereso.
-Nada más queremos apoyar a los enfermos, no estamos pugnando por liberarlos ni exculparlos, pero también tienen derecho a ser respetados y tienen una vida digna, a pesar de sufrir la mortal enfermedad -precisó Méndez Benavides.
Con casi mil 750 reclusos, el riesgo es grande para la población del penal meridano. El sobrecupo es de por lo menos 800 internos.
Y si ahora son unos 30 presos que tienen la enfermedad ya declarada, se corre el peligro de que cunda una pandemia ante la indiferencia de las autoridades carcelarias, sostuvo el Grupo Multisectorial Ciudadano.
El director Francisco Brito Herrera ha ignorado de tajo hasta las normas más elementales de respeto a los derechos humanos de los internos que llegan a padecer sida. "Simplemente se les enclaustra como castigo y después, cuando el mal ya está muy avanzado, se les libera para que convivan con el resto de sus compañeros sin la menor atención médica", concluyó la ONG.