VIERNES Ť 3 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Gabriel Székely, voz discordante en foro del Tec

"De la globalización hay que quejarse como del clima": premier británico

MIREYA CUELLAR

Los chicos del Tec de Monterrey no se atrevieron a emitir una calificación. Nueve, musitó con desgano un pequeño grupo que estaba al fondo del auditorio, pero el resto de los asistentes no se dieron por enterados. El rector Rafael Rangel Sostmann, de breve paso por el servicio público al inicio de la administración, invitaba a los estudiantes a calificar a los expositores: Ƒcuánto les dan, muchahos? Tony Blair, Luis Ernesto Derbez, Adolfo Aguilar Zinser, Gabriel Székely y Blanca Heredia permanecían sentados en torno a la mesa que les sirvió para un intercambio de 45 minutos.

Rangel Sostmann dio la impresión de calificarlos con 10, porque los invitó a todos a volver, incluido el primer ministro de Gran Bretaña, a quien le pidió que venga de sabático a cambio de "unos buenos viáticos" para que se vaya de vacaciones a Cancún o de perdida a Acapulco. La respuesta fue una sonrisa franca de Blair, quien llegó al Tec campus Ciudad de México acompañado de un discreto equipo de seguridad.

El distinguido visitante del Tecnológico de Monterrey expuso con brevedad su punto de vista sobre la función del gobierno en el siglo XXI. La bienvenida estuvo a cargo del empresario regiomontano Lorenzo Zambrano (Cemex) y el comentarista Sergio Sarmiento la hizo de moderador. El encuentro se desarrolló en perfecto inglés y se abrió con la pregunta: Ƒpara qué necesitamos un gobierno, si existe el mercado?

-Me estás dejando sin trabajo y apenas tengo cinco minutos aquí -fue la respuesta bromista del premier británico. Después tejió sobre la famosa tercera vía económica (entre la dictadura del mercado y la del Estado) y la importancia del papel del Estado a la hora de crear infraestructura, proveer de servicios básicos a los ciudadanos e impulsar el desarrollo tecnológico para que las personas puedan competir. La actuación del Estado es básica porque se da a nombre de toda la sociedad, expresó.

El secretario de Economía, Luis Ernesto Derbez, resumió la actuación del Estado: debe ser el réferi entre las personas y empresas que compiten en una sociedad. Define el marco de la competencia y crea condiciones para ésta ofreciendo salud y educación a los contendientes. El consejero de seguridad nacional, Adolfo Aguilar Zinser, salió al paso del tema remarcando que el Estado sirve para dar a los ciudadanos "cosas básicas" como infraestructura y seguridad. Esta última haciendo respetar la ley.

Székely, experto en políticas públicas que tuvo un papel importante en el equipo de transición del actual gobierno y que al final se incorporó al grupo de Rodolfo Elizondo en la coordinación presidencial de la alianza ciudadana, quiso precisar que en México la situación parece estar todavía un paso más atrás; el asunto más importante por el momento es qué tipo de gobierno queremos los mexicanos, porque "alrededor nadie está contento; hay un vacío de ideas. No es suficiente un proceso electoral como el que se vivió el 2 de julio; la ciudadanía debe sentir que es tomada en cuenta".

Y fue más allá: "hay un mito sobre lo que los mercados pueden hacer". Recordó que en los setenta -antes de que Margaret Thatcher y Ronald Reagan llegaran al poder y se impusiera el liberalismo económico- hubo progreso, en los ochenta vino la recesión y en los noventa la pobreza y desigualdad siguen reinando. Entonces habría que ver todavía cuál debe ser el papel del Estado.

Székely se definió como partidario del libre mercado, pero dijo que el gobierno mexicano manejó la apertura comercial de tal manera que "nos dimos puñaladas en la espalda". De paso también cuestionó las privatizaciones de los últimos años -"fueron una desgracia"- y pidió que se les pregunte a los californianos, por ejemplo, cómo les ha ido con la energía eléctrica, antes de seguir adelante en las privatizaciones. Es necesario revisar lo que se hizo, insistió, no sólo a la luz de lo ocurrido con la banca.

Derbez dijo que "no debemos dudar en abrir la economía", el problema es que estamos en una recesión mundial y los países sienten que no crecen. Entonces "empezamos a pensar en proteger a la industria o las empresas... éste es un balance muy engañoso". Planteó que la disyuntiva no puede ser privatizar o no sólo porque en el pasado se hizo, en algunos casos, para tener liquidez en el gobierno, sino seguir el mejor camino para tener mejor resultado en la venta.

La respuesta de Blair al tema de las privatizaciones es que en todos los países hay ejemplos de buenos y malos procesos de privatización, y que lo deseable es aprender de los que han funcionado bien. Defendió la globalización porque "si se maneja adecuadamente puede servir", y también las preocupaciones sociales que genera porque el mercado tiene sus peligros y la gente se siente sin poderes. "De la globalización hay que quejarnos como del clima", porque tiene sus efectos negativos: desigualdad, exclusión social... Ƒcómo negarlos?

Para cerrar su exposición, el primer ministro dijo que el siglo XX fue de grandes ideologías, "que hicieron mucho daño"; y el XXI es la oportunidad de ir más allá. Resumió en cuatro puntos la actuación de los políticos exitosos: una buena reforma fiscal; invertir en educación y tecnología; abrir su economía al comercio, y permitir la existencia de una sociedad civil que interactúe.

El Estado, dijo, tiene que ser fuerte en la medida que debe equipar a la población para el nuevo mundo globalizado, y entre las herramientas a ofrecer está la educación.