VIERNES Ť 3 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť José Cueli
Tlalpan: entre la expiación y la culpa
La semana pasada, durante una festividad religiosa en Tlalpan, una persona fue linchada por pobladores en presencia de las autoridades. El relato formal es como sigue: un sujeto entró a la iglesia con la intención de robar una imagen de la virgen del pueblo y al ser sorprendido por algunos individuos (que estaban en estado de ebriedad), lo amarraron a un barandal y lo golpearon hasta causarle la muerte. La policía no logró contener a la población y el hecho se perpetró sin que hubiera detenidos.
Ante esos excesos cabe preguntarse por las circunstancias que propiciaron esa agresión y violencia donde estuvo ausente no sólo la capacidad de autocontención sino la capacidad de demora en la conducta para esperar la aplicación de la justicia. Justicia que, es cierto, en la mayoría de los casos nunca llega.
Festividad religiosa, alcohol y dilución del yo individual y el trágico desenlace conducen a evocar el texto nietzscheano El nacimiento de la tragedia.
Al indagar Nietzsche cómo enlazar la música y la filología, es decir, no sólo abordar la primera sino además producir una sonoridad ''que no está escrita con notas, sino con palabras", busca el tema y tras su encuentro con Richard Wagner se percata de que ya lo tenía en sus manos: la tragedia griega. Aunque antes se había ocupado de ésta, es en ese momento que descubre el ''remolino del ser". Por tanto, la tragedia griega era un lugar de danza donde los participantes podían ser arrastrados por el ''torbellino del ser".
En su conferencia del 18 de enero de 1870 Nietzsche desarrolla la tesis del nacimiento de la tragedia a partir de las fiestas dionisiacas. Toma de La historia de la literatura griega, de Karl Ottfried Müller, la referencia al culto de Dionisio como célula germinal del drama griego. Nietzsche intenta introducirse en el delirio de estas fiestas y comprende que el exceso hizo surgir el drama griego y le confirió su fuerza. En la embriaguez, el individuo pierde la conciencia de su individualidad, se abre en el horizonte de la masa excitada, se funde con ella.
La representación de las tragedias al final de las fiestas dionisiacas no era otra cosa que este ritual de la transición del paroxismo colectivo a la vida cotidiana de la ciudad. El drama ático, señala Nietzsche, sólo pudo surgir porque se conservó ''algo de esta vida dionisiaca de la naturaleza" en el escenario del teatro. El juego ritual escenifica ambas cosas: la disolución en el acontecer colectivo y el aislamiento. El público del teatro ático buscaba el arrobamiento. Bajo el influjo de la música y el canto rítmico del coro, que ponía en movimiento los cuerpos de los cantantes y de los oyentes, se crea un denso estado de ánimo y nace una visión común. Los protagonistas se separan del coro como voz particular, desarrollan su juego disonante para hundirse luego, al unísono, con el coro. Nietzsche encuentra que la palabra está expuesta a falsas interpretaciones, que no procede de los más íntimos y no llega hasta allí. Vive y se teje en los márgenes del ser. El logos vence al pathos de la tragedia. Al preguntarse por el lenguaje nos dice que con el ocaso de la tragedia, la conciencia y el ser dejan de coincidir. La conciencia se cierra frente al ser, se hace plana.
En su texto sobre Sócrates y la tragedia crítica la alta estima de la conciencia y concluye que en la tragedia el pathos del destino fue desplazado por el cálculo, las intrigas y las previsiones, y la representación de los poderes de la vida fue sustituida por la escenificación de intrigas pensadas con refinamiento. El mecanismo causa-efecto suplanta el nexo culpa-expiación. En el escenario ya no se canta, sino se discute.
ƑQué pasó en Tlalpan? Allí se cantó, se festejó y se mató a un individuo. Sabemos lo que fueron la causa y el efecto pero, Ƒdónde quedaron la culpa y la expiación? ƑDónde quedaron la impartición de justicia y el orden social? La representación de la tragedia pasó al acto. Si bien se dio el elemento dionisiaco, Ƒdónde quedó el otro poder polar, el apolíneo que representa el lenguaje, la dialéctica y el pensar? Para Nietzsche, lo dionisicao es el tremendo proceso de la vida, y las culturas no son sino los frágiles y periclitantes intentos de crear una zona en la que se pueda vivir. La nuestra parece estar angostándose cada vez más y los signos de desmoronamiento social y de falta de contención son alarmantes. El acontecimiento de Tlalpan es tan sólo una pequeña muestra.