VIERNES Ť 3 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť ƑQué es el hombre?, libro escrito al alimón por Luc Ferry y Jean-Didier Vincent
En diálogo cruzado, filosofía y biología buscan situar el estatus humano en la naturaleza
Ť Inadmisible soslayar los resultados que aportan las ciencias positivas, advierten
Ť Rechazan la categoría de un ''nuevo materialismo'' o el dogma del ''biologismo''
ARTURO JIMENEZ
Quizá más que en el lenguaje o en la capacidad para mostrarse sensible ante creaciones propias como el arte, la especificidad de lo humano radicaría en su libertad para elegir entre el bien y el mal.
La anterior es una de las reflexiones y dudas que desata el libro ƑQué es el hombre? (Taurus), escrito por el filósofo Luc Ferry y el biólogo Jean-Didier Vincent.
Es un texto que, como indica el título-pregunta, busca ir a la raíz de toda reflexión (el hombre) mediante los discursos de la filosofía y de la biología. Cada especialista escribió una parte del libro por separado y al final ''cruzaron" sus discursos en una conclusión.
El problema de esos dos conocimientos en diálogo es tan simple y tan complejo como que, de manera parca, para un biólogo el hombre es básicamente un animal, mientras que para un filósofo el hombre, ante todo, no es un animal.
ƑQué es el hombre? es un trabajo que plantea ''la cuestión última del pensamiento moderno: la del estatus de lo humano en el reino de la naturaleza".
Ferry es uno de esos nuevos filósofos franceses de gran nivel pero a la vez capaces de llegar a un público amplio. Entre sus libros destacan El hombre-dios: el sentido de la vida y El nuevo orden ecológico.
Vincent es un biólogo francés reconocido a nivel mundial por obras como Biología de las pasiones.
Ninguna filosofía, consideran, ''puede a partir de ahora permanecer encerrada en una torre de marfil fingiendo ignorar los resultados de las ciencias positivas".
Pero, de igual modo, ''ningún biólogo consciente de las implicaciones prácticas de la investigación fundamental puede a partir de ahora desentenderse de los retos filosóficos que su trabajo provoca, casi cotidianamente, en el espacio público".
Desde hace dos décadas, recuerdan, la biología invita ''a reconsiderar en términos nuevos el problema de las relaciones entre lo innato y lo adquirido, la herencia y el medio". Para ello, dicen, deben tomarse más en cuenta nuevos descubrimientos como la biología ''de las pasiones" y de los comportamientos. Pero rechazan el determinismo cientificista de lo que llaman un ''nuevo materialismo'' o el dogma del ''biologismo''.
Ferry resalta: ''Lo que da su dignidad al ser humano en general es el hecho de que, a diferencia de los objetos o los animales, es un ser fundamentalmente libre, que trasciende a todas las etiquetas que pretendan colgársele".
Vincent, a su vez, plantea: ''La única cuestión que podría conducirnos a la esencia de lo humano es la de los orígenes. El 'Ƒde dónde venimos?' llega en respuesta al 'Ƒqué somos?'".
La transitividad como libertad
Para Vincent ''el hombre es un producto que depende de un número determinado de métodos de construcción: presiones internas y externas, mutaciones puntuales del ADN, reorganizaciones cromosómicas". Y agrega que "también es constructor. Dicho de otro modo, ese producto natural es asimismo un productor de naturaleza".
Aclara el biólogo: ''No hablo solamente de cultura, utensilios y lenguaje, sino de esa capacidad del hombre para distanciarse con respecto al objeto, para transformarlo, para trasladarlo y para apropiárselo.
''Ese objeto comprende el ancho mundo, al que le dan acceso sus medios de comunicación, y otro, en el que él mismo se reconoce como objeto. Es en esa transitividad del hombre donde radica, yo creo, su libertad."
Al final, Ferry reflexiona: "Es en su capacidad de tomar el mal como proyecto donde se manifiesta con toda seguridad la especificidad de lo humano. El único consuelo es que esta capacidad no puede ser más que un efecto de su libertad y que a veces esta libertad le permite ese otro exceso que se denomina generosidad o, sencillamente, amor''.