Insta a legisladores a hacer efectivo pago de Banamex
al Fobaproa
Señora directora: El miércoles 1º
de agosto, en primera plana, el diario que usted atinadamente dirige publica
una noticia que es una esperanza para que realmente vivamos un México
mejor. Me refiero a que se abre la información del Fobaproa en la
Cámara de Diputados cuyo objetivo es recuperar al máximo
recursos y disminuir adeudos. Felicitaciones a quienes están luchando
y lo están logrando.
Pero el motivo de la presente, con carácter de
urgente, es que se den prisa en el caso de Banamex, ya que está
a punto de cerrarse su compra por Citigroup y considero de la más
elemental justicia que se recupere lo "prestado en rescate" por Fobaproa
al Banco Nacional de México. Antes de que el señor Roberto
Hernández cobre mil 600 millones de dólares -sin impuestos-
que primero pague su deuda al Fobaproa.
De no ser así, una vez más será el
pueblo mexicano quien pague y eso es injusto. Además, todavía
no está claro para los ciudadanos lo que va a pasar con el acervo
cultural de este Banco Nacional de México (hasta el nombre da tristeza
que se pierda).
Después de la facilidad con la que se ha vendido,
¿quién nos garantiza que valiosísimas e irremplazables
obras de arte no terminen en EU? Es necesario firmar esto.
Señores legisladores: hemos depositado nuestros
votos, hemos confiado en ustedes, queremos un México más
justo.
Atentamente:
Ma. Luisa Sánchez Guzmán
Figueroa proporcionó la información
sobre Guerrero: Luis Suárez
Querida Carmen: Agradezco las referencias que se
hacen a mi persona y a mi trabajo periodístico en el caso de la
lucha guerrillera de Guerrero, en sendos reportajes del colega Víctor
Ballinas, en cuanto a lo que aparece en el informe de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos. Sin embargo, respecto del segundo de esos
reportajes (La Jornada 31 de junio de 2001), donde se dice "información
contenida en cassettes que Luis Suárez entregó a la
CNDH, y que reconoce que el ex presidente Luis Echeverría Alvarez
se la proporcionó para elaborar el libro que tituló Lucio
Cabañas, el guerrillero sin esperanza", no corresponde a la
verdad, pues yo nunca pude decir que me los diera el ex presidente, porque
quien me los entregó fue el propio Rubén Figueroa Figueroa,
junto con todos los documentos y datos que aparecen en mi libro, una parte
de los cuales, con la entrevista al propio Figueroa, se publicó
antes en la revista Siempre! Todo fue, por lo tanto, de conocimiento
público.
Con todo el respeto al trabajo del colega Ballinas, en
un asunto donde hay tanta confusión e intereses políticos,
te ruego hacer la aclaración correspondiente.
Recibe un abrazo cordial.
Atentamente:
Luis Suárez, presidente de la Federación
Latinoamericana de Periodistas
Respuesta del reportero
Señora directora: En relación con
la aclaración del periodista Luis Suárez, presidente de la
Federación Internacional de Periodistas, en el sentido de que los
cassettes no le fueron entregados por el ex presidente Luis Echeverría
para elaborar su libro Lucio Cabañas, el guerrillero sin esperanza,
sólo quiero precisar que lo publicado por este diario el 31 de julio
fue tomado de la página 32 del Informe de la Investigación
Sobre Presuntos Desaparecidos en el Estado de Guerrero, elaborado por la
CNDH en 1992, que investigadores y ex guerrilleros redactaron y entregaron
al ombudsman, doctor Jorge Carpizo, para su corrección y
preparación como libro.
Si hay un error en las referencias del informe, qué
bueno que el periodista Luis Suárez lo corrija para que no se tome
como cierta dicha referencia, incluida en ese informe de 1992 de la CNDH
sobre la Investigación de Presuntos Desaparecidos del Estado de
Guerrero. Sin más agradezco su atención.
Atentamente:
Víctor Ballinas, reportero
Saluda a Alberto Híjar
Señora directora: Definitivamente parece
que en estos tiempos pocos son los individuos que consideran conveniente
tener memoria.
Sin embargo habemos quienes recordamos lo bueno, lo malo,
lo imperdonable y lo inolvidable, y aunque parezca increíble somos
muchos todavía.
Y que no se preocupe Jorge Castañeda. Por supuesto
que ya sabemos que esta administración asume la responsabilidad
de las decisiones que toma.
Nada más eso nos faltaba. Saludos fraternos al
maestro Híjar. Maestro y padre ejemplar.
Andrea Híjar González
Denuncia anomalías de aseguradora
Señora directora: Por medio de la presente
quiero hacer público el problema del cual somos objeto mi esposa
y su servidor. En esta ciudad de inseguridad se han creado empresas aseguradoras
que pretenden afianzar el futuro de sus beneficiarios, pero, creo, no es
el caso de ING Seguros, empresa con la cual me atreví a contratar
una póliza, pero que por problemas económicos tuve que cancelar.
Después de haber cancelado el servicio con la señora
María de los Angeles Soriano, los descuentos vía tarjeta
de crédito siguieron cobrándose. Al informar esta situación
a empleados de ING, éstos dijeron que no me preocupara, que me reembolsarían
los cargos, pero hasta la fecha esto no ha ocurrido y a esta señora
la esconden diciéndome que está de vacaciones.
Hablé con su jefe inmediato, el señor Alejandro
Suárez, a quien después de explicarle nuestra necesidad de
recuperar esos cargos y enviarle la información sobre los gastos
que he erogado para la recuperación de los pagos, se mofa diciéndome
que todo eso es sólo un "rollo de papel".
No es posible que después de confiar en estos señores
nos traten de esa forma. Ya no sabemos a quién acudir para el reembolso:
hablamos con estas personas, además del licenciado Mauricio Herrera,
pero al parecer ninguno tiene la capacidad de resolver un problema que
considero muy sencillo.
No quisiera pensar en lo que habría pasado si alguno
de nosotros dos hubiese fallecido, ya que esta aseguradora no es capaz
de reembolsar cantidades pequeñas de 2 mil pesos por errores de
ellos mismos cometieron. Imagínese todos los peros y vueltas
que le hubieran hecho pasar a todos los beneficiarios.
Es un robo en la cara de la gente y hacen que se pierda
la confianza en las aseguradoras.
Atentamente:
José Martín Santana Morales
Exige mayor seguridad en las tiendas Sanborns
Señora directora: El pasado día 26
de julio del presente año, al estar tranquilamente tomando un café
en compañía de mi hija Karla en el restaurante de Sanborns,
ubicado en la esquina de la calzada Ermita Iztapalapa y Plutarco Elías
Calles, perímetro de la delegación Benito Juárez,
aproximadamente a las 00:35 horas, todos los circunstantes -aproximadamente
unas 80 personas- y los empleados fuimos violentamente asaltados por individuos
armados que, tras de obligarnos a permanecer pecho a tierra y a deshacernos
de nuestras pertenencias, lanzaron algunos disparos (tres o cuatro), afortunadamente
sin que nadie resultara herido, y se retiraron impunemente del lugar.
Tal acción, que duró aproximadamente dos
minutos -que parecieron horas- nos dejó a todos verdaderamente aterrados
y conscientes de la absoluta inseguridad con que se vive en la Ciudad
de los palacios, antaño la Región más transparente
del aire.
Además de la violencia gratuita a la que estamos
sometidos todos los habitantes de este país, resulta muy preocupante
que las empresas multimillonarias -en este caso Sanborns- omitan deliberadamente
su deber de aportar seguridad a sus clientes y empleados.
Es cierto que presumen de tener una avanzada parafernalia
de seguridad, como no menos cierto es que tales equipos sólo son
utilizados para evitar los robos-hormiga y para espantar adolescentes que
sustraen discos y revistas de estas tiendas, pero no para aportar alguna
garantía a la vida y salud de clientes y empleados, rubro donde
la empresa no gasta un centavo.
Debo comentarle que he intentado por todos los medios
decentes comunicarme con los funcionarios de la empresa para externarles
mi indignación y es la fecha en que no he recibido respuesta de
ellos.
Son, ¡qué casualidad!, inaccesibles, incluso
por la vía telefónica. Tal es el caso de Alejandro Correa,
subdirector de Alimentos y Bebidas.
Por lo anterior, es razonable exigir a las empresas de
esa naturaleza que aporten la debida seguridad y lealtad a quienes los
hemos hecho ricos, o sea, sus clientes y empleados.
Guillermo López de Lara Vázquez
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