domingo Ť 5 Ť agosto Ť 2001
Guillermo Almeyra
Lo que faltaba: China y el "peligro amarillo"
La estupidez del gobierno de Estados Unidos sólo es comparable a su cinismo y a su desprecio por la inteligencia y la memoria de los pueblos. Lo demuestra -entre otras bellezas como el Plan Colombia o el intento de imponer el ALCA- el curso brutal hacia el rearme y la guerra fría emprendido con el National Missile Defense (NMD) o "escudo estelar". Este tiene dos objetivos declarados y uno oculto, pero que encaja perfectamente en la lógica de un sistema que, para intentar salir de la crisis, recurre a la guerra y está reviviendo, en muchos aspectos, los siniestros años treinta del siglo pasado, marcados por la desocupación, el caos, las represiones, los fascismos y clerical-fascismos, los conflictos locales que prepararon la segunda Guerra Mundial.
El primer objetivo es regalar al "complejo militar industrial" del que nos hablara el general Dwight Eisenhower 300 mil millones de dólares más, por arriba del presupuesto "normal" anual para las fuerzas armadas que equivale, grosso modo, a esa coqueta cifra (Estados Unidos gasta en ese rubro absolutamente inútil y nocivo más que Rusia, China, Francia e Inglaterra juntas). Ese keynesianismo al revés (subsidiar a los fabricantes de muerte para dar trabajo y mover la economía mientras se reduce la asistencia familiar, la sanitaria, la educación y la creación de empleos socialmente productivos) es la base de la política de un gobierno de los millonarios, para los millonarios y por los millonarios, o sea, carente de principios éticos y de cualquier preocupación por el bienestar común tanto a escala nacional como internacional.
El segundo objetivo del NMD es obligar a los competidores actuales o potenciales de Estados Unidos a despilfarrar sus recursos y, en vez de dedicarlos al desarrollo o a la industrialización, con la consiguiente creación de empleos, emplearlos en una carrera armamentista que equivale a una insostenible sangría (como le sucedió a la ex Unión Soviética). O sea, obligar a que la Unión Europea, Rusia, China respondan a la construcción del "escudo estelar" con el perfeccionamiento de sus cohetes con cabezas nucleares múltiples y de su arsenal nuclear y a que Japón deba rearmarse. El abandono de los tratados antibalísticos, por su parte, rompe de hecho la tregua con Rusia mientras que contra ese país y China, según el especialista Ben Cramer, hay cerca de 2 mil 500 cohetes nucleares estadunidenses apuntados.
El tercer objetivo es visible porque está mal disfrazado. Washington dice que el NMD busca interceptar en vuelo los posibles cohetes de los "Estados bandidos" (rogue States), o sea Irak, Libia, Corea del Norte. Pero el destinatario real es China, y para eso ha resucitado nada menos que el temor al "peligro amarillo" que alimentó tan poderosamente el racismo y el fascismo en la primera mitad del siglo pasado. China tiene un quinto de los habitantes del planeta, crece cerca de 10 por ciento anual y el año pasado aumentó 18 por ciento su presupuesto militar y apoya a Pakistán, aunque al mismo tiempo busca acuerdos con Rusia -a la que compra armas y tecnología- y con la India. Pero no es un peligro para Estados Unidos, mientras que éste siempre lo ha sido para ella desde cuando participaba en la ocupación colonial hasta cuando apoyó a Chiang Kai Chek y hasta hoy, cuando respalda el independentismo de Taiwán y rearma al gobierno de la isla.
China no tiene más de 400 cabezas atómicas (más o menos las que Francia) y, por supuesto, no tiene el menor interés en borrar San Francisco, Los Angeles o incluso Detroit (hasta allí llegarían sus cohetes). Washington mandó en cambio al estrecho de Taiwán a sus portaviones nucleares Nimitz e Independence y realiza normalmente vuelos espías sobre China, a la que además provocó gravemente, para probar sus reacciones, bombardeando la embajada de Pekín en Belgrado. Tanto Tadjikistán, como Kirguizistán y Kazajstán, ex repúblicas soviéticas, están en la mira de Washington, mientras Turquía concentra allí su propaganda panturca, panislámica. Ahora bien, esos países, que limitan con China, son candidatos a ser incorporados a la OTAN, y Taiwán, en el Mar de China, ya en los setenta tuvo veleidades nucleares y ahora quiere armar su marina con el sistema de radares AEGIS, claramente destinado a anular los cohetes continentales chinos. Por otra parte, Taiwán, como Israel, es esencialmente una base regional para sistemas anticoheteriles y para amenazar tácticamente a sus vecinos dentro del dispositivo del Pentágono... Si Japón, Rusia y la Unión Europea repudian la carrera armamentista y el "escudo nuclear", Ƒqué conclusiones sacarán con respecto a una alianza táctica con China o a la ruptura con la sumisión a los diktats estadunidenses en la OTAN? Ť