DOMINGO Ť 5 Ť AGOSTO Ť 2001

TIEMPO DE BLUES

Raúl De La Rosa

II Festival de Blues

Primera llamada

FINALMENTE LLEGO EL día. Meses de preparación y cambio de escenario: el segundo festival tendría lugar en el Auditorio Nacional. La Sala Nezahualcóyotl nos la habían negado.

LAS DUDAS ERAN las mismas que en el primero: ¿habría público para llenar cinco funciones en el Auditorio Nacional, esto es, 25 mil asistentes? No sabíamos lo que nos esperaba.

bluesERA LA EPOCA de las bandas. Los Panchitos reinaban por el rumbo de Santa Fé y faltaban algunos años para que en los conciertos masivos para jóvenes no surgiera la violencia. En esa época nos había tocado bailar con la más fea. Nos faltaba experiencia, no sabíamos de los portazos. La represión policiaca estaba presente, se temía (y persiste el temor) a los jóvenes.

LA PRESENCIA DE las leyendas vivas del blues convocó a miles, que rebasaron por mucho las cinco funciones. Los pasillos llenos y gente hasta en el escenario, no esperábamos esto. Tratar de controlar a una asistencia desbordada era imposible, pero aún asi, las veces que convocamos al orden, el público a regañadientes colaboró y los conciertos tuvieron lugar.

BLIND JOHN DAVIS abrió el Festival conducido de la mano a su piano. sus manazas abarcaban hasta una doceava en el teclado. Tocaba con su puro en la boca que sólo dejaba para cantar, era conmovedor ver como un viejo pianista ciego podía prender a tantos jóvenes con su estilo boogie.

SON SEALS LOGRO entusiasmar a varios asistentes (más rocanroleros que bluseros) con el sonido del blues de Chicago y deja lista a la audiencia para los platos fuertes que estaban por venir.

Segunda llamada

EL TERMINO TRAS bambalinas, común entre la gente del espectáculo, tiene cientos de facetas y es todo lo que sucede tras el telón y el público no ve (y no tiene por qué saber) pero, para una hora de actuación, hay cientos de horas dedicadas a la preparación de ese momento. En el rider, que significa en español todos los requisitos que un artista pide para su presentación, tuvimos problemas insalvables, como fue la petición de Muddy Waters que solicitaba en el camerino una marca de champaña que nos llevó a recorrer las principales vinaterías sin conseguirlo, por lo que se tuvo que comprar una marca que nos aseguraron que era mejor que la que pedíamos.

PARA WILLIE DIXON era su segunda visita a México y para esta ocasión compuso un blues dedicado a nuestro país en el que hablaba del petróleo. El grupo enfatizó las letras con los puños en alto y calados unos sombrerotes de charro que a todos sorprendieron.

LA APARICION DE Koko Taylor y su Blues Machine estuvo cargada de una energía que contagió a los asistentes. Al final de la actuación de la Koko entró Willie Dixon a cantar con ella su célebre Wang Dang Doodle y miles de voces corearon: all night long. Cada vez que asisto al Auditorio Nacional, aún escucho ese canto masivo y maravilloso que sólo la música y en este caso el blues logró hace 22 años.

Tercera llamada

LA ACTUACION DE Muddy Waters fue memorable. El viejo zorro de mil batallas estaba impresionado, emocionado y asustado a la vez, pues no esperaba que cerca de un ciento de chavos estuvieran bailando en el mismo escenario. El innovador del blues confirmó su fama. Dos piezas fueron el delirio: I'm Ready y Hoochie Coochie Man.

AL CIERRE DEL festival se integró todo el elenco a Muddy Waters: Koko Taylor, Son Seals y Willie Dixon para cantar Got My Mojo Working. El Auditorio retumbaba con el blues.

"POCAS VECES ?COMENTARON más tarde? hemos disfrutado tanto como esta noche. Fue increíble".

EL 4 DE noviembre de 1979, tuvo lugar un ritual que... no se repetirá jamás.

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