VIERNES Ť 10 Ť AGOSTO Ť 2001

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Ť Las lecciones de Tabasco
Ť
Crisis partidistas

La elección del 5 de agosto tiene muchas más lecturas que el triunfo de Roberto Madrazo y la continuidad de un cacicazgo que se extiende más allá de las fronteras tabasqueñas.

Fue también una especie de muestreo, de medición en diferentes zonas del país para conocer la situación real de lo político respecto de la población, y la muy baja participación ciudadana es la calificación exacta.

Para empezar el triunfo del PRI nos enseña que Acción Nacional no ha podido penetrar en las entidades con mayores índices de pobreza y que tal vez se halle ya inmerso en un proceso de descrédito y desesperanza cobijado por los hechos de gobierno manifiestos en actitudes tan contrarias a la población como aumentar el IVA, la protección absurda a los grandes capitales, el servilismo humillante frente a Estados Unidos y el fracaso peligroso en el campo.

Con excepción de Yucatán, en el sur mexicano no existe el PAN. En Oaxaca, Tabasco, Chiapas -no obstante la actitud camaleónica de Salazar Mendiguchía- y Guerrero, entre otros, Acción Nacional parece un mero membrete y sus políticas neoliberales no encuentran eco entre los pobladores de las entidades más explotadas del país.

Tal situación, la división del mapa partidista en el país, parece anunciar un futuro adverso para Vicente Fox y su deseo de contar con una Cámara de Diputados servil para el 2003. La cámara, como suponían los panistas, no será, cuando menos hasta donde hoy se avizora, un instrumento cómplice para las políticas desiguales del Ejecutivo federal.

La elección del domingo pasado advierte asimismo la crisis profunda y el horizonte de caos donde Amalia García ha llevado al PRD, corroído en su interior y a punto de la desaparición natural. El partido del sol azteca muestra que ya cumplió su papel histórico. La presidencia de Amalia García lo ha puesto al borde del abismo y parece que ya no es posible salvarlo de la caída final.

Habrá quien hable de la posibilidad de rescatar a ese partido de una muerte segura con el posible triunfo en Michoacán, pero eso no bastará. El PRD está muy enfermo y la medicina de Michoacán tal vez no lo salve del deceso.

Las decisiones de la cúpula perredista, como la de aceptar a un priísta emigrado para convertirlo en la posible representación de la ideología partidista en Tabasco, no la creía ni el propio César Raúl Ojeda, y menos aún la gente.

Entonces el PRD era allí, como en otros sitios, una mueca priísta. Buscó ganar sin que le importara que la mentalidad de su candidato fuera a recoger, ya triunfador, las enseñanzas del PRI de toda su vida. El PRD en Tabasco, como en otros lugares, se quedó sin alma.

Y en su ambición por llegar al triunfo olvidó que detrás existía un anhelo popular que le había dado vida, y si a ello se suman las actitudes constantes de colaboracionismo de Amalia García con la Presidencia de la República, se puede decir que el PRD perdió su definición, su perfil o, como ya dije, su alma.

Intentar redefinirlo sería tanto como radicalizarlo en posturas de izquierda que muchos allí adentro no quieren asumir. Por eso todo parecería indicar que el PRD está en las últimas. La muestra está en Tabasco y no habrá muchas oportunidades más de lograr la redefinición.

En fin, el abstencionismo tan alto y el regreso a lo malo por conocido, aunque sea peor, dibujan un escenario caótico para los partidos que, más que convencer a la gente de los caminos por los que se podría transitar para evitar que se siga saqueando a México, buscan los muy altos rendimientos económicos que les representa a los líderes el tener un registro en el IFE. Los partidos son hoy en día de los negocios más rentables del país. Nada como ser banquero, pero tener un partido político es, se diga lo que se diga, un gran negocio.

En busca del ombudsman perdido


La tarea de la ALDF para elegir al nuevo presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal será una verdadera labor de titanes.

Hay más de 40 personas de todo tipo y clase peleando el puesto y los diputados locales deberán examinar uno a uno los expedientes, y es que es tan fácil entrarle a ese toro que prácticamente cualquiera puede aspirar a él.

Hasta donde sabemos no existe un catálogo que defina el perfil académico del puesto, por ello la gran cantidad de aspirantes y, aunque se desconoce, quien gane tendrá un salario bastante elevado, muy apetitoso por decirlo de alguna manera.

Ante el riesgo de que esta elección sea un caos, ojalá los asambleístas se olviden de los pleitos personales y de partido, que no necesariamente son políticos, y tomen una decisión a favor de la ciudadanía. Que así sea.

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