SABADO Ť 11 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Circula en México Velódromo de invierno, ganadora del Premio Biblioteca Breve 2001

Tenía el deber de escribir mi historia sobre el Holocausto: Juana Salabert

Ť El olvido, el más penoso de los males; "no creo en el ojo por ojo, pero tampoco en el punto final'', dice la escritora de origen francés Ť La obra narra la redada contra judíos en Francia

CESAR GÜEMES

Uno de los episodios del nazismo que combinan el crimen con la abyección fue el ocurrido a mitad de julio de 1942, durante la redada contra judíos sefaradíes en Francia. La reconstrucción novelada de los hechos, con el título Velódromo de invierno, en alusión al sitio donde la comunidad sefaradí fue concentrada y enviada al exterminio, le mereció a la escritora francesa y naturalizada española Juana Salabert el Premio Biblioteca Breve 2001, de Seix Barral, cuyo libro acaba de entrar en circulación en México.

jalabert_juana02dh-Hay una cierta tendencia entre los escritores de habla hispana que se han dedicado a novelar el entorno alemán luego de la Segunda Guerra Mundial. ¿Tu libro se inscribiría en esta corriente?

-No, en mi caso era una vieja inquietud. Me parece lógico que miremos esa parte del pasado ahora que cambiamos de siglo, porque somos hijos de él, de sus guerras mundiales y locales. Todo eso se presta a convertirse en literatura para entender cómo fue que ocurrieron ese tipo de atrocidades.

-¿No se ha escrito lo suficiente al respecto?

-Seguramente se ha escrito mucho, pero una siente la necesidad de que su voz esté presente. Cuando apareció el libro y me decían en España que ya había muchas obras sobre el Holocausto, respondí que yo tenía el deber de escribir la mía. Y supongo que algo semejante le ocurre al resto de los escritores que abordan el periodo. Además, no hace falta ni siquiera pertenecer a una comunidad específica para interesarse por lo sucedido. Algún escritor europeo o asiático abocado al drama guatemalteco reciente puede escribir una excelente novela sobre ello, porque lo que le ocurre a un ser humano después de todo es lo que nos ocurre al resto.

-El personaje central de Velódromo de invierno, por su parte, tiene la singularidad de encontrarse en una situación límite: necesita escapar. ¿Cuál es tu conexión con esa realidad en particular?

-Me aterra la idea de cómo se puede sobrevivir a tanto dolor; cómo los seres humanos son capaces después de un drama de encarar su existencia personal y la historia del mundo. Debe ser extremadamente complejo levantarse cada mañana con esa carga tan densa. Por eso me volqué no de manera exclusiva al momento del horror bélico sino al horror que permanece en la memoria. Es un recuerdo necesario, el olvido sería en un caso así el más penoso de los males.

-Seguramente por eso no funcionan las leyes llamadas de punto final que se han aplicado en países sudamericanos.

-No creo en nada que implique el punto final. Por un lado estoy en contra de la pena de muerte, no creo en el ojo por ojo y tampoco en el punto final. Si existiera esa especie de cierre a la historia, ésta podría repetirse sin problemas. No creo, tampoco, que sea indispensable colocar a los responsables de crímenes en una situación de indignidad, pero sí que han de pagar, porque no secuestraron y mataron gente para quedarse tan tranquilos.

-Luego del tiempo que ha pasado entre la redada del Velódromo de invierno, prácticamente sesenta años, ¿a qué problemas te enfrentaste en la investigación?

-Conté con abundantes documentos, con las indagaciones escritas por Claude Lévy y Paul Tillard, quienes si bien son historiadores decidieron abordar el tema con un tratamiento periodístico, y consulté toda la prensa de la ocupación. En esa búsqueda, por ejemplo, me percaté de contradicciones abyectas como un coctel en la embajada alemana en Francia, en plena ocupación, llena de escritores y periodistas franceses tomando champaña mientras en la calle mucha gente se encontraba excluida de sus derechos ciudadanos y con una estrella cosida en la ropa. Estar con los invasores era indigno. Si alguien no deseaba pertenecer a la resistencia por miedo, lo comprendo, pero no entiendo que parte de la intelectualidad francesa accediera a tomar una copa con los criminales que ocupaban su país.

-Recientemente se han promulgado juicios y extradiciones en contra justamente de genocidas. Tu novela parece sumarse a estas reivindicaciones.

-De alguna manera, sí. La propuesta de juicio y extradición hacia criminales es justa. Hay que dejarles muy claro que no van a quedar en la impunidad para que al menos quienes vienen en el momento de cometer una atropello sepan de las consecuencias posibles.

-Además de los horrores propios del nazismo Velódromo de invierno contiene otras historias. No te centraste sólo en la desdicha.

-Desde luego que no, es una novela sobre la supervivencia pero también en torno a la condición humana y directamente relacionada con el amor. Hay muchas pequeñas historias de cariño y de amor en el libro. En cuanto al aprendizaje que yo misma tuve al indagar y luego al escribir la novela, también está lo relativo a la maternidad. El personaje central decide tener un hijo, pese a todo el horror, como una reafirmación del deseo vital. Y esta actitud puede asumirse en muy diversas condiciones, de manera que si bien la novela tiene un marco temporal muy definido, visto a la distancia ninguna de sus historias personales son de carácter local. Lo mejor de la literatura es que resulta ser una casa sin puertas.