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Lourdes Galaz
Se administran pensiones con documentos apócrifos
Habría cientos, miles de defraudados por las Afore
Bien vale el Código Penal contra una ley ''incompleta"
Una Afore a juicio
Alguien invitó la cena para ver correr a la Guevara. Todos los convidados apostaron a que la atleta de Sonora regresaría de Edmonton con una medalla. Los días previos había ganado todas las preliminares. Ana Gabriela es la más empeñosa y esforzada de los deportistas mexicanos que llegaron hasta Sydney 2000. Tal vez porque erró en los Olímpicos y, cuando todos esperábamos una más relevante actuación, la Guevara sólo alcanzó un meritorio quinto lugar. Desde entonces la deportista no descansa un día y se empeña en mejorar sus propias marcas. Quiere ser campeona en París el 2003 y llegar en su mejor momento a los Olímpicos de Atenas 2004. La noche del martes 7, Ana Gabriela lo apostó todo para estar a tono con sus fans. Salió muy fuerte en los primeros cien metros de la carrera de 400. Trató de mantener el ritmo, dio su mayor esfuerzo y, al final, otras dos mujeres mejor dotadas y más rápidas la superaron. La de Sonora llegó a la meta en tercer lugar, y su empeño se reconoció con una muy buena medalla de bronce. Esos casi 50 segundos de la carrera dejaron sin aliento a los sonorenses en aquella cena. Y luego del excelente trabajo de la Guevara por ser campeona, el reconocerse paisana de esta ilustre de Sonora resultó de lo más emotivo y reconfortante.
La emoción se esfumó en menos de los 49
segundos y pico, tiempo de la Guevara. Al día siguiente, la copia
certificada de una acta de nacimiento con sello del Registro Civil del
municipio de Tecámac, estado de México, regresa a la realidad
y pone en el lugar que le corresponde hasta a la más plantada y
presumida sonorense. Más aún, con el documento cambian no
sólo los nombres y apellidos de los autores de sus días,
sino hasta desaparece de la historia de familia la añorada abuela
doña María Espinoza. Nada hay que agradecer a quien se atribuye
la mala pasada, ni siquiera otra fecha de nacimiento que, por lo menos
en el papel, hicieran más joven a la afectada. Aunque, eso sí,
el documento de Tecámac podría modificar los rasgos del carácter,
la personalidad y hasta las aficiones de la presunta mexiquense (¿podrá
aspirar a ser primera dama o, ya de perdida, diputada local?). Y es que
¡ya no es Géminis! La registraron como nacida en ese signo
que tiene nombre de muerte. Una que siempre tuvo el orgullo de ser del
norte y con paisanos de Sonora (unos más ilustres que otros), por
un fraude millonario de esos tan de moda en tiempos del neoliberalismo,
hasta llega a perder la esperanza de sentir emoción cuando la paisana
Ana Guevara se confirme como la gran campeona allá en París
o en Atenas 2004. Y es que se trata de un desfalco que bien podría
alcanzar a cientos, miles, millones tal vez de trabajadores. Usted, amigo,
podría estar en la lista de los defraudados, y ni enterado está.
Así contado pareciera una cursilería. No
hay tal. La operación de las Afore, esas empresas que se enriquecen
día con día en la industria del dinero, debiera ser mejor
regulada y mucho más vigilada. Sobre todo, porque en sólo
cuatro años de constituido, el Sistema de Ahorro para el Retiro
representa el segundo ramo en importancia de todo el sistema financiero
mexicano. Las 13 Afore registradas manejan más de 26 millones de
cuentas y fondos por unos 300 mil millones de pesos. Cada mes, dichos fondos
aumentan entre 5 y 7 mil millones, en promedio. En otras latitudes, en
la República de Chile y hasta en Estados Unidos, para no ir más
lejos, se han detectado operaciones fraudulentas en los sistemas de pensiones,
muy publicitadas porque afectaron a miles de ahorradores. "Acá todavía
no es posible prevenir esas operaciones, ni que las denuncias prosperen.
El SAR es aún muy joven... Y, entérese, opera con una legislación
incompleta", comenta la abogada Fabiola del Moral, apoderada legal de Afore
Tepeyac, SA de CV, muy segura de que tiene todas las de ganar desde la
audiencia de conciliación citada por Condusef, esa entidad, que
de pronto uno descubre, "para la protección y defensa de los usuarios
de los servicios financieros". En menos de dos años, la Condusef
ha recibido 3 mil 100 reclamaciones contra las Afore y le han solicitado
asistencia técnica un poco más de 15 mil trabajadores.
La historia es común y vulgar. Para un trámite fiscal, me requirieron el registro del SAR y la CURP. Solicité los datos en el departamento de personal de La Jornada. Igual que unos 7 millones o más de trabajadores, no había elegido una Afore. La CURP, nadie la había exigido, y no he tramitado esa cédula en la Secretaría de Gobernación. Con la urgencia, llamé a Afore Banorte y presenté una solicitud. Días después me enteraron que no podrían darme el servicio. "Banorte le informa que ya está registrada en Afore Tepeyac... lo sentimos". Comencé el rastreo de mis ahorros para el retiro. Así llegue hasta Condusef. Como cualquier ciudadano que se respete, presenté una reclamación contra Afore Tepeyac. Algunos amigos se rieron de mí, otros me alentaron a seguir, cuando razonaba que tan sólo en La Jornada ya había detectado a tres compañeros que también fueron inscritos, sin su consentimiento y de manera ilegal, en Afore Tepeyac.
Por supuesto, había que abrir una investigación (periodística, cuando menos) sobre la operación de las Afore. Entrevisté a promotores, ejecutivos y hasta directivos de esas empresas. Consulté con especialistas financieros. Según los informantes, la Consar (Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro) que ahora dirige Vicente Corta (antes en Fobaproa-IPAB) como responsable de vigilar y sancionar la operación de las administradoras de pensiones, cuando los primeros meses del SAR aplicó sanciones y fuertes multas a las empresas administradoras de pensiones. Y es que en su mayoría no cumplen siquiera con enviar periódicamente a los ahorradores sus estados de cuenta. Las Afore justifican que los trabajadores no notifican de sus cambios de domicilio, diría la abogada Del Moral en la audiencia de Condusef, cuando reclamé que según los registros de la propia Afore Tepeyac, desde el 8 de diciembre administraba ilegalmente mi fondo de ahorro para el retiro y jamás había visto uno de sus estados de cuenta. La apoderada legal de Tepeyac entregó a Condusef un legajo de documentos falsos, como el acta de nacimiento, el registro de afiliación al IMSS y la solicitud de registro en la Afore con datos falsos y una firma que no es la mía. No soy el único caso, hay evidencias de que serían decenas, cientos, miles de trabajadores defraudados por estas empresas financieras.
Y Afore Tepeyac seguía (continúa aún) administrando y ganando con mis ahorros. Con el apoyo de Condusef logré que la administradora entregara un estado de cuenta, en el que, por supuesto, aparecen las comisiones que se cobró de las aportaciones de La Jornada a mi cuenta, desde diciembre de 1998 a la fecha. Ante tal fechoría, en la audiencia de conciliación la apoderada legal de Tepeyac ofreció un par de alternativas: "La registramos con los documentos que usted entregue o le traspasamos su ahorro a otra Afore". La reclamación presentada iría a los archivos de Condusef, como lo solicitó la abogada, y los delitos que hubiere cometido Afore Tepeyac, como falsificar documentos oficiales o haber recibido un beneficio económico con la afiliación de una trabajadora a partir de documentos apócrifos, quedarían impunes... y como advierto que son cientos, miles los casos de trabajadores perjudicados, y como quiero pensar que vivo en un régimen de derecho, ahora presentaré el caso en los tribunales, como se hace en el primer mundo... y que Diosito me ampare.
EN 3 TIEMPOS
rezos en tianguistenco por que hank descanse en paz
50 años en la politica y los negocios suman mil 300 mdd
roberto madrazo, de los dolientes en san catarino
DICEN EN EL pueblo que don Carlos ya descansa en paz. Las mujeres de Tianguistenco y sus alrededores, enrebozadas rezan y rezan responsos por el alma del señor del feudo mayor de esas tierras que van desde Atlacomulco hasta las faldas del Ajusco y del volcán de Toluca. No hay alguien en Santiago Tianguistenco que no tenga presente al señor de la hacienda San Catarino. Casi todos le deben un favor y muchos el empleo, la salud o la vida. Carlos Hank conocía a la gente del lugar por su nombre, y todos eran convidados a la fiesta de cumpleaños de don Carlos. Las organizaba el alcalde y y su partido. Llegaban los principales de la política y de los negocios. El último festejo fue para celebrarle los 70 años. Desde hace tres, el cáncer lo llevó a la muerte, también le consumió el gusto por el festejo popular. Sólo se le vio en la boda de dos de sus nietas. El abuelo Hank las entregó en el altar frente a la mirada de todo el pueblo. Ayer Tianguistenco amaneció de luto.
CUENTAN LOS lugareños que Carlos Hank González fue hijo de sacerdote. Sí, de aquellos curas que en la Guerra Cristera se refugiaron en las fincas aledañas a la Iglesia del Buen.... Apenas ayer me lo recordaba un viejo conocido del profesor, por cierto ahora regidor en el ayuntamiento de Santiago. Nació aquí mismo y se fue a estudiar la secundaria a Atlacomulco. Regresó allá como maestro. Fue don Isidro Fabela que allá, por finales de los 40, llegó de gira a Atlacomulco y al maestro Hank le tocó decir el discurso. Causó tan buena impresión el orador que don Isidro, ya candidato a gobernador, se lo llevó como "jilguero" a la campaña. Y de ahí p'al real. 50 años en la política. La hizo de todo por el PRI y en el gobierno... también mucho dinero. La fortuna personal de Carlos Hank González, según la revista Forbes, llegaría a los mil 300 millones de dólares...
DICEN QUE MURIO en su casa. Cuentan los amigos cercanos, como el maestro Olivares Santana, Emilio Chuayffet, Francisco Galindo Ochoa y hasta José López Portillo que se reunían a jugar dominó con el señor de Tianguistenco, que tenía meses recluido en el rancho San Catarino. Lo están velando en la hacienda. A las cuatro de la tarde se abrió el portón principal y la gente del pueblo con políticos de renombre comenzaron a llegar. No se vio, pero dicen que ahí estuvo desde bien temprano el tabasqueño Manuel Gurría Ordóñez, ahora vecino de Tianguistenco. También el otro tabasqueño ahora redivivo Roberto Madrazo Pintado. Los ex gobernadores que heredaron el estado como el doctor Jorge Jiménez Cantú, Mario Ramón Beteta, Ignacio Pichardo Pagaza, Chuayffet, César Camacho, y mexiquenses bien reconocidos como Leonardo Rodríguez Alcaine. Cuentan que hasta Oscar Espinosa Villarreal...Tianguistenco se quedó sin señor. Y la orfandad alcanza a los políticos de muchos lares.
Ilustración: Luis Fernando/ serie: Orejas en los alambres
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