DOMINGO Ť 12 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť La Guelaguetza se presenta por primera vez en ese recinto; hoy, última función

Bellas Artes se abrió a la fiesta indígena

MONICA MATEOS-VEGA

Una joven indígena de la región de la costa oaxaqueña subió airosa al escenario del teatro del Palacio de Bellas Artes. "Represento orgullosa a mi pueblo... Sólo hice la prepa porque no tengo dinero para seguir estudiando y esto me encabrona porque también las mujeres pensamos", dijo.

guelaguetza_bellasartes4La Guelaguetza estaba en pleno apogeo en el máximo recinto cultural del país que, la noche del viernes, por primera vez abrió su foro a la fiesta tradicional de Oaxaca. "Los indígenas valemos mucho. Y también el Palacio de Bellas Artes nos pertenece", continúo la muchacha a toda voz.

Mostró su huipil bordado de rosas y nopales, su enagüa hecha a la medida de su pequeño y regordete cuerpo, su refajo bien almidonado y, sin ningún pudor, agregó: "nosotras no usamos calzones", y levantó su falda para que se constatara lo dicho.

El público, contagiado por la alegría de los bailes, agradeció con una larga ovación el desenfado de la costeña, porque tenía razón: los indígenas también pertenecen a México, al Distrito Federal, al Palacio de Bellas Artes, que recibió con entusiasmo la cultura y las tradiciones mixes, mazatecas, zapotecas, mixtecas y chetinas.

La poeta Natalia Toledo, como parte de la delegación proveniente de Juchitán, señaló, primero en zapoteco y luego en español: "ser indígena es tener un universo y no renunciar a él".

La fiesta había iniciado con la música de la banda mixe de Tlalhuitoltepec y el canto de Susana Harp. Luego vino el tradicional convite-calenda que desfiló en el área de luneta del teatro. Los monigotes y las chinas oaxaqueñas luciendo sus mejores galas, unas cargando sus canastas con flores; otras, enormes farolas, bailaron al ritmo de los sones interpretados por la Banda Sinfónica de Oaxaca.

A partir de entonces no hubo respiro. Frente a una escenografía inspirada en la obra pictórica de Rodolfo Morales, se representó la ceremonia de la lavada de manos, de la región de la Cañada, con la cual se consuman los compadrazgos entre los mazatecos de Huautla de Jiménez.

guelaguetza_bellasartes1De la región mixe se bailaron jarabes que muestran cómo en las fiestas se reciben a los invitados con jícaras de tepache. De la Sierra Norte causó algarabía el baile del torito serrano, en donde se enseña la habilidad y destreza de las mujeres para embestir y tirar al suelo a sus parejas usando únicamente la cabeza.

De la región del Istmo arribaron al foro las tehuanas para interpretar La tortuga del arenal, La llorona y la infaltable Zandunga.

Los mixtecos pusieron a todos los asistentes a cantar cuando interpretaron la nostálgica Canción Mixteca, preludio de uno de los bailes más importantes de Huajuapan de León, el jarabe mixteco, cuyos pasos imitan los de los animales de la región o de algunas personas.

guelaguetza_bellasartes5Un enorme guajolote fue el "bailarín" principal del grupo originario de la región de los valles centrales; es la costumbre en los fandagos que se interpretan en las bodas.

A la misma zona pertenecen los "zancudos" de Zaachila -que dieron muestra de su destreza para bailar sobre zancos-, y la danza de la pluma, que se baila en las fiestas patronales, con los bailarines ataviados con penachos de carrizo, capas o tilmas, y calzones de manta.

Cerraron la noche los bailes de la Costa (de Pinotepa Nacional) y de la región de Tuxtepec, con su popular baile de la flor de piña, que representa a la zona del alto Papaloapán.

Por supuesto, en esta fiesta de tradiciones y fuerza indígena, no tuvo nada que ver la desangelada coreografía Lluvias de fertilidad que interpretó el Ballet Teatro del Espacio y que Michel Descombey encajó en el espectáculo nada más porque lo nombraron coreógrafo asesor de los grupos oaxaqueños.

La última función de La Guelaguetza en el Palacio de Bellas Artes se efectuará hoy a las 12:30 horas.