Ť Como pudieron y con lo que tenían, los raperos inundaron el anfiteatro de Alamar
Irreverencia y búsqueda, la esencia de la jornada inicial del festival de rap cubano
Ť Los isleños disfrutaron de 4 horas y media de concierto que los hicieron bailar, explotar y soñar
Ť Ocho bandas locales y tres de España exaltaron en sus rolas la unión y la fuerza de la juventud
JUAN JOSE OLIVARES ENVIADO
La Habana, 17 de agosto. Unos llegaron en guaguas (camiones). Otros, en camellos (tráileres de pasajeros); algunos menos, en máquinas (autos de los años cincuenta); pocos, privilegiados, lo hicieron en taxis; pero la gran mayoría era del barrio de Alamar, zona periférica al este de La Habana, cuyo anfiteatro fue la sede del primer concierto del séptimo Festival de Rap Cubano.
"Habana-hip hop, juventud rebelde, hermanos de pensamiento,
explosión subterránea, la fuerza de la unión abrirá
las puertas", fueron los gritos poderosos de las agrupaciones que actuaron,
y que hicieron eco en las conciencias de los que llegaron al recinto ?próximo
al mar y de cupo como para cinco mil personas hombro con hombro? que poco
a poco se atiborraba con los raperos, vestidos como una interpretación
costeña a la Bronx, aunque más bien con lo que pueden y tienen.
Pero la ilusión catártica está allí,
cerca de la música que los ha unido y los unirá. Ese aspecto
se respiró al menos en las cuatro horas y media de concierto ininterrumpido
que regalaron Familia's Cuba Represent, Explosión Suprema, Hermanos
Causa, La Guerrilla, La Mala Rodríguez (España), El Payo
Malo (España), El Swy (España), Profecía Squad, Alto
Voltaje NAE, Bajo Mundo y Onda Expansiva.
Comenzó el ruido con un previo que fue la presentación de algunos videos cortesía de la agrupación Cub@nos en la red, en la pantalla que habitualmente funciona como pared posterior del anfiteatro. Videos de Coolio, Eminem, entre otros, calentaban los motores de ébano que en su mayoría llenaron el lugar, o claros de piel a los que se les oscurecía al paso de los textos de las rolas y a la cadencia de los scratches.
El sonido era potente e invitaba al movimiento y a la reflexión, al momento de contactar mente y alma al unísono. Rostros oscuros, claros y de color trigo ?todos sudorosos? se unieron en la celebración contestataria de un género que los hizo bailar, gritar, explotar... y hasta soñar.
Abrió Familia's Cuba Represent, uno de los grupos más pinches gritones y a los que no les dieron miedo ni los mismos dioses yorubas. De hecho, también cerraron el concierto casi como ceremonia santera convocando a los párvulos al placer de vivir libres de yugos. ¿Qué es lo tuyo?, se le preguntó a un micrófono (cantante) del grupo en la parte posterior del escenario antes de su segunda aparición, ya todos pintados como sus ancestros africanos. "Lo mío es Changó", contesta y muestra en secreto los collares.
Y sí que le sirvieron de poder. Eran casi las dos de la mañana del viernes y nadie se había movido de su sitio; algunos, como cien, permanecían bailando en el escenario. Un organizador y la policía intentaban bajarlos. Pero el rapero hijo de Changó refería:
"Por qué bajar, si ya tienen arriba como 35 minutos." Sube a un amplificador valiéndole madres y lanza su botella de agua, que curiosamente cayó en los polis. Eso mostraba la esencia del hip hop: irreverencia y búsqueda.
Y es que desde el inicio Explosión Suprema, Hermanos de Causa, Onda Expansiva y Alto Voltaje hicieron estallar los bafles al ritmo de la prosa textual con letras explícitas que fueron ondas didácticas que entraron lentamente por los oídos de las y los cubanitos. Todas las bandas tienen excelente dicción y cadencia para llegar paralelos a las programaciones del hip hop y hacer el contacto con sus receptores, ellos en la introspección y ellas en el movimiento de caderas de un lado a otro. Bueno, al fin la candela la llevan en las venas.
Todos están prendidos por las coplas contemporáneas de la calle, de donde es el rap (que a su vez debe su existencia al soul y más allá, al padre blues, hecho también por almas carbón) y por el ron que se vende suelto y de forma furtiva cerca de los edificios de Alamar. La policía no lo ve. Es mínimo el consumo y hasta le da un toque de erotismo al ambiente, por sí mismo fluctuante.
Hacen su aparición los ibéricos y muestran lo que el rap español convida al cubano. A estas alturas lo que cuenta es que siempre el mismo idioma ha acercado más a esta gente. El Payo Malo (o Superflaco) grita que es prieto; habla de las broncas del barrio de Barcelona y esparce sus semillas para que se cultiven en los corazones del público. La Mala Rodríguez lo secunda, y El Swy hace lo propio.
Esto ocurre antes de que Familia's hiciera su natural performance, claro que con el auspicio de algún padrino o madrina de religión, que oculto (a) en el proscenio los protegió de cualquier mala vibra hasta que las luces se apagaron una hora después y cuando sólo quedaba el olor de un mitin de conciencia.