LUNES Ť 20 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Quiere hacer creer que existen muchos grupos armados, según documentos de PGR

Las FARP, sólo una pequeña célula del EPR

Ť Un informe revela que esa organización rebelde enfrenta una lucha interna por el control

GUSTAVO CASTILLO GARCIA

Los cinco detenidos el 13 de agosto como presuntos miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) "formaban parte de la célula encabezada por uno de los más importantes líderes del EPR", lo que pondría en evidencia que éste no se dividió, "sino que las FARP forman parte de una estrategia para demostrar al Estado la supuesta existencia un gran número de organizaciones insurgentes, y para ello actúa en células compuestas por grupos de entre seis y diez integrantes", señalan documentos obtenidos por la Procuraduría General de la República (PGR) durante las investigaciones relacionadas con las explosiones en tres sucursales de Banamex.

Los documentos, a los cuales tuvo acceso La Jornada, indican que las células del Ejército Popular Revolucionario (EPR) tienen como "premisa fundamental participar en la labor de inteligencia y contrainteligencia", y tienen como objetivo "entrar a las bases de datos y archivos de inteligencia militar y del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen)".

La madrugada del 13 de agosto, agentes de la Policía Judicial Federal (PJF) detuvieron a los hermanos Héctor, Alejandro y Antonio Cerezo Contreras, así como a Pablo Flores Alvarado y Sergio Galicia Max, durante los cateos a cuatro domicilios, dos en la delegación Coyoacán, otro en Xochimilco y uno más en el municipio mexiquense de Los Reyes La Paz.

Los cateos dieron como resultado el decomiso de 242 discos flexibles para computadora con información sobre la estructura y modus operandi del EPR, una computadora personal y dos portátiles, "documentos internos de trabajo de los rebeldes, diversa bibliografía alusiva a grupos armados, 171 mil 366 dólares, seis armas de fuego, 460 cartuchos útiles, propaganda, equipos de radiocomunicación y de escaneo de frecuencias, así como morteros e iniciadores electrónicos de artefactos explosivos de fabricación casera", informó la PGR.

Actividades de enlace

A seis días de esas detenciones, un análisis elaborado por especialistas en inteligencia de la PGR, la Secretaría de la Defensa Nacional y el Cisen señala que la documentación encontrada "ha permitido establecer que los cuatro inmuebles eran utilizados por miembros del EPR e integrantes de sus supuestas escisiones, como las FARP, para actividades de enlace y formación de cuadros".

El llamado grupo interinstitucional, que se formó a partir de los estallidos en las sucursales de Banamex, "ha documentado que los cinco detenidos participaban en esta célula del EPR, utilizando las siglas FARP en actos como los ocurridos el 15 de marzo del año 2000 en la Base Aérea de Santa Lucía, estado de México, donde se localizaron varios morteros de fabricación casera, similares a los utilizados en el ataque contra las instalaciones de la Policía Federal Preventiva, junto a la presa Anzaldo".

De acuerdo con la documentación que obra en el expediente con el cual se les consignó a los cinco detenidos, Antonio Cerezo Contreras utilizaba varios alias, entre ellos el de Alfonso Herrera Vázquez y Gustavo Alfaro Martínez. El mismo caso se presenta con su padre, Francisco Cerezo Quiroz, quien se hacía llamar Guillermo Santoyo Morelos.

Para demostrar tales señalamientos, la PGR entregó al juez tercero de distrito, con sede en Toluca, copia de cartillasdiapositiva19 del Servicio Militar Nacional con los supuestos números de serie C2108756 y A2101876, en cuyos documentos aparece la fotografía de Antonio Cerezo, pero en uno de ellos, bajo el nombre de Alfonso Herrera. Asimismo una presunta credencial de la preparatoria Benito Juárez, que lo acreditaba hasta 1996 como estudiante del quinto semestre, bajo el nombre de Gustavo Alfaro.

En el caso de Francisco Cerezo Quiroz -quien fue reconocido como militante del EPR en un comunicado de esa organización- existen licencias de conducir, credenciales de elector, de salubridad y de distintas empresas que lo identifican con el nombre de Guillermo Santoyo Morelos.

Emilia Contreras Rodríguez, madre de los hermanos Cerezo, utilizaba también el nombre de Lucía Torres Hernández en algunos documentos oficiales, como comprobantes de estudio y diversas credenciales.

El expediente no pudo ser consultado en su totalidad, sin embargo en los documentos a los que se tuvo acceso se muestran fotografías en las que supuestamente aparecen Emilia Contreras, Francisco Cerezo (desaparecidos) y sus hijos con uniformes del EPR y armas de grueso calibre.

Entre la documentación localizada en los domicilios cateados se halló una en la que se menciona la "construcción de bases secretas, que son núcleos de compañeros que sin dedicarse de tiempo completo a la lucha revolucionaria realizan labores de inteligencia y contrainteligencia, bajo la orientación de nuestro servicio de información.

"Los compañeros que serán bases secretas deberán ser fieles al partido (Democrático Popular Revolucionario-Procup), no desempeñar ninguna actividad ya sea revolucionaria o democrática abiertamente, salvo excepciones en casos así definidos y, de preferencia, deberán ser de la zona donde van a estar colocados. Cada base tendrá una clave secreta.

"Estas bases serán atendidas por un responsable de información en la zona o por los compañeros designados, pero las bases no conocerán a esos encargados, sino que informarán en algún buzón móvil. La colocación de estas bases será en lugares estratégicos, y se debe dar prioridad a las zonas donde se desarrollan acciones político-militares enemigas".

"Los documentos encontrados han evidenciado una lucha interna por el control del Procup y del EPR entre las distintas corrientes ideológicas que coexisten en su interior, obteniendo diversos nombres en claves y zonas de movimiento de algunos de los principales dirigentes", indica el análisis.

Un documento eperrista menciona que el 28 de agosto de 1996, fecha en que apareció públicamente el EPR, incurrieron "en el error táctico militar de echar toda la carne al asador; movilizamos al grueso de las fuerzas reales de nuestro partido y ejército sin dejar fuerza de reserva. No fuimos capaces de vislumbrar el error y detener la marcha y ritmo que llevábamos; aún estábamos bajo el influjo de la actitud triunfalista y de sobrestimación de nuestras fuerzas".

A partir de esa fecha, el mismo documento del EPR refiere distintos hechos que afectaron la integridad del grupo clandestino. Menciona que las detenciones de sus militantes en los estados de Guerrero y Oaxaca, en 1996, pusieron al descubierto "todo tipo de información".

Los nombres en clave de diversos comandantes son puestos al descubierto, entre ellos Hermenegildo, René, Orlando, Roldán, Francisco, Omar, Aline y Roberto; todos son calificados como "quienes sólo daban órdenes desde el escritorio, sin supervisar si realizaban bien o no su trabajo".

El documento establece que la "falta de mística revolucionaria" provocó "que se crearan dos tipos de responsables de partido: comandantes que dirigían a control remoto, y responsables político militares en el terreno de los hechos."

Según la información en poder de la PGR, la directiva nacional del EPR-PDPR-Procup se escindió; los comandantes fueron suspendidos en sus "funciones" y el comité central fue renunciado en pleno; se consideró que el movimiento había perdido "los principios revolucionarios", hasta que supuestamente a finales de 1999 hubo una recomposición que dio origen a la creación de distintas células, como las FARP, pero que siguen operando dentro del EPR.