LUNES Ť 20 Ť AGOSTO Ť 2001
Una escuela ideal en el populoso San Cosme
Despegue académico de alumnos de secundaria con el apoyo de computadoras
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
El laboratorio de física de la secundaria anexa a la Normal Superior es un "lujo" de tecnología. Para estudiar la velocidad de los cuerpos en caída libre, los alumnos de esta escuela pública ya no usan los balines y cronómetros de antes; sólo encienden su computadora, pulsan unas teclas y observan en la pantalla cómo un barril cae desde una altura de ocho metros. Repiten el experimento cuantas veces quieren y luego hacen ecuaciones y vistosas gráficas.
A kilómetros de distancia, los estudiantes de la primaria Daniel Ramírez Pérez, en la delegación Xochimilco, ni se imaginan que las prácticas de ciencias naturales se pueden hacer de esa forma. La profesora Alicia Torres recuerda que hace seis años se descompuso la única computadora que hay en el plantel. Un poderoso virus acabó con el software y adiós a las clases de cómputo.
Un moderno portal educativo (sepiensa.org.mx) será inaugurado hoy por el presidente de la República; sin embargo, son muy pocos los niños que tendrán acceso a esta página de Internet desde su escuela. De acuerdo con la empresa Microsoft, apenas 11 por ciento de las 200 mil escuelas mexicanas tienen computadora en sus aulas. En Estados Unidos ciento por ciento de los institutos educativos cuenta con este instrumento; en Brasil 60 por ciento y en Argentina 40.
Son dos realidades que polarizan aún más a la escuela mexicana. Unas cuantas convertidas en "laboratorio" de lo que la Secretaría de Educación Pública dice será la enseñanza del futuro. Mientras, en algunos planteles privados y en países desarrollados esta actividad es cotidiana desde hace 10 años o más. En Estados Unidos hay una computadora por cada 13 niños y en México una por cada 112.
Son miles los centros educativos marginados de la modernidad que deben elegir entre tener mesabancos o comprar una computadora; hay otros que ya disponen de la tecnología, pero como adorno y disputada por muchos alumnos.
Elisa Bonilla, responsable de materiales y métodos en la Subsecretaría de Educación Básica y Normal de la SEP, prefiere no aventurar cifras sobre el uso de este instrumento en la escuela porque, dice, es "un mito" que más computadoras se traducen en un mejor uso de las mismas.
A cargo de los dos principales proyectos tecnológicos de la SEP, el de Enseñanza de la Física y las Matemáticas con Tecnología (Efit-Emat) y Secundaria Siglo XXI, Bonilla admite que México está atrasado "tres o cuatro años, pero considera que esto "no es alarmante" porque en muchos países la informática se masificó en las escuelas, pero acabó en un fracaso porque los maestros no estaban capacitados ni había programas educativos adecuados.
"Hubiera sido irresponsable arrancar un proyecto de expansión si no teníamos los hilos bien amarrados, sobre todo en un país donde el dinero no sobra y tienes que saber aplicarlo muy bien. Hoy, ya tenemos experiencia y podemos iniciar un proyecto de expansión", asegura.
Alejandro Flores, director del área educativa de la oficina de Microsoft, señala que el rezago es de cinco años, pero aclara: "La industria de la tecnología va muy rápido, un año son como diez años en la normalidad". Y ubica el origen de esta "enorme brecha digital" en que los gobiernos mexicanos fueron poco visionarios y no se dieron cuenta de la importancia que fue alcanzado la tecnología en un mundo dominado por el conocimiento.
El resultado, expone, es que en las escuelas mexicanas hay dos tipos de brechas tecnológicas: una de "fierros", por la falta de computadoras, y otra de "conocimiento", porque cuando la tecnología existe es subutilizada.
Desde el descubrimiento de Internet, una máquina aislada sirve de poco. Para sacarle más jugo necesita estar interconectada y ese es todavía un sueño en los salones mexicanos. Microsoft indica que apenas 6 por ciento están conectados a Internet frente a ciento por ciento de los salones estadunidenses.
Los primeros experimentos de la SEP en el uso didáctico de la computadora datan de la década de los 80. El primero fue el COEBA, en el que se usaron programas con aplicaciones muy concretas para aprender a sumar y a escribir, así como el Logo que -según Bonilla- fracasó en todo el mundo porque partía del principio, ahora considerado erróneo, de que el niño por la exploración libre iba a aprender matemáticas y geometría sin la intervención del profesor.
En los siguientes años siguieron tímidas incursiones, hasta que la administración zedillista consideró que la plataforma tecnológica era "muy débil" y que había que promover el equipamiento de las escuelas. Marcela Santillán, rectora de la Universidad Pedagógica Nacional y pionera en la enseñanza de las matemáticas con este medio, recuerda que en los 90 se formaron grupos de expertos en proyectos de física, matemáticas y español.
Y fue en 1999 cuando el Instituto Latinoamericano para la Comunicación Educativa (ILCE) decidió integrar todo esos esfuerzos en el proyecto Secundaria Siglo XXI. De ahí surgieron unas 40 escuelas que constituyen un gran adelanto en ese rubro, a la altura de centro educativos de Estados Unidos, Gran Bretaña o Japón.
En la populosa colonia San Cosme, en la ciudad de México, la secundaria anexa a la Normal Superior se convirtió hace dos años en el primer plantel Sec XXI. Sus mil alumnos constantemente ocupan los primeros lugares de aprovechamiento escolar en todo el DF porque con ellos se prueban los modelos más innovadores, pero en esta ocasión, el proyecto Sec XXI provocó -de acuerdo con la primera evaluación- avances impresionantes en la población escolar.
En un año los alumnos mejoraron en 6 décimas su promedio en el examen de ingreso a bachillerato, una cifra que en educación significa "mucho", afirma Santillán, promotora de este proyecto.
Detrás de una puntuación tan elevada estaban los cursos de capacitación que 45 profesores recibieron durante dos meses, el entusiasmo que provocó el proyecto en la comunidad y el superquipamiento de ese centro educativo con la instalación de siete salones de cómputo especiales para biología, geografía, historia, matemáticas y física.
Para asombro de cualquier plantel privado que cuenta con su laboratorio de cómputo, cada una de las siete aulas de la anexa a la Normal dispone de al menos 10 computadoras conectadas a Internet, además de la del profesor, así como televisión, videograbadora y bocinas, impresora y paquetes de software. Los salones de matemáticas disponen además de 100 calculadoras y un video proyector, y el de física, de sensores electrónicos.
Santillán dice que esta es la escuela ideal y sería "excelente" que las 200 mil fueran así, pero es realista. Equipar un solo plantel cuesta de millón y medio a dos millones de pesos. "Si no puedes brindar este nivel de tecnología a todos los niños, es muy difícil decidir si equipas a unas cuantas escuelas o te olvidas del proyecto", reflexiona.
Pero la presión de los propios educandos es más fuerte que la falta de recursos económicos. "Esta es la generación de la computadora, nacen con ella, la ven en todos lados, en su casa en la de los amigos, en la farmacia de la esquina, juegan Nintendo. La competencia para las escuelas es muy fuerte", señala el matemático José William Gallardo, responsable de la maestría en Desarrollo Educativo de la UPN.
Y eso lo sabe la maestra Adriana Pineda. En el pueblo de San Mateo Xalpa, en Xochimilco, los cafés Internet todavía son una novedad y no hay talleres de cómputo en la escuela de la zona, pero los niños ya están imbuidos en la cultura informática. Tres de sus 30 alumnos de quinto grado entregan investigaciones obtenidas por Internet y cuando platican dejan extrañados a sus compañeros con su lenguaje computacional.
"En esas zonas pobres yo no veo computadoras en algunos años", dice el ejecutivo de Microsoft. La profesora Santillán advierte que no es una utopía conectar a las escuelas en las que no se ha resuelto el problema de las telecomunicaciones. Explica que en planteles de Oaxaca que no tienen teléfono se está simulando con éxito el trabajo en Internet. Pero esta opción también "es muy costosa".
Masificar la informática
Así, después de 20 años de una política "gradualista", como la define Elisa Bonilla, la SEP ahora sí se declara lista para masificar el cómputo en la escuela básica. La ventaja es que en algunas entidades la compra de computadoras está dejando de ser un problema. Muchos gobiernos estatales como el de Nuevo León, Aguascalientes y Jalisco tienen sus propios proyectos informáticos. Y las empresas ahora prefieren regalar tecnología, como la Fundación Televisa, que por cada gol anotado por el equipo de futbol América dona 15 computadoras.
Pero, estos esfuerzos apenas son el principio de un largo camino, pues la tecnología pronto se vuelve obsoleta como ocurrió en Nuevo León, entidad pionera en el equipamiento de todas sus escuelas, y que ahora debe cambiar miles de viejas PC 486. El otro problema es un magisterio que no entiende mucho de la cultura informática y una escuela tradicionalista que se resiste al cambio.
Ante este panorama, el maestro José William Gallardo reflexiona: "No tenemos mucho tiempo, o remontamos la brecha tecnológica o la escuela servirá para polarizar más a la sociedad mexicana."
El mundo de Vania
A sus ocho años, Vania Benítez domina el argot de la informática. Habla con sus amigas de "quemar discos", quiere chatear con los artistas, construye figuras geométricas con el programa Logo y se divierte vistiendo y maquillando a una Barbie virtual.
Mientras muchos adultos se conforman con usar la computadora sólo como máquina de escribir, Vania confiesa que para ella los ejercicios de mecanografía son los más complicados. Y los programas como Paint, Excell, Word y Logo son "más fáciles".
Cuando ingresó a preprimaria, hace tres años, recibió sus primeras lecciones de computación y ahora que está a punto de pasar a tercer año, en una primaria privada, toma un taller adicional que le ha permitido estar en el grupo de los avanzados.
Aun así es una niña que puede vivir sin la tecnología. Su mamá puso reglas en casa para evitar que la pequeña permanezca horas frente a la pantalla o acceda a solas a Internet. Y el Nintendo está prohibido.
Como no todos sus compañeros son expertos en esta tecnología, su maestra prefiere que sigan haciendo sus tareas al estilo tradicional. "Los que la hacen en computadora les sacan un ocho o un nueve, pero los que la hacen a mano, les sacan diez", cuenta Vania.
Así como su mamá o sus tías se entretenían con las muñecas de papel, Vania lo hace con una Barbie virtual. La envía a la costurera y ella misma le diseña su ropa. También la maquilla y la peina. Otro juego dirvertido es el del "autobús mágico", que lleva a un grupo de niños al planeta que ella elija.
Está consciente de las ventajas que le dan sus conocimientos: "Los otros niños no saben cómo meterse al programa más fácil que es Logo y le gritan al profesor para que los atienda". Además está segura de que en secundaria va a ser muy provechoso todo lo que ha aprendido.
Para aquellos maestros que aún temen ser sustituidos por este instrumento, Vania les da un mensaje: "A mí me gusta mucho que me hable mi maestra. Ella me trata bien y la computadora no me puede ver, no me puede decir nada". (CLAUDIA HERRERA)