Lunes en la Ciencia, 20 de agosto del 2001
Gabriel Torres Villaseñor Los universos ocultos en la ciencia de materiales Observar un mundo que nadie ve a simple vista, aquello que compone la materia que nos rodea, estudiar sus propiedades y utilizarlas en la estructuración de nuevas combinaciones de la materia con mayores aplicaciones y ventajas es una ciencia que aún no encuentra muchos espacios de desarrollo en México. Y es que la ciencia de materiales, como tal, cuenta con un desarrollo de no más de 30 años en nuestro país, refiere Gabriel Torres (México DF, 1944), uno de los investigadores que se inició en esta área cuando ni siquiera era considerada como tal. "A finales de los 60, la investigación que resplandecía era la física nuclear y la física de partículas, pero si uno se quería dedicar a trabajar con materiales, era catalogado como 'ingeniero', que en ese tiempo era un ofensa muy fuerte para un físico". Aun en contra corriente, el interés de Torres Villaseñor empezó con su incorporación a una grupo del Instituto de Física dedicado al estudio del estado sólido de la materia. En 1967, comenzó la idea de crear el Centro de Materiales en la UNAM, y pese a que el objetivo inicial era hacer trabajos y estudios de materiales para la industria de la construcción, los físicos y químicos que se incorporaron al proyecto -como el doctor Torres- plantearon otra dirección, la cual se enfocaba al estudio estructural de la materia para modificar y obtener nuevas propiedades. Con esa idea Gabriel Torres, trabajando ya para el Centro, partió a la Universidad Case Western Reserve, en Estados Unidos, donde obtuvo un doctorado en ciencia de materiales. "Salimos unos tres o cuatro a trabajar a la aventura, en un área que todavía no existía en México y que además era consideraba de segunda. De regreso, junto con un par de compañeros, diseñó la primera maestría en ciencias de materiales en 1975. Asimismo, el investigador se entregó al estudio de metales que se producían en México, como el cobre, zinc, bismuto y plomo, aun cuando al regreso del doctor Torres "la única herramienta que existía para trabajar era un horno". El problema era que los metales mencionados cada vez se utilizan menos en la industria, refiere el especialista, incluso, son considerados como nocivos. "Pero con el estudio de sus propiedades y características, se pueden lograr aleaciones seguras, útiles, a bajo precio y con mayores ventajas que otros metales más caros y que en su mayoría importamos". El doctor Torres, miembro del Instituto de Investigación en Materiales de la UNAM, logró su propósito al utilizar materia prima propia para lograr un mejor producto: el zinalco, una aleación de zinc y aluminio que mejoraba las características de cada uno por separado. El material posee la resistencia a la corrosión del zinc, es ligero como el aluminio, resistente como el acero estructural y con un precio muy accesible y mejores propiedades mecánicas. Se puede inyectar, permitiendo la fabricación de piezas elaboradas en otros materiales y se puede eliminar los pasos de transformación y ensamble. El zinalco tiene alta resistencia a la corrosión atmosférica, por lo que es útil también para cualquier configuración arquitectónica y estructural. La obtención del zinalco y su trabajo en el área de los metales le valió a Gabriel Torres reconocimientos como el premio Manuel Noriega Morales, otorgado por la OEA; el Premio Universidad Nacional, el Premio Condumex-UNAM al mejor curriculum y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1992, Innovación tecnológica, entre otros. De acuerdo con Torres Villaseñor, este material puede sustituir a otros como el fierro gris, el aluminio, el bronce o el latón, con el que, por ejemplo se hacen llaves, e incluso otros materiales y aleaciones que se podrían utilizar para carrocerías de coches. Y aunque a partir, del zinalco surgieron patentes y acuerdos de transferencia de tecnología, su implementación en el mercado no se extendió. "Insertar un material nuevo a la industria en lugares como Estados Unidos tarda unos 15 años en promedio, pero en nuestro país, en general, a los industriales les da miedo tener una mentalidad innovadora, y a su vez, la estructura económica no es suficientemente fuerte para correr el riesgo." Sin embargo, la visión del doctor Gabriel Torres es optimista y apunta que México no puede dejar de invertir en ampliar disciplinas como la ciencia de materiales, porque tenemos muchas materias y la mayoría de ellas se desperdician. (Mirna Servín Fotos: Carlos Cisneros)
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