JUEVES Ť 23 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť La banca de desarrollo debe contribuir con empresas
Necesaria, la intervención del Estado para regular el mercado
Ť Estructurar adeudos, sugieren legisladores priístas
CIRO PEREZ SILVA'
A pesar de los acuerdos comerciales y la creciente apertura económica, sigue siendo necesaria la intervención del Estado para contrarrestar los desequilibrios que provocan las fuerzas del mercado, reconocieron legisladores y asesores priístas al participar en el seminario Banca de desarrollo y pequeña y mediana empresa.
''Aun los más firmes defensores del libre mercado reconocen que el libre juego de la oferta y la demanda no siempre logra las asignaciones óptimas'', sostuvo el ex senador Rodolfo Becerril Straffon, quien aclaró que no se trata de volver a programas desgastados, pero frente a una política industrial ''que se empezó a desdibujar desde fines de los 80'' se hace necesaria la intervención estatal.
Enrique de la Madrid Cordero, diputado priísta, reconoció a su vez que la banca de desarrollo, que debería ser parte fundamental en el desarrollo industrial, turístico y agropecuario, ''ha sufrido también la inestabilidad macroeconómica que ha padecido el país en los últimos años, situación que ha deteriorado enormemente su salud financiera''.
Ambos subrayaron que el crédito es un elemento necesario, aunque no suficiente, para el adecuado desarrollo del sector productivo, pero en las condiciones actuales, de excesivo endeudamiento, la banca de desarrollo debe contribuir a abatir los niveles de deuda de las empresas a partir de programas de reestructuración de adeudos y capitalización de las mismas. ''De esta manera se estaría reduciendo el costo fiscal del saneamiento financiero, minimizando así los ya de por sí altos costos sociales y económicos que la crisis bancaria trajo consigo'', aseguró De la Madrid.
En este seminario, al cual asistió el director general del Banco Nacional de Comercio Exterior, José Luis Romero Hicks, los especialistas mencionaron que el adelgazamiento del sector público, la apertura externa y la desregulación de mercados, fueron otros factores que incidieron en el debilitamiento de la banca de desarrollo. Así, después de alcanzar un ''auge considerable'' a mediados de los 90 al otorgar un total de créditos cercano al 20.2 del PIB, en el último lustro la banca de desarrollo "pierde peso" y para 1999 sólo otorgó créditos equivalentes a 9.3 por ciento del PIB.