DOMINGO Ť 26 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť En el país se confunden conceptos sobre la materia como el acceso a la lectura, dice
La enseñanza para adultos, patito feo de la educación: experta
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
La existencia de casi 6 millones de mexicanos que no saben leer ni escribir refleja dos realidades: por un lado, que a lo largo de un siglo se ha logrado alfabetizar a la mayor parte de la población (90 por ciento), pero por otro, que tenemos una deuda social sobre todo con indígenas y con mujeres, además de que la enseñanza para adultos se ha concebido como el "patito feo" de la educación, afirma Judith Kalman, investigadora en lenguaje y alfabetización.
La jefa del Departamento de Investigaciones Educativas (DIE) del Cinvestav-IPN considera que el concepto de alfabetización se debe redefinir para que en México se pueda comprender la complejidad de este fenómeno. El problema, dice, es que en nuestro país se considera que una persona está alfabetizada cuando puede leer y escribir un recado.
Sin embargo, considera que ese es un concepto muy limitado porque países como Brasil, Estados Unidos y Francia ya diferencian entre el simple aprendizaje de las letras y sonidos y el uso más amplio de la lengua.
Esta reflexión es especialmente importante a propósito de la situación de los grupos étnicos. Dice que hablar de estas personas como analfabetas es una contradicción, y se pregunta "Ƒcómo van a ser analfabetas, si para la mayoría en su lengua no existe la escritura y en la actualidad no es necesariamente una práctica comunicativa diseminada en su comunidad?"
Sobre el uso de la computadora para la enseñanza de adultos, la doctora en Educación con especialidad en Lenguaje y Alfabetización por la Universidad de California opina que debe hacerse con cautela, porque puede ser de gran ayuda pero no lo resuelve todo. Explica que para los jóvenes el acceso a esta tecnología puede
ser muy atractivo, pero para otros puede resultar difícil, sobre todo si se les pide que sean autodidactas cuando tienen una reducida experiencia escolar.
-ƑPor qué las políticas educativas han logrado bajar mínimamente el número de analfabetos?
-La política educativa se ha concentrado en los niños y ha habido una gran expansión de la matrícula. En cuanto a los adultos, la política ha sido compensatoria, de tratar de darles una oportunidad de escuela tardíamente. El problema es que la educación de adultos suena mucho, pero en realidad es la menos prestigiada de la educación. Ser educador de adultos no es lo 'glamoroso'.
"Tenemos muchas deficiencias que superar y que se ven en las políticas, en los recursos escasos, en la carencia de espacios propios, en que depende del trabajo de instructores voluntarios que muchas veces son gente de buena voluntad, pero sin mucha información, y en cierto nivel de corrupción en los exámenes", agrega Kalman.
-ƑPor qué no podemos alcanzar tasas de alfabetización tan altas como las de los países avanzados?
-Históricamente hay grandes diferencias. Pensemos en el caso de Suecia: en el siglo XVII hubo un decreto real de que todo sueco tenía que leer la Biblia. Por eso en las casas hubo un esfuerzo enorme para que todo mundo pudiera leer la Biblia, porque era parte de una reforma religiosa. Entonces para que haya una población lectora y escritora tiene que haber una difusión de ese medio como algo prestigiado y que esté al alcance de todos.
-Sin embargo, en México se dice que hay mucho acceso a la lectura porque hay bibliotecas.
-En México se habla mucho de acceso, y yo creo que se confunde con lo que es la disponibilidad material. Acceso a lectura se refiere a las condiciones sociales necesarias para formar lectores y escritores; no es solamente poner libros en el quiosco. Para tener un acceso real a la lengua escrita es indispensable convivir e interactuar con otros lectores y escritores.
"Necesitamos políticas culturales que fomenten ese contacto entre lectores, la posibilidad de convivir alrededor de lo escrito, a fin de promover la apropiación y arraigo de diferentes tipos de lectura y escritura.
"Por otro lado, no hay que despreciar los otros usos de la lengua escrita. Es muy común escuchar en los noticieros que México es un país de pocos lectores porque se leen apenas 2.5 libros al año. Esa es una cifra engañosa porque parece ser que si la población no lee una novela u otros libros, entonces no lee nada, cuando de hecho hay evidencia de que se leen todo tipo de cosas.
Sobre las culturas ágrafas de los indígenas
-Aunque 90 por ciento de los mexicanos saben leer y escribir, existen todavía seis millones que no. ƑPor qué se han quedado marginados del aprendizaje de estas herramientas básicas?
-Dentro de esos seis millones hay una parte importante que son indígenas, que son hablantes de lenguas que no se escriben. Ellos pertenecen a culturas ágrafas, y decir que son analfabetos me parece engañoso. También tenemos mucho la idea de que leer y escribir son atributos individuales, cuando no es necesariamente así; la lectura colectiva es una práctica que se encuentra en todos lados. Por ejemplo, en las universidades medievales, cuando la gente iba a clase escuchaba la lectura de textos y no todo mundo tenía el libro en las manos.
-Las mujeres representan 62 por ciento de la población analfabeta.
-Las mujeres han estado en una situación de gran desventaja social porque socialmente no se consideraba necesario educarlas. Eso es algo que estamos tratando de cambiar y ha habido avances importantes pero no suficientes.
-ƑHay expectativas de que este número de analfabetos disminuya?
-Podríamos decir que ahora hay un pupitre para cada estudiante, y se espera que estas nuevas generaciones no tengan este problema de la misma manera. Sin embargo, este número de seis millones va a perdurar en la medida que no busquemos nuevas formas de influir con políticas educativas y culturales.
-ƑCuáles son estas nuevas formas?
-Desde 1995 se están haciendo intentos de buscar nuevos planteamientos para la educación de adultos. Primero, reconocer al adulto como adulto y no seguir jugando a la escuelita con él. Otro es darse cuenta de que el adulto necesita gran flexibilidad; asistir a las clases no es su actividad principal y es algo que hacen como pueden.