LUNES Ť 27 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Esos recursos públicos son 118% más que las utilidades obtenidas por el sistema

Los bancos recibieron $12 mil 584 millones por el pago de intereses del pagaré Fobaproa

Ť Di Costanzo: el subsidio directo de la sociedad a la banca, la extranjerización y la deuda por $800 mil millones son pruebas irrefutables del fracaso del rescate bancario

ISRAEL RODRIGUEZ

La sociedad mexicana continúa subsidiando la operación de la banca, ya en su mayoría extranjera, a través de la transferencia de recursos públicos por el pago de intereses generados por el pagaré Fobaproa, que sólo en el primer trimestre del año significó ingresos para estas instituciones por 12 mil 584 millones de pesos. Esa cifra representó 118 por ciento más que las utilidades obtenidas por el sistema bancario en conjunto.

Por ejemplo, Banco Internacional (Bital), en proceso de fusión con Atlántico -que de concretarse recibiría más de 13 mil millones de pesos adicionales- obtuvo por intereses del pagaré Fobaproa 977.1 millones de pesos, que representaron 700 veces su utilidad generada en el periodo de referencia.

Sobre el particular, Mario di Costanzo, ex secretario técnico de la Comisión para Investigar el Funcionamiento del IPAB, consideró que el subsidio directo de la sociedad a la banca y la extranjerización de ésta, así como la deuda adquirida por casi 800 mil millones de pesos como resultado del rescate bancario, son pruebas irrefutables de su fracaso.

Di Costanzo Armenta sostuvo que la ''supuesta aportación de recursos frescos al sistema bancario no ha sido evidente, ya que del total de los activos bancarios en manos del capital extranjero, 22 por ciento está constituido por los pagarés que el Fobaproa firmó como parte del rescate bancario y que ahora constituyen buena parte de la deuda del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB)''.

El también asesor externo del grupo parlamentario del PRD en el Senado de la República manifestó que el gran negocio de las fusiones bancarias y el interés de la banca extranjera por invertir en México no se basa en el mercado nacional, sino más bien en los réditos que pagan los pagarés, a los que el IPAB tiene que dar servicio.

En el caso de Banamex-Citibank, la nueva institución extranjera resultante será dueña de un pagaré a cargo del IPAB superior a los 100 mil millones de pesos, monto equivalente a la recaudación proyectada por aplicar el IVA generalizado según la reforma fiscal propuesta por el presidente Vicente Fox, generando intereses anuales por 15 mil millones de pesos.

Las compras del hispano Bilbao Vizcaya Argentaria como han sido Probursa, Banpaís, Cremi y recientemente Bancomer revelan que la deuda que el IPAB tiene con este banco por concepto de pagarés asciende a 83 mil 653 millones de pesos, que representan 22 por ciento de sus activos y le generan 14 mil millones de pesos de intereses anuales.

Esto contrasta con las declaraciones del BBVA en torno a que la operación con Bancomer implicaría la aportación de recursos frescos al sistema bancario por mil 400 millones de dólares, pero por otro lado recibirá un equivalente similar por pago de intereses.

La situación es similar en el caso del español Santander, en el que la deuda del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario con el grupo financiero es de 82 mil 800 millones, incluyendo el pagaré Serfin y representa 40 por ciento de los activos de este banco; le genera intereses anuales por 15 mil millones de pesos.

Sin contar a Inverlat-Nova Scotia, actualmente el IPAB tiene obligaciones por concepto de pagarés de saneamiento o capitalización con la banca extranjera por 290 mil millones de pesos, si se incluyen los créditos que ha recibido de Citibank por 28 mil millones y de Banamex por 30 mil millones de pesos.

Di Costanzo Armenta, también consultor económico privado, opinó para La Jornada que esto confirma y pone en evidencia la inoperancia de los programas de saneamiento y capitalización de los bancos nacionales, los cuales a la fecha superan los 500 mil millones de pesos. Además se invalida el principal argumento usado por las autoridades para llevar a cabo la operación del Fobaproa, en el sentido de que el rescate obedecía a la necesidad de asegurar la sobrevivencia del sistema bancario mexicano.