LUNES Ť 27 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť Uno de ellos acepta su participación en 4 asesinatos
Dictan prisión incondicional a 5 presuntos miembros de Baruntza
Ť Atribuyen a radicales incidentes en el País Vasco
AP Y AFP
Madrid, 26 de agosto. El juez Baltasar Garzón dictó hoy orden de prisión incondicional contra cinco presuntos miembros de la organización armada vasca ETA, acusados de integrar el comando Baruntza, desarticulado el miércoles pasado en el País Vasco.
Uno de los integrantes de la célula etarra, Ebon Etxezarreta, reconoció ante el magistrado de la Audiencia Nacional haber participado en cuatro asesinatos, mientras que sus cuatro compañeros Santiago Vicente Aragón, Javier Makazaga, Luis María Carrasco y Oskardi Jáuregui, se negaron a declarar ante el juez.
Etxezarreta admitió haber colaborado en los asesinatos del ex gobernador civil de la provincia vasca de Guipúzcoa, Juan María Jáuregui, del presidente de la patronal Adegi, José María Korta, del director financiero del Diario Vasco, Santiago Oelaga, y del comisario de la Ertzaintza (policía autonómica vasca) Mikel Uribe.
El comando Baruntza de ETA fue desarticulado el miércoles en una operación llevada a cabo por la Ertzaintza en tres localidades del País Vasco, en que los agentes detuvieron a ocho presuntos etarras e incautaron un abundante arsenal, incluidos 160 kilos de explosivos y un coche-bomba listo para ser utilizado.
Precisamente, este día, la guardia civil hizo estallar de manera controlada un automóvil sospechoso de estar cargado con dinamita y que habría pertenecido al comando Barcelona de ETA, también desarticulado desde enero pasado, aunque finalmente no se encontraron explosivos en su interior.
El vehículo fue localizado en la plaza Joanic de Barcelona, muy cerca de la comandancia de la guardia civil en la capital catalana, y se encontraba estacionado en el lugar desde enero pasado.
No obstante, una veintena de encapuchados atacaron esta madrugada, con cocteles molotov, la sede de la eléctrica Iberdrola, de Telefónica y de la cadena de radio Ser, en Irún, en el País Vasco.
Los agresores cerraron una calle con varios contenedores y lanzaron cocteles molotov contra la sede del gigante de las telecomunicaciones, aunque el edificio no sufrió daños. Posteriormente, los encapuchados atacaron la emisora de la cadena Ser, que sufrió desperfectos en su fachada.
Estas acciones se enmarcan dentro de la campaña de Kale Borroka (violencia callejera) que los radicales independentistas vascos suelen llevar a cabo todos los fines de semana.