SABADO Ť Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Brutal desalojo de la policía de unas 2 mil familias de un terreno baldío

Marcha atrás a la orden de detener a niños de la calle en la provincia de Buenos Aires

Ť "No quiero a menores detenidos, quiero a ladrones detenidos", dijo el gobernador Ruckauf

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 31 de agosto. El gobierno de la provincia de Buenos Aires dio marcha atrás y anuló la orden policial para realizar am-plios operativos y detener a niños mendigos o que viven en las calles, ante una reacción masiva de rechazo a todos los niveles.

Incluso el gobernador peronista Carlos Ruckauf se expresó esta mañana cuando dijo que "no quiero niños en los automóviles patrulleros, sino a los delincuentes que los explotan. No quiero niños detenidos, quiero a ladrones detenidos".

Pero ya la condena general se había hecho sentir. Incluso organismos humanitarios internacionales se habían expresado criticando duramente esta medida que estaba contenida en un radiograma enviado a todos los comisarios provinciales, desde la jefatura central de policía.

De acuerdo con esta orden, los operativos policiales debían realizarse en forma continua "y en caso de que los menores sean reincidentes (en cuanto a estar en las ca-lles), deberán ponerse a disposición de la justicia tantas veces como sea necesario".

El radiograma estaba firmado por el di-rector de Coordinación Operativa de Seguridad, Carmelo Impari.

Al estupor del primer momento sucedió una ola de denuncias y recursos judiciales que incluso partieron de oficinas gubernamentales de la nación, tanto de derechos humanos como del menor y la familia, o el Instituto contra la Discriminación.

Desde ayer se multiplicaron testimonios y documentos sobre los malos tratos a que son sometidos los niños indigentes, la ma-yoría de ellos torturados, golpeados y violados cuando caen en manos policiales.

El tema sensibilizó a la opinión pública y en un recorrido de esta corresponsal por distintos lugares pudimos ver refugios im-provisados en algunas iglesias o casas de familias para protegerlos.

Muchos de estos niños están con sus fa-milias en las calles, y precisamente hoy la policía desalojó brutalmente a unas 2 mil familias que se habían asentado en un terreno baldío en González Catán, partido de La Matanza, una de las zonas más po-bres del sector conurbano bonaerense.

Más de 400 policías llegaron con camiones y topadoras y arrasaron las viviendas, que daban un refugio de cartón a unas 2 mil personas, entre ellos unos 500 niños.

Los testimonios de las mujeres con niños pequeños que quedaron regadas en las ca-lles aledañas, después de una desigual e inútil resistencia, eran sobrecogedores. Muchas de esas madres enviaban a sus hijos mayores (de no más de 10 años) a pedir comida y ayuda.

A esos niños les hubiera correspondido ir a la cárcel de acuerdo con la disposición bonaerense. Al atardecer ningún funcionario había llegado y las familias se apretujaban en la intemperie.

"No tenemos futuro, por ahora lo único que tenemos es hambre y la amenaza de la lluvia esta noche", dijo un anciano que trataba de calmar a las madres".