SABADO Ť Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Drogas o boxeo, dilema de El Charly

Su banda de Bucareli lo recibió con activo para festejar el fin de tres meses de reclusión

CARLOS HERNANDEZ

Para que le sirviera de escarmiento, a El Charly lo metieron al Consejo Tutelar para Menores, pero por el contrario, le fue mucho mejor respecto a la vida que llevaba en un terreno baldío de la avenida Bucareli.

Recuerda de sus tres meses en prisión: "Me bañaba a diario, tenía tres alimentos, dormía en un colchón suave... y todo ese tiempo estuve sin probar drogas."

Ya libre, el niño de la calle regresó a su realidad: las drogas, las peleas entre bandas, la lucha por comer siquiera una vez al día, el baño semanal si se puede, el frío nocturno, la cama dura y, sobre todo, una lejana esperanza de que el boxeo le transforme la vida. torres_box_3108d

A Luis Angel Torres Armenta sus 15 años le han llegado como golpes en un cuadrilátero. Integrante de la banda La Laguna Verde, llamada así por las aguas negras que se acumulan en el terreno, El Charly estaba iniciando una carrera en el pugilismo cuando fue acusado de robar autopartes. Y encerraron, también, sus sueños de ser como Oscar de la Hoya.

Sentado en una banqueta, el adolescente ve pasar, con admiración, a los muchachos que entrenan en el Nuevo Jordán, un gimnasio cercano a la estación Salto del Agua del Metro. Viste su figura delgada con unos gastados pantalones de mezclilla, una vieja chamarra negra y tenis que hace mucho tiempo fueron blancos.

Con la vista baja y esporádicas sonrisas, un hedor de cemento envuelve sus palabras: "Fui el único que nunca recibió visitas. Mi familia ni siquiera supo que estuve encerrado, porque no quieren saber de mí mientras no deje las drogas. Una casa hogar se ofreció para ayudarme, pero yo no quise porque querían llevarme con ellos y yo prefiero seguir en la calle."

-ƑQué pensabas en ese tiempo, te arrepentiste de lo que habías hecho?

-No me arrepentí, pero ya quería salir. Por eso le pedí ayuda a los policías y hacía todo lo que ellos me mandaban: lavar sus baños, trapear sus cuartos, hacer mandados, todo lo que se les ofreciera.

-ƑY las drogas?

-Estuve tres meses sin drogarme, sin ningún vicio.

-ƑA poco estuviste en una cárcel en donde no había drogas?

-De veras, no había nada. El que sabe sí mete sus cigarros y una que otra cosa, pero yo nada, porque cuando te ven drogas o te pones rebelde hablan con el juez y te ponen otra semana, otro mes allá adentro.

-ƑCómo te sentías?

-Mi cuerpo me pedía droga, pero ya qué... no había aunque quisiera. Pero pensaba en el momento en que iba a salir, pensaba que me iba a drogar y en recuperar todo ese tiempo.

-ƑY lo recuperaste?

-Salí un miércoles por la tarde y cuatro chavos de la banda fueron por mí. Ellos me invitaron luego luego el activo. Esa fue mi bienvenida, mi festejo por salir.

-ƑQué piensas de tu futuro: el boxeo o las drogas?

-El boxeo me sigue llamando la atención, pero no cualquiera puede dejar las drogas, no es de un día para otro, sino poco a poco. A veces puedes aguantar una semana, pero a la siguiente tu propio cuerpo te lo está pidiendo. Y te lo pide más cuando estás con tus amigos, cuando tienes la tentación a la mano, como me está pasando ahora.

"Tuve que sacar la mano... y me respetaron" en el consejo

Luis Angel estuvo unos días en el consejo de Obrero Mundial 76, pero después lo llevaron a uno ubicado "allá por la salida a Puebla". Lo cambiaron, dice sin pena, "porque me vieron muy alterado, muy malo".

-ƑEntrenaste boxeo en la cárcel?

-Un poco, sólo unas cuatro peleas al principio, porque cuando llegué me querían agarrar de chamaco, de su mozo. Entonces tuve que sacar la mano y me respetaron y después me fue bien, mejor que como me va afuera.

Con la ayuda de su manejador Julio Coria, espera retomar la próxima semana su inicipiente carrera boxística: "Quiero salir adelante, quiero tener fuerzas para dejar la calle y tener un lugar en esta vida", expresa el joven originario de Santa Fe, que vaga desde los ocho años.

"Le voy a dar una última oportunidad. Ya le dije que si quiere yo le pago su estancia en una casa hogar, para que deje a su banda y se dedique por completo al boxeo", señala el ex peleador Julio Coria, cuya precaria situación económica le permite, sin embargo, pagar la mensualidad del gimnasio a El Charly, uno de esos muchos jóvenes mexicanos que persiguen la fama y el dinero con unos guantes de box.