SABADO Ť 1Ɔ Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
ZIG-ZAG
Los habitantes de Jamaica
Ť Mauricio Ortiz
DEFENDER LA PUREZA de la lengua es, además de petulante y anacrónico, algo totalmente inútil. Una lengua se muere si deja de renovarse. Inventa palabras nuevas y va descartando viejas, incorpora palabras de otras lenguas, se dice de distinto modo en las distintas épocas.
PERO TAMBIEN ES cierto que mientras algunas novedades mejoran la lengua, muchas la empeoran. Por ejemplo, la moda lamentable de decirles "jamaicanos" a los habitantes de Jamaica. Cosa que debemos al cronista Enrique Bermúdez, conocido como El perro. En su particular y tenaz cruzada por purificar nuestro idioma, a menudo sorprende con innovaciones espectaculares que luego machacará partido tras partido. Si uno se anima a gozar en su compañía de la "intensidad del futbol", además de goles altamente decibélicos tendrá "zambombazos" y "tiritititos", motes grandilocuentes, balones "donde las arañas hacen su nido", cambios de vocal que funcionan como sellos de marca, y un largo etcétera de clichés y frases hechas.
UNA DE SUS aportaciones me irrita particularmente: el "saque de esquina". No recuerdo cuándo fue que se perdió el córner, que así, en español, es probablemente el nombre más adecuado, pero tiro de esquina se hizo costumbre y no está mal. ƑQué añade la palabra saque? Por el contrario, en todo caso le quita peligro al vocablo. La diferencia entre saque y tiro es la posibilidad de terminar en gol de manera directa. El saque de portería, el saque de banda y el saque de centro rarísima vez, si acaso, terminan en las redes. El tiro libre, el tiro indirecto, el tiro de penal, todos coinciden en que desde distintas perspectivas tienen altas probabilidades de horadar la valla. El de esquina, siendo peligrosísimo, como muestra la elevada proporción de goles que se convierten en tales circunstancias, no debe ser más que tiro. ƑSerá por el efecto Bermúdez que cada vez con mayor frecuencia el jugador olvida de lo que se trata y efectivamente hace, con un pasecito ñoño, del amenazante tiro de esquina un saque inocuo? Quedará para otra ocasión analizar el uso de "ofensores" por atacantes, enlazados no con los defensas sino con los "defensores" en una "danza del área".
POR LO PRONTO nos detendremos en otra aportación notable por la vehemencia con que su autor la ha defendido. Nos tocó jugar en la isla no sé exactamente cuándo, y al comenzar la transmisión, apenas en las presentaciones, Bermúdez dijo algo como esto: "Se dice jamaicanos, ellos mismos me lo dijeron. Jamaiquino es despectivo, se debe decir jamaicano. Ellos me lo dijeron." Con todo el respeto que me merecen, quiénes son los jamaiquinos, anglo y sobre todo reggaeparlantes, para opinar sobre cómo debe decirse o no un gentilicio en español, por más que sea el que les corresponde a ellos. Habrá un ideograma chino que quiera decir México lindo y querido, y qué autoridad tendré yo para ir a decirles que no, que el último trazo de la izquierda debe tener un ángulo menos pronunciado, porque así no es nuestro carácter. Jamaicanos. Puede ser que a un locatario del mercado de Jamaica le llamemos jamaiqueño o jamaiquense, y que alguien sea medio jamaicón, pero un habitante de la exótica Jamaica no puede ser más que jamaiquino. En la palabra están el ron y las palmeras, la brisa marina, la blanquísima playa, los tesoros piratas, los pechos morenos y las graciosas caderas de la mujer caribeña, la locura rastafarian. Jamaicanos, Ƒqué añade? Por el contrario, resta sabor al vocablo, movimiento, color, ambiente.
LAS NOCIONES DE Bermúdez empiezan a arraigar en otras voces públicas. Hugo Sánchez ya dice "saque" de esquina, y uno encuentra "jamaicanos y jamaicanas" por todas partes, en medios electrónicos y escritos, en conversación con los amigos, en gritos de cantina. De pronto hasta a ti se te sale y te da coraje.
MAÑANA JUGAREMOS NUEVAMENTE en la isla, en un partido tan temido como anhelado. Por salud del idioma, es decir por salud mental, suplico a Enrique Bermúdez y a todos nosotros que sigamos diciendo jamaiquino al ciudadano de Jamaica. A la inversa de hacerlo despectivo, y ellos son quienes nos deben creer en cuestión de nuestro idioma, la terminación ennoblece el gentilicio. Así, en buena lid: hay que romperles la madre a los jamaiquinos.