MARTES Ť 4 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

MEXICO S.A.

Ť Carlos Fernández-Vega

EN UNAS POCAS SEMANAS, el de la industria azucarera pasó de ser "un problema entre particulares" -como en su momento lo definió el secretario de Agricultura, Javier Usabiaga- a un conflicto de interés público que motivó la expropiación de 27 de los 60 ingenios que, mal que bien, operan en el país.

TODO MUNDO DABA POR HECHO que por el muy personal estilo de hacer las cosas que tiene Vicente Fox en este país podría suceder todo, absolutamente todo, excepto que el inquilino de Los Pinos recurriera a prácticas remotas, totalmente contrarias a su "filosofía", y se diera el lujo de firmar un decreto que incluyera la sacrílega frase del pasado: "Se expropian por causa de utilidad pública, en favor de la nación".

ASI ES: 27 (45 POR CIENTO del universo) centrales azucareras que pasan a la nómina de las paraestatales y cuyos propietarios, según lo establece el decreto expropiatorio, "llevaron a sus empresas a perder la salud financiera, contrayendo grandes deudas ante diversas sociedades de crédito y organismos del gobierno federal, poniendo con ello en riesgo además del patrimonio de los trabajadores del campo el de todos los mexicanos".

DE LOS 27 INGENIOS AZUCAREROS expropiados, nueve (33.3 por ciento del total) eran propiedad del recientemente defenestrado Enrique Molina Sobrino; otro tanto (con igual porcentaje) del llamado Rey de la Fructosa y negociador por la parte empresarial del desastroso capítulo azucarero en el Tratado de Libre comercio, Juan Gallardo Thurlow; cinco (18.5 por ciento) del empresario-político priísta y ex senador de la República, Alberto Santos de Hoyos; tres (11.1 por ciento) de Teresita Machado (heredera del fundador Pablo Machado) y uno (3.7 por ciento) de la familia Seoane, que ahora preside, por medio de uno de sus integrantes, Carlos, la Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera.

AL SUBSIDIADO MOLINA Sobrino, quien adquirió sus ingenios durante el salinato por no más de 100 millones de dólares, el decreto le expropia las centrales de Atencingo (Puebla), La Providencia, El Modelo, El Potrero, Impulsora La Cuenca del Papaloapan, San Miguelito (Veracruz), Casasano La Abeja, Emiliano Zapata (Morelos) y Plan de San Luis (SLP). Todo indica que sólo le dejaron uno vivo: Calipam, en Puebla.

EN EL CASO DE JUAN GALLARDO Thurlow pasan a ser propiedad de la nación los ingenios Presidente Benito Juárez (Tabasco), José María Martínez (Jalisco), Lázaro Cárdenas (Michoacán), San Francisco El Naranjal, Compañía Industrial Azucarera San Pedro, Fomento Azucarero del Golfo, Compañía Industrial Azucarera (Veracruz), Ingenio El Dorado (Sinaloa) y Azucarera de Chontalpa.

ALBERTO SANTOS DE HOYOS, ex presidente de la Cámara empresarial del ramo y otra de las joyas vivientes del empresario-político, "aportó" las centrales Alianza Popular, Plan de Ayala (SLP), Compañía Azucarera del Ingenio Bellavista (Jalisco), Pedernales (Michoacán) y San Gabriel (Veracruz).

MAS MODESTA, TERESITA Machado -quien asegura que sus empresas son rentables, pero que si el gobierno del cambio se las quiere llevar, pues que se las lleve- puso a disposición los ingenios José María Morelos, Central Progreso (Veracruz) y Pablo Machado La Margarita (Oaxaca). La familia Seoane aportó La Joya, en Campeche.

ESE ES EL INVENTARIO DEL decreto expropiatorio, con nombre y apellido. Pero surge la pregunta de siempre: ƑQuién paga los platos rotos? Porque las 27 centrales azucareras que pasan -créase o no- a ser propiedad de la nación son un conjunto de empresas que adeudan hasta la respiración, no de ahora sino desde, prácticamente, la reprivatización salinista de este sector que se llevó a cabo entre 1989 y 1992.

DE HECHO, ESA FUE LA CAUSA QUE llevó al gobierno de Luis Echeverría a expropiar, ''por causas de utilidad pública y en favor de la nación", 67 ingenios privados que en el inicio de los años 70 presentaban el mismo cuadro. Siete de esas centrales azucareras se quedaron en el camino y 60 fueron reprivatizadas por el amigo de sus amigos, Carlos Salinas de Gortari.

LA DE LA INDUSTRIA AZUCARERA mexicana es, sin duda, la clásica historia de las empresas pobres, los trabajadoresingenio_miguelito miserables y los empresarios ricos, riquísimos, que hicieron infinidad de suculentos negocios -en distintos sectores de la actividad económica- con el poder político. Y es ahora el propio poder político -con otra máscara- el que en nombre de la nación le quita de encima deudas por alrededor de 3 mil millones de dólares, a cambio de un montón de fierros viejos y un mercado de exportación en crisis.

LOS EMPRESARIOS RESCATADOS, ahora, se dedicarán a comprar fructosa de importación para sus respectivas industrias embotelladoras (principalmente la refresquera) porque el azúcar -que ahora producirá el Estado- sale más cara.

LEJOS DE CUALQUIER DUDA está el hecho de que los 27 ingenios expropiados -y los que vendrán- no valen, ni con buena voluntad, los miles de millones de dólares que sus ahora ex propietarios adeudan a las distintas instituciones del gobierno federal, al fisco, al Instituto Mexicano del Seguro Social, a los productores (alrededor de 145 mil) y a los jornaleros agrícolas (cerca de 2 millones) que sobreviven en condiciones feudales.

FINANCIERA NACIONAL AZUCARERA es una de las principales instituciones acreedoras de los ingenios azucareros, cuyos propietarios adeudan a esa institución 2 mil millones de dólares, después de que en 1997 -en plena kermes del Fobaproa- otorgó a los dulces empresarios apoyos por ese monto y cuatro años después no ha visto la luz.

RECIENTEMENTE, EL BANCO Nacional de Comercio Exterior abrió líneas de crédito por alrededor de 250 millones de dólares para que los empresarios azucareros inyectaran recursos frescos a sus negocios. Pero ni así.

EN LA PRACTICA, PUES, el anunciado ayer es un nuevo rescate público (el primer Fobaproa del sexenio del cambio) ahora vestido de acto expropiatorio "en favor de la nación", a un grupo de empresarios privados ricos, muy ricos, que se niegan a asumir sus pérdidas con recursos propios. Ya se aprendieron el truco: para eso sirven los dineros nacionales y los amigos de los amigos.

 

Las rebanadas del pastel:


DICE EL BUEN PACO (GIL) que la expropiación de 27 ingenios busca proteger a la industria azucarera nacional, para que dichas centrales "no sigan siendo un hoyo negro" adonde se va el financiamiento del gobierno para el sector... Sabio concepto, pero Ƒcómo se recuperarán los miles de millones que los ahora ex dueños deben al gobierno federal?... Quién sabe, porque el propio secretario de Hacienda no tiene clara la idea: "son tan cuantiosos los pasivos y tan bajos los activos de esos ingenios que no habrá deuda con ningún accionista, sino al contrario, nos saldrán debiendo".

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