MARTES Ť 4 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Documentada, la participación de agentes de EU

Kissinger, clave para reconstruir la Operación Cóndor del Cono sur

Ť En Argentina, Chile y Francia aspiran a interrogarlo

STELLA CALLONI/II Y ULTIMA CORRESPONSAL

Buenos Aires, 3 de septiembre. Otra prueba de la participación de agentes estadunidenses en el entrenamiento de represores de la última dictadura militar uruguaya, que luego participaron en la coordinadora represiva de los régimenes castrenses del Cono Sur en la década del 70, es el caso del ex comisario de la policía Hugo Campos Hermida, ahora requerido junto a otros militares uruguayos por el juez argentino Rodolfo Canicoba Corral, quien lleva aquí adelante el primer juicio global sobre la denominada Operación Cóndor.

Ťuruguay-desaparec-protestaCampos Hermida es señalado como uno de los coordinadores de estas operaciones criminales entre las dictaduras sudamericanas y, según surge de los documentos estadunidenses recientemente desclasificados y divulgados por la organización no gubernamental National Security Archives, fue entrenado por la Oficina de Seguridad Pública Estadunidense (OPS).

El ex comisario trabajó para Dan Mitrione, enviado a Uruguay aparentemente por la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID o USAID, según sus siglas en inglés), cuando en realidad era el jefe de la OPS en el pequeño país sudamericano. La historia de Mitrione salió a luz al ser secuestrado y ejecutado en 1970 por los Tupamaros, la guerrilla que actuaba en Uruguay, acusado no sólo de adiestrar en torturas, sino también de utilizar mendigos para sus "clases", hechos reflejados magistralmente en la película Estado de Sitio, del director Costa Gavras.

Antes de pisar Uruguay, el agente había pasado por Brasil para instruir a cientos de policías que conformarían luego los grupos de elite de la dictadura militar implantada en 1964, y que se convertirían en "asesores" de otras fuerzas de la región y en participantes del Plan Cóndor.

Uno de los documentos divulgados es una traducción al inglés de una carta de Campos Hermida, con fecha de agosto de 1972, en la que lamenta el "cobarde asesinato" de Mitrione, "miembro de la oficina de Seguridad Pública" y hombre "con múltiples facetas que lo distinguían como extraordinario". Otro documento indica que el policía fue entrenado por la OPS.

Campos Hermida fue una figura clave en el Organismo Coordinador de Actividades Antisubversivas (OCOA) de Uruguay, en el que participaron también militares como José Gavazzo, reconocido por varias víctimas del centro clandestino de detención Automotores Orletti, en Buenos Aires. No sólo Mitrione llegó bajo el manto de la AID; mucho antes el coronel Robert Thierry, del FBI, fue enviado a Paraguay durante la dictadura strossnista, para formar la Policía Técnica, que dirigió Antonio Campos Alum, otro "becado" de Estados Unidos, hoy prófugo en su país, acusado de delitos de lesa humanidad y partícipe del Cóndor.

Así, la historia de esa coordinadora sudamericana del terror va cerrando, demostrando los vínculos de Washington con la operación y que el papel destacado de Chile en la concepción de la misma. El nombre de Plan Cóndor ya había sido utilizado por agentes antidrogas entre 1971 y 1973, durante operativos en la región que se caracterizaron por no respetar reglas ni leyes locales.

En los últimos tiempos la justicia aquí y de otros países ha dado pasos importantes en su intento por castigar a los responsables de este pacto criminal, desde que en junio de 1995 la justicia italiana condenara en ausencia a 20 y 18 años de prisión a los generales Manuel Contreras, ex jefe de la policía secreta chilena (DINA) y a quien se identifica como "Cóndor Uno", y a Eduardo Iturriaga Newman, ex director de operaciones de esa institución, por haber ordenado el atentado contra el ex vicepresidente democristiano de Chile, Bernardo Leighton y su esposa, en octubre de 1975 en Roma.

A finales del pasado año, el juez argentino Juan José Galeano solicitó la detención y extradicción de Contreras e Iturriaga junto al ex dictador Augusto Pinochet y otros cuatro implicados, por el asesinato en Buenos Aires en 1974 del general chileno Carlos Prats y su esposa. El juez Canicoba Corral también pidió la detención de Contreas, quien entonces volvió a ser detenido, aunque ahora acusa a la CIA y a grupos terroristas cubanos de Miami por su participación en estos hechos.

En Argentina, el general Jorge Rafael Videla, cabeza del primer gobierno de la última dictadura militar, es el primer procesado por la Operación Cóndor. En junio pasado se negó a declarar ante Canicoba Corral, quien continúa su lucha por lograr la detención y extradición de los militares uruguayos José Gavazzo, Manuel Cordero, Jorge Silveira y del policía Campos Hermida.

Así las cosas, magistrados de Argentina, Chile y Francia aspiran a llevar a indagatoria o como testigo al poderoso ex secretario de Estado estadunidense Henry Ki-ssinger, para lograr reconstruir el rompecabezas de la coordinadora represiva.

Washington no puede seguir mirando al costado. No obstante, aunque el Departamento de Estado desclasificará este mes 5 mil documentos sobre el Cóndor, cumplidos los 25 años de escrito, los que se refieren a la CIA no serán divulgados, pues son enviados para su revisión por la Agencia, la cual no está obligada por la ley a sacarlos a la luz. Y allí es donde podría estar la más valiosa información.