MIERCOLES Ť 5 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Se requiere una legislación para afrontar retos de la globalización: CTM y Concamin

Urgente, reformar la Ley Federal del Trabajo

Ť China ya desplazó a México en oferta de mano de obra barata, alertan en foro laboral

DAVID CARRIZALES CORRESPONSAL

Monterrey, NL, 4 de septiembre. Representantes de los sectores obrero y patronal coincidieron en la urgencia de una nueva Ley Federal del Trabajo, ya que la existente data de 1917 -con ligeros ajustes en 1980-, por lo que no puede seguir sin modificaciones, como si el país no hubiera avanzado nada en ese tiempo.

Señalaron que no es posible afrontar los retos de la "mundialización" de la economía sin una legislación moderna, que incentive la productividad y el empleo, mientras el país sigue ofreciendo mano de obra barata como única ventaja frente a sus competidores, y para colmo, ya fue desplazado por China en ese aspecto.

El subsecretario del Trabajo, José Mario Garza Benavides, aseguró que el gobierno de Vicente Fox "sólo servirá como mediador y conciliador entre los intereses de empresarios y trabajadores", pues "no queremos asumir un papel protagónico ni imponer una ley".

Durante la celebración del cuarto foro laboral Los retos de la mundialización, efectuado en Monterrey, el gobernador de Sinaloa y secretario de Educación y Comunicación Social del Comité Ejecutivo Nacional de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Juan Millán Lizárraga, expuso que cualquier reforma laboral debe ser resultado del consenso de todos los sectores productivos, y no de la urgencia de cualquiera de ellos, pues "en el México de hoy ya no caben las decisiones unilaterales, y tampoco se vale que se sacrifiquen resultados sociales en aras de fortalecer imágenes públicas".

Millán indicó que una forma efectiva de redistribuir el ingreso en la sociedad mexicana es mediante una reforma laboral, que establezca la obligatoriedad de otorgar a los trabajadores un estímulo económico por productividad, y asentó que la medida ha comprobado su eficacia, pues en ocho años la mayor parte de los salarios contractuales sufrieron una pérdida en el poder adquisitivo; pero 8 por ciento tuvieron un aumento real, y ese 14 por ciento de los trabajadores del país que están amparados con un contrato colectivo casualmente son los que tienen cláusulas de productividad.

Dijo que de acuerdo con estudios de la CTM, en 1972 la participación de los salarios en el producto interno bruto (PIB) del país era de alrededor de 41 por ciento, y para finales de la década pasada había bajado a 32 por ciento, y esos nueve puntos porcentuales del PIB perdidos en poco más de 25 años significaron un "despojo" de más de 300 mil millones de dólares en perjuicio de los trabajadores mexicanos.

Si ese "despojo" se hubiera ido a la creación de fuentes de empleo, quizá no sería tan malo, pero si solamente se cargó al enriquecimiento del sector empresarial, entonces no se tuvo conciencia real del daño que se le estaba causando al país, y así se vio con la crisis de 1995, que ocasionó la muerte de miles de empresas, que ante el achicamiento del mercado interno y su incapacidad para competir internacionalmente tuvieron que cerrar.

El mandatario de Sinaloa expresó que por cuidar los grandes números, en los últimos años se desatendió la economía real. "Los trabajadores no quieren desorden macroeconómico, pero tampoco aceptan que sobre el esfuerzo de ellos se edifiquen mansiones para beneficio de unos cuantos, y que en aras de conservar la estabilidad de los mercados financieros se dejen de atender apremiantes necesidades de muchos sectores productivos, de pequeñas empresas y, sobre todo, de trabajadores y sus familias."

El cetemista se pronunció por un ajuste al modelo económico para fortalecer el mercado interno, a través del mejoramiento de los salarios, pues aseveró que en la actualidad no es posible postergar el bienestar social de los trabajadores, y esto tiene que ser producto de una política pública, pues México no alcanzará su pleno desarrollo si nos limitamos a las respuestas lógicas de las fuerzas del mercado.

La transformación que demanda el país, dijo Millán, requiere que el gobierno no sea autor privilegiado en las decisiones políticas, económicas y sociales, pero que tampoco sea irresponsable frente a las necesidades y rezagos colectivos.

En tanto, el presidente de la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin), Javier Prieto de la Fuente, coincidió en que la ley laboral mexicana tiene un atraso de 30 años, y no puede mantenerse como si el país no hubiera cambiado.

Coincidió con Millán en que es necesario fortalecer el mercado interno para que México no esté supeditado a que le vaya bien a Estados Unidos para tener crecimiento económico y empleos productivos y bien remunerados.

Prieto de la Fuente dijo que es urgente una reforma laboral que haga a México más competitivo. Citó que en 1988, cuando el país entró al esquema de globalización, sólo contaba con mano de obra barata como factor de competencia, y aunque ha logrado avances importantes en cuanto a mano de obra calificada y se ha convertido en el segundo país que atrae más inversión extranjera, China recibe tres o cuatro veces más capitales "y cuenta con mano de obra más barata que nosotros", además de que tiene un segmento de población altamente calificada, que se prepara en las mejores universidades estadunidenses.

Finalmente, Prieto indicó que "no podemos permitir que sindicatos extranjeros vengan a México a decirnos cómo debemos organizarnos, porque van a pedir que las condiciones y los pagos sean iguales que en Estados Unidos, lo cual sería una falacia".