JUEVES Ť 6 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť El titular de la Filarmónica de la Ciudad de México habla en entrevista con La Jornada

La música es un acto íntimo entre atrilistas y director, expresa Mester

Ť Durante muchos años la orquesta se aburría tocando obras muy conocidas, señala

Ť Comienza el sábado su temporada Otoño 2001 en la sala Silvestre Revueltas

ANGEL VARGAS

El hecho de que la Filarmónica de la Ciudad de México sea considerada la mejor orquesta del país a tres años de su nombramiento como director titular no marea a Jorge Mester, quien con modestia explica que detrás de ello no hay más misterio que mucho trabajo y un gozo compartido entre todos los atrilistas por hacer música con alegría.

mester_filarmonica_0509aRechaza que haya tenido o tenga la obsesión de construir una personalidad sonora para el agrupamiento, y aclara que su mayor prioridad ha sido siempre hacer música y que la orquesta no sólo se sienta bien realizando su trabajo, sino que lo disfrute a plenitud.

''Lo de la personalidad es algo que compete a otros decirlo; además es un proceso que se da automáticamente con el trabajo y de manera muy fácil: si algo no suena como lo escucho dentro de mi oído, hago cambios, pido un sonido tal o cual y los músicos se van acostumbrando hasta que ya no es necesario hacer mayores señalamientos. Es como estar casados, llega el momento en el que no se necesita hablar mucho para decir muchas cosas", abunda.

Tocar con estilo propio

Jorge Mester concede la entrevista a La Jornada en un contexto en que la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) es noticia por varias circunstancias: la prórroga del contrato del director hasta diciembre, pues el anterior vencía el próximo día 16; el nombramiento del pianista Alberto Zuckermann como gerente del agrupamiento y el comienzo de su temporada Otoño 2001 este fin de semana.

Destaca también que hasta la fecha continúan los trámites en el Gobierno del Distrito Federal para que la orquesta sea transferida administrativamente de la Secretaría de Desarrollo Social al Instituto de Cultura de la Ciudad de México.

-Cuando asumió la titularidad de la Filarmónica de la Ciudad de México, ¿tomó como parámetro a alguna agrupación de renombre internacional?

-Eso es algo que dicen muchos directores, pero yo tengo el concepto de cómo debe sonar cada obra y trato de que eso salga así como lo oigo, nada más. No tengo un plan grandioso de que las cuerdas suenen como Viena. Somos la Filarmónica de la Ciudad de México y hacemos las cosas a nuestro estilo.

-Entonces, ¿lograr renombre no es una de sus pretensiones?

-Pienso sólo en la orquesta, me interesa que los músicos se sientan a gusto, que toquen con interés, como lo hacen, y que se entreguen completamente, como se puede ver en los conciertos. Es lo único que quiero.

El perfil de la programación

-¿Cómo evalúa su estadía al frente de la OFCM? ¿Le ha impreso un sello?

-Cuando asumí la dirección los músicos estaban muy aburridos y mi llegada, posiblemente, lo que hizo fue imprimirles emoción, como si yo fuera una nueva novia, con la cual aún viven una luna de miel.

''En cuanto al sello, hay quienes dicen que ya lo tenemos. Me alegro que digan que somos una de las mejores orquestas del país. Pero no hay gran misterio detrás de eso: sólo se deben tocar las notas como están escritas y ya con eso es mucho.''

-Entonces, ¿dónde está o en qué radica su toque personal?

-Mi idea es trabajar como si fuera música de cámara. En ese repertorio cada intérprete tiene mucho entusiasmo, porque es consciente de lo importante que es su parte. Trato de manejar a la orquesta como si fuera un ensamble porque para mí la música es un acto íntimo, entre los músicos y el director, y no me importa si dirijo a tres o a 300.

-¿Cómo logra tener contentos a los músicos?

-Buscando el perfil interesante a la programación. Además era una orquesta que durante muchos años estuvo aburrida y acostumbrada a tocar música muy conocida con cierto relajamiento. Cuando a los músicos les recuerdo los detalles de esas piezas les interesa mucho, porque ven algo interesante que han omitido. No los tengo en constante sorpresa, aclaro, sino en el descubrimiento de lo que ya sabían pero no hacían.

-¿Con qué criterio estructuró el programa de esta temporada de otoño?

-Con el de que tanto los músicos de la orquesta como yo lo disfrutemos. Es una temporada muy placentera, en cada programa hay obras que no se han hecho en muchos años. Busqué que no se regresara a sinfonías de Chaikovsky o la Novena de Beethoven. Pienso que será de mucho agrado para el público. No hay una sola obra que aburra a la orquesta. Soy un músico más en el escenario y me daría mucha vergüenza repetir cosas.

Los conciertos de la OFCM se realizarán, como es costumbre, los sábados y los domingos a las 18 y 12:30 horas, respectivamente, en la Sala Silvestre Revueltas del Conjunto Cultural Ollin Yoliztli (Periférico Sur 5141, colonia Isidro Fabela).