JUEVES Ť 6 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
CUIDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Ť Un cuento de cerditos
Ť Semejanzas y coincidencias
CUENTAN QUE había una vez 27 marranitos muy bien criados, bien puestos de jamones y de regular alzada, principalmente por su edad, pero en pleno desarrollo. Dicen los que los vieron crecer que en el corral del pueblo se pusieron chulos de bonitos hasta que sus dueños originales -que los habían abandonado flacos y moribundos- fueron a reclamarlos.
EN EL pueblo hubo tristeza durante un buen tiempo, los habitantes llegaban hasta la porqueriza y, aunque les hiciera falta, gustosos se desprendían de algo de sus alimentos para cumplir con la tarea de engordar a los animalitos.
FUERON TIEMPOS difíciles, el pueblo se llenó de pobres y la engorda de los cerdos era en verdad un sacrificio. En muchas ocasiones una familia completa se vio impedida de crecer en sus bienes por mantener el ritmo de alimentación de los 27 marranos que tragaban diario y por montones.
DURANTE AQUELLA época hubo también quienes robaron los alimentos que el pueblo llevaba a los animales y aunque se les descubrió, muy pocos, casi ninguno, fueron juzgados y castigados.
DE CUALQUIER forma los animales crecieron y mejoraron a pesar de los hurtos. Eran el orgullo de la gente. Así los puercos prometían alimentar y llevar beneficios a los habitantes del pueblo que seguía llevando el alimento con puntualidad religiosa.
Y ENTONCES, ya crecidos y gorditos, hasta el punto que se describe al principio, llegaron los "dueños", los mismos que alguna vez los abandonaron en el arroyo casi muertos, desnutridos y enfermos, y se los llevaron.
LOS METIERON en una porqueriza de lujo, dicen que hasta jacuzzi les compraron. Día con día los miraban con las ganas de hacerlos chicharrón, pero les faltaba peso y edad, así que para no matarlos decidieron sangrarlos poco a poco y vender, a quien podían, el líquido que se extraía a los marranos.
EL PRODUCTO de aquellas ventas hizo ricos a los dueños que se prodigaban en favores a otros hombres con mejores corrales y otros animales, rancheros con mucho poder y llenos de ambiciones.
PERO CON el tiempo el corral de lujo llegó a estar peor que la porqueriza del pueblo y los animales se volvieron a poner flacos y enfermos. Ya no servían ni para la venta ni para el chicharrón, estaban casi muertos.
POR ESO los dueños planearon paso a paso la nueva estrategia. Primero depositaron a los marranos en el arroyo. Después llamaron la atención del pueblo y por último pidieron a la misma gente que pagara un precio bajo, no muy alto, por lo que quedaba de aquellos cerdos a los que se disponían a sacrificar.
LA GENTE miró sin desconfianza a los dueños y con lástima a los marranos y pagaron, se los llevaron y los volvieron a alimentar aun a costa de su propia comida. Los marranos, con mucha dificultad y muchísimo alimento, sanaron y recuperaron el peso perdido.
UNA VEZ más el pueblo dijo que esta vez sí sería para el beneficio de todos, pero regresaron los dueños y volvieron a reclamar sus animales. Dijeron que el pueblo actuaba con deslealtad, que ellos habían vendido los animales porque nunca creyeron que pudieran revivir, que el revivir a los animales les había costado tanto porque entre la gente del pueblo había rateros y que por fin ellos se podrían hacer cargo de los cerdos para evitar que el pueblo siguiera gastando de su bolsillo.
FUE UNA campaña larga, costosa, pero al final el pueblo sucumbió. Los marranos pasaron otra vez a manos de los dueños. Los sangraron igual que la primera vez, pero ahora fue con más cuidado. Tardaron un poco más, pero aumentaron su fortuna y antes de que los puercos quedaran en los huesos y aun con la posibilidad de volverlos a "entregar" al pueblo, decidieron venderlos a unos rancheros norteños con mucho dinero y convencieron al pueblo de que no podía haber marranos sin chiqueros.
TOTAL, LOS dueños también se hicieron de los terrenos donde alguna vez se había criado a los animales y allí mismo se construyó una empresa grandota para la matanza y la transformación de los productos porcinos.
Y ASI, después de algún tiempo, los marranos, aquellos a los que alimentaron aun a costa de su hambre, volvieron a manos de la gente del pueblo, sólo que ahora convertidos en un costoso jamón por el que tenían que pagar IVA.
MORALEJA SUCIA: Todos los negocios de marranos, empobrecen al pueblo1.
Empresas de cola
Y YA que abordamos el tema de los negocios, corre la especie de que los 27 ingenios azucareros serán vendidos dentro de muy poco tiempo, cuando se les saque a flote, a las principales empresas consumidoras del endulzante: las refresqueras.
ENTONCES LAS empresas productoras de bebidas refrescantes tendrán en sus manos y para su manejo el principal insumo de su industria, el azúcar, y los terrenos donde se produce.
TOTAL, EL gobierno habrá de hacer todo lo posible para intentar esta nueva aventura que dé ventajas a los empresarios, no obstante que ellos, los empresarios, casi todos han demostrado una y otra vez que tanto en política como en el manejo de los bienes que deberían estar en manos de la gente, son un fraude.
1 CUALQUIER SEMEJANZA entre la historia de los marranos y los empresarios, es pura mala leche.
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