Ť Dos goles de penalty y una excelente jugada de Blanco y El Cabrito movieron la pizarra
México no supo aprovechar la miseria futbolística de Trinidad; sólo ganó 3-0
Ť El equipo visitante apostó a echarse atrás y tratar de sorprender con base en contragolpes
MIGUEL ANGEL RAMIREZ
Lo único que trajo Trinidad y Tobago fue un amparo contra la goleada, mientras que México no supo exprimir la miseria futbolística de los visitantes. Con todo el 3-0 de anoche en el estadio Azteca le sirvió al Tricolor para encender más la luz del sueño mundialista. Con sus 13 puntos, ahora está de la mano con Estados Unidos en el tercer lugar del grupo.
Trinidad y Tobago salió con precauciones de forajido. Se quedó todo el tiempo en su cancha, tratando afanosamente de que México no encontrara un camino para hacerle daño, y le mandó un marcaje personal a Cuauhtémoc Blanco, quien aun así fue nuevamente el hombre desequilibrante de los anfitriones.
El delantero mexicano se quejó muy pronto con el árbitro canadiense José Farias, porque el defensa Thomas Keyeno se quería quedar con su camiseta con tal de detenerlo en sus escapadas. Al minuto seis, Blanco se desesperó y agredió a su guardián en la narices del silbante. El canadiense hizo como que iba a sacar una tarjeta, pero perdonó a Cuauhtémoc, lo que provocó un conato de bronca.
Tres minutos después, Blanco remató con la cabeza dentro del área y el portero Shaka Hislop sacó el balón prácticamente de la línea de gol. Como se esperaba, eran pobres los recursos de los visitantes, pero mostraban una voluntad de hierro al defenderse.
El Tricolor buscó más atacar por la banda derecha, vía Jesús Arellano, y al 14 parecía que empezaba el manantial de anotaciones, pues Jared Borgetti remató el centro del Cabrito, pero el silbante anuló el gol por fuera de lugar.
El portero Oscar Pérez tal vez estaba pensando en incluir esta noche en sus vacaciones, pero al minuto 19 se arrepintió. Claudio Suárez se equivocó al retrasar un balón, y dejó bien perfilado a Avery Jhon, pero éste cruzó demasiado su disparo y desaprovechó la única oportunidad de los suyos.
Vientos fúnebres para la selección de Trinidad y Tobago
Los vientos fúnebres para Trinidad y Tobago llegaron al minuto 23, cuando el árbitro marcó un penal a Belfon sobre Blanco. Alberto García Aspe se encargó de concretarlo, pese al lance del portero, que sólo adivinó la trayectoria del balón al lanzarse a su izquierda.
Con la inauguración del marcador, los del Tricolor evitaron ya entrar en el juego rudo del rival. Se calmaron, pero no mejoraron su accionar, ni encontraban por dónde llegar con peligro a la meta de Hislop. Además, sufriera la baja de Palencia por lesión. El público, que no colmó las tribunas del Azteca, empezó a desesperarse con los toques laterales.
Soberbio taconazo y excelsa definición
Los silbidos se convirtieron en aplausos poco antes de irse al descanso. Al 43, Arellano cedió para Blanco por la derecha, Cuauhtémoc le regresó el balón con un soberbio taconazo, y el Cabrito se quitó a un rival con la pierna izquierda y definió de manera impecable con la derecha para el 2-0.
A los cinco minutos de arrancar la parte complementaria, más de uno llegó a pensar que todavía se podía dar el festín de goles, pues Belfon dejó en inferioridad de número a su equipo, al mostrarle a Borgetti sus dotes en las artes marciales, con la patada que le propinó.
Pero el Tricolor no se animó ni con la ola en la tribuna. El recurso del centro al área, principalmente, resultó estéril, mientras que la visita recurría más que nunca a los golpes arteros.
Al minuto 82, el portero Hislop se confundió con las yardas que todavía se veían en la cancha, (debido al partido que el lunes 27 de agosto protagonizaron Dallas y Raiders) y tacleó sin ninguna necesidad a Johan Rodríguez. El árbitro, de origen chileno pero naturalizado canadiense, se tardó una eternidad en marcar el penal, y por eso los de Trinidad y Tobago no sólo le protestaron airadamente, sino que se plantaron todos en el área, tratando de impedir el cobro.
Cuando terminaron su berrinche llegó Cuauhtémoc Blanco y anotó el 3-0, y le puso un poco más el antifaz de belleza al triunfo.