VIERNES Ť 7 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť La inercia podría implicar nuevas formas de autoritarismo, advierte Diego Valadés

Habrá reforma del Estado, pero no podemos marcarnos calendarios: Juan Molinar Horcasitas

Ť Jorge Carpizo estima que se pueden dar pasos hacia una mejor ingeniería constitucional

Ť Según Manuel Camacho, la revisión de la Constitución es vista por algunos como un riesgo

KARINA AVILES

Académicos, políticos y funcionarios públicos debatieron ayer la viabilidad de una reforma del Estado, encuentro durante el cual el subsecretario de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación, Juan Molinar Horcasitas, afirmó que habrá reforma e incluso delineó su agenda. No obstante, dijo que "no podemos marcarnos calendarios que compriman como camisa de fuerza".

En tanto, el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Diego Va-ladés, afirmó que si no se cambia la estructura y el funcionamiento de los órganos del poder, la inercia acabará por imponer sus propias leyes y podría implicar nuevas formas de autoritarismo.

Por su parte, el ex comisionado para la paz en Chiapas, Manuel Camacho Solís, expresó que para el presidente Vicente Fox Quesada la reforma del Estado no ha sido el eje de su acción política y para la mayor parte de los partidos la revisión de la Constitución ha sido vista como un asunto lleno de riesgos.

Al expresar que la interrupción de la reforma pactada de Estado tiene diversas explicaciones, consideró que nada justifica que en términos de la consolidación de la democracia se pierda un sexenio y aun una década, y señaló que "en la reforma del Estado ya se perdió un año".

Jorge Carpizo, ex procurador general de la República, consideró a su vez que se pueden dar pasos hacia delante en una mejor ingeniería constitucional que asegure las libertades de los mexicanos.

El escenario ideal

Convocados por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM en el seminario Estrategias y propuestas para la reforma del Estado, Molinar Horcasitas manifestó -en el auditorio Fix Zamudio- que el Congreso de la Unión es el "escenario fundamental" para cualquier reforma de la Constitución.

Los puntos de la agenda de la reforma que delineó son los siguientes: perfeccionamiento de la estructura de los órganos del Estado, atribuciones de los poderes, formas de integración de los órganos del Estado, competencias entre la Federación, estados y municipios, análisis de los instrumentos de control de la acción del Estado, mecanismos que den plena transparencia a la acción del Estado y permitan una efectiva rendición de cuentas.

Enfatizó que la Constitución es un acuerdo político nacional por excelencia y, por lo tanto, su reforma y su revisión integral requiere de la consolidación previa de un acuerdo político nacional para desarrollarlo positivamente.

Respecto de los tiempos, afirmó que estos serán los que marquen los actores políticos, y aseguró: "No podemos marcarnos calendarios que nos compriman como camisa de fuerza ciertos periodos".

Diego Valadés destacó que sin una estrategia que haga viables los cambios necesarios todo proyecto será inútil, y que de no existir una estrategia adecuada puede iniciarse una ruta de colisión que tiene como estaciones intermedias la parálisis y la tensión en aumento entre los agentes políticos, además de la frustración acumulada entre los gobernados.

Subrayó que para comprometer a todas las fuerzas políticas y para involucrar a la sociedad en torno a un proyecto, no basta con una posición voluntarista que se diga "hágase el cambio".

A la democracia, enfatizó, no se puede arribar por accidente ni mediante imposición, a la democracia se llega por los me-dios que ella misma supone: el entendimiento de los opuestos y la conformación de un apoyo social eficaz, en un espacio de libertades.

Agregó que el hecho de que se haya propuesto una reforma fiscal sin hacer previamente los ajustes a la organización y funcionamiento de poder, indica que "no se estaba pensando en términos de modificar la estructura autoritaria del poder" y se quería llevar a cabo una reforma que prescinda de acuerdos y consensos elementales entre las fuerzas del país.

"La estructura autoritaria dentro del propio orden constitucional mexicano sigue vigente, no ha sido modificada", afirmó.

Camacho Solís expresó que los políticos más sagaces y experimentados del Partido Acción Nacional se dieron cuenta de que una transición tenía el doble riesgo de "terminar dándole al Presidente un poder plebiscitario que debilitaría al régimen de partidos y al PAN, o de no darse esa solución plebiscitaria, de debilitar al mandatario pa-nista y al gobierno panista".

Añadió el ex regente de la ciudad de México que el argumento de los políticos más experimentados del Partido Revolucionario Institucional ha sido que "un proceso de cambios institucionales mayores es en extremo peligroso al tener del otro lado a un Presidente que podría utilizar su popularidad para construir un poder plebiscitario legitimado por un acuerdo y un cambio constitucional".

Por su parte, Jorge Carpizo subrayó la ne-cesidad de contar con protecciones jurídicas para cautelar los derechos humanos frente a los grandes conglomerados de ca-rácter privado, pues tradicionalmente se ha dicho que los derechos humanos nada más son violados por el poder público.